El día que ganó el Premio Nobel de Literatura, el autor dedicó su triunfo a esta profesora de la escuela Montessori donde aprendió a leer y escribir.
Rosa Fergusson siempre se sintió orgullosa por haber sido profesora de Gabriel García Márquez. Según sus familiares, nunca dejó de leer sus libros y conservaba toda la colección en su casa. Además tenía marcados los párrafos donde aparecía su nombre o donde el autor se refería a ella de alguna manera. Rosa Fergusson era hija de un británico y una colombiana. Según se relata en varias biografías de “Gabo”, era una mujer bella que se convirtió en profesora cuando tenía sólo 16 años. A esa edad, ella quiso viajar desde su pueblo, Aracataca, hacia Bogotá (capital de Colombia), o hacia Barcelona (España), lugares donde podría aprovechar una beca de especialización que le había otorgado el gobierno de su país.
Su madre se opuso. Entonces, la profesora recibió un dinero que le dieron sus padres para abrir una escuela en el pueblo y dirigirla.
De esta manera nació el Instituto Montessori de Aracataca, donde en el año 1933 conoció a ese niño que llamaban “Gabito”. Rosa nunca imaginó que aquel niño introvertido, callado y aplicado se convertiría en una celebridad del mundo de las letras, sin embargo, intuía que su alumno tendría grandes logros por su prodigiosa memoria. Podría decirse, entonces, que siempre creyó en él. Según contó en una entrevista que le hizo el periódico El Tiempo, Gabo “era el único capaz de repetir una historia casi textualmente después de que yo se la leía”.
No se había hablado mucho de Rosa en el mundo, hasta que la periodista Beatriz Parga decidió entrevistarla por una petición que le hizo el autor. Así se supieron estas y muchas otras cosas, pero sobre todo, se hizo evidente el impacto de esta mujer en la vida de uno de los escritores más importantes del siglo XX. Parga cuenta que Gabo vivía fascinado con ella. “Siempre fue mal estudiante, excepto cuando estuvo con ella. Todo el universo se concentraba en ese salón de clases”, relató la periodista en el diario La Jornada.
Se dice que Rosa fue el amor platónico del autor, y su inspiración en muchas historias.
Pero otro hecho innegable es que fue ella quien le inculcó el amor por los libros, por la literatura. De hecho, cuando García Márquez ganó el Premio Nobel de Literatura en 1982, le dedicó el triunfo a su maestra de primaria y se refirió a ella como la persona que le “enseñó a amar la literatura” en aquella escuela donde aprendió a leer y escribir. “Dedico este premio a mi primera maestra del colegio Montessori de Aracataca, que a los 5 años me enseñó a amar la literatura”, dijo en una conferencia de prensa en Estocolmo, Suecia en 1982.
Rosa falleció en noviembre de 2005 a los 96 años y ahora, su historia se seguirá contando.
A partir de la novela La maestra y el Nobel, escrita por Parga, se hará una película que probablemente salga a la luz en 2019. Niels Juul será el responsable de esta adaptación que busca contar la historia de esa profesora que inspiró a García Márquez de tantas formas. Será una historia que reflejará, una vez más, la relevancia de los docentes en la vida de las personas.
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