En un potente y divertido discurso, José Antonio Fernández Bravo, profesor de matemática, Doctor en Ciencias de la Educación, investigador y escritor, comparte el secreto de sus innovadores métodos de enseñanza.
“Seguro que los niños y las niñas que has tenido como alumnos han aprendido mucho de ti, ¿tú qué has aprendido de ellos?”. Esta es una de las preguntas que hace el profesor José Antonio Fernández Bravo en una emotiva charla centrada en su experiencia como docente. Fernández, a quienes muchos llaman “Maestro”, es también Doctor en Ciencias de la Educación, investigador, escritor, y cuenta con tres maestrías sobre lógica, formación del profesorado y diseño educacional.
En su charla (realizada en el marco de una iniciativa llamada “Aprendemos juntos”), utiliza un toque de humor para explicar lo que para él significa enseñar y en todo su discurso, convierte a los niños en protagonistas de su mejora y crecimiento profesional. Fernández cuenta varias anécdotas vividas en el aula y a raíz de éstas, comparte reflexiones sobre su rol como docente en los procesos de aprendizaje.
Su charla dura más de una hora, pero en las redes se han destacado 7 minutos en los que enumera, con ejemplo, qué es lo que ha aprendido de sus estudiantes. Y, ¿qué es lo que ha aprendido? Esto es lo que dice:
1. “Yo lo que he aprendido de ellos es a ser maestro. Fueron los niños los que me enseñaron a enseñar”.
2. “Aprendí a enseñar desde el cerebro del que aprende”.
3. “Aprendí a adaptar mi mirada a su mirada infantil”.
4. “Me enseñaron a escuchar. Pero escuchar es preguntarse por qué dicen lo que dicen, por qué hacen lo que hacen. Yo creo que académicamente, el método científico ha recogido la palabra “escuchar” y le ha puesto un sinónimo que es “investigar”. En definitiva, si nos damos cuenta, lo que hace cualquier investigador es escuchar. Es escuchar. Es contar con el otro. Es ver qué te dice el otro o lo otro con lo que puedes contar. Yo creo que también tenemos que escuchar en educación, y cada vez más.
5. ¿Qué me enseñaron los niños? Todo. Me enseñaron que no existe método de enseñanza superior a la capacidad de aprendizaje de la mente humana.
6. “Me enseñaron que cuando mi método falla, que cuando lo que yo tengo planeado no llega a producir el aprendizaje deseado, no puedo decir que el que tiene dificultades es el niño que me mira. Tengo que plantear modificar el método que llevo. Porque yo creo que no hay método de enseñanza superior a la capacidad de aprendizaje de la mente humana”.
7. “Esto me lo enseñaron. Me enseñaron a callar para que hablaran ellos. Son tus silencios los que conquistan su voz. Me enseñaron todo. Y me siguen enseñando todo”.
Observar, escuchar y enseñar desde “el cerebro del que aprende”, parecen ser los pilares fundamentales de la pedagogía de Fernández. Pero además de esto está el amor, el amor por su trabajo y el amor por aquellos a quienes dirigen su trabajo: los niños. El autor de cientos de obras sobre educación y aprendizaje, ha sido reconocido nacional e internacionalmente por su innovación y por la brillante adaptación de su rol en la didáctica de la matemática. Pero además ha sido reconocido porque sabe muy bien lo que hace y para quién lo hace: “una de las finalidades de la educación es adquirir conocimiento, pero también lo es la de desarrollar la observación, la intuición, la creatividad, el razonamiento, y las emociones”.
En ese sentido, según él, los objetivos de quien enseña deberían ser provocar sonrisas en el que aprende, abrir la mente para escucharles, despertar la curiosidad, “desarrollar la creatividad y las creatividades, la curiosidad y las curiosidades, la inquietud y las inquietudes”. Además, permitir que crean en sí mismos, “lograr que sean los creadores de algo y que sean conscientes de ello… que participen con el mundo y que dialoguen con el universo utilizando la claridad, el empeño, el trabajo y el amor”.
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