Suma 18 años como profesor en el programa de estudios de italiano de la Universidad de Saint Louis (Estados Unidos) y se ha convertido en todo un referente por su estrategia pedagógica. Una que nos demuestra que enseñar y aprender puede ser divertido.
A Simone Bregni (Asti, Italia) siempre le gustaron los idiomas, también enseñarlos. Tanto, que mientras cursaba la secundaria en el Liceo Classico V. Alfieri de Asti, daba clases particulares de inglés, latín y griego. Pero no fue hasta hacer un Doctorado en Italiano, en la Universidad de Connecticut, que se enamoró por completo de la enseñanza. Especialmente porque en la sala de clase fue donde pudo juntar dos pasiones: los idiomas y los videojuegos.
“Desde la década de los 80 que era parte de un grupo de videojugadores de Italia y de otros países de habla no inglesa, jugaba y escribía sobre juegos. Llegué a probar algunos enfocados específicamente en mejorar y ejercitar el conocimiento en inglés, que era el idioma dominante de esa época. Recuerdo que en 1985 yo jugaba en mi Commodore 64 un juego llamado ‘Alter Ego’. Era una aventura de gran factura, creada por un grupo de psicólogos, con una gran interfaz para la época. Después de un breve examen de personalidad, el juego te permitía vivir, hasta cierto punto, otras vidas, donde había que tomar decisiones morales como ser o no ser buena persona y de estilo de vida, como fumar o hacer deportes. Era muy atractivo, y yo solía jugarlo con un diccionario cerca. Desde entonces, recuerdo que siempre tuve una novela en inglés en mis manos, para mejorar mis términos y mi compresión”, recuerda Simone.
De esa forma, se dio cuenta de que los videojuegos eran una gran herramienta pedagógica y por eso desde 1997 los ha integrado a sus clases de italiano en Estados Unidos, país al que se mudó en 1994 para realizar un doctorado. Allá ha dado clases con la estrategia de enseñar italiano con el uso de videojuegos, a tal punto que en 2016 presentó y ganó un proyecto para una beca de investigación en el Reinert Center for Transformative Teaching and Learning de la Universidad de Saint Louis, un centro de formación y tecnología pedagógica que busca entregar novedosas iniciativas para que los profesores en todas las aulas del mundo puedan realizar clases más entretenidas con apoyo de diversas tecnologías.
Simone es profesor en la Universidad de Saint Louis desde el año 2000, donde coordina el programa de estudios de italiano. Ahí le enseña a jóvenes mayores de 17 años, pero se ha convertido en un referente para llevar esta estrategia a las salas de clase de media y básica de Estados Unidos. Hace un tiempo llegó a contar parte de sus experiencias en la revista Variety.
Con un curso llamado “Italiano intensivo para jugadores”, se ha centrado en el uso de videojuegos para complementar las técnicas de aprendizaje tradicionales. Los resultados: favoreció y aceleró la adquisición lingüística y cultural en comparación con cursos tradicionales. Así lo ha demostrado en conferencias y estudios que ha publicado en diversas revistas y encuentros académicos. Aquí algunos.
“Los videojuegos funcionan no porque entretienen, sino porque desafían”, dice el uruguayo Gonzalo Frasca, el creador de un juego para aprender matemáticas. Y es una cita que a Simone le gusta repetir al presentar ciertos datos que respaldan sus ganas de integrar los videojuegos a la enseñanza. Según el PEW Research Center, aproximadamente el 70% de los estudiantes estadounidenses juegan videojuegos, al menos ocasionalmente; muchos estudiantes, por lo tanto, pasan una parte sustancial de su tiempo libre con videojuegos.
Aunque existen juegos de computadora creados específicamente para el aprendizaje de idiomas desde finales de los años 90, Simone prefiere emplear videojuegos comerciales en sus clases. “El motivo de esta elección la explicó con una pregunta: ¿recuerdas los juguetes educativos que te dieron cuando eras niño? Quizá uno, de diez, era divertido, mientras que los otros eran aburridos o tontos. Eso pasa, la idea es que lo recuerden, que nos les parezca aburrido o tonto”, señala Simone.
Por ello, en Estados Unidos Simone -y quizá en el mundo- es referencia por ser un profesor que enseña con videojuegos que se pueden conseguir en el centro comercial o en las tiendas preferidas de los estudiantes.
“Assassin’s Creed” y “Lara Croft” en la sala de clases
Durante su experiencia como profesor de italiano, son varios los juegos que ha empleado. Desde “Assasin´s Creed”, especialmente el último: “Oringins”, para estudiar y analizar la historia y la sociedad en la época de la colonización griega de Egipto. “El juego contiene una reconstrucción muy interesante del idioma griego hablado en ese momento en Alejandría: Koiné. Una lengua franca, una forma simplificada del griego y accesible para todos”, explica.
Otras veces, ha jugado “Tomb Raider” en sus clases, para hablar sobre el feminismo y mostrar cómo Lara Croft, la protagonista de este videojuego, es un gran ejemplo de mujer fuerte. También ha indagado en otros temas como el sistema escolar norteamericano con “Life is strange”. “Ayuda a indagar en cosas como la intimidación, las posibles respuestas ante esto y cómo reaccionar con empatía”, cuenta Simone.
Todos estos juegos tienen algo en común según Simone, que todos son cinematográficos y pueden ser disfrutados por jugadores ocasionales. “No hay que ser un gamer experto para jugarlos”, asegura. También, que son juegos con mucho énfasis en la comunicación. Es decir, el diálogo entre personajes y un gran guión está entre sus características principales.
“Todos los juegos que he mencionado contienen narrativas estimulantes y están disponibles en varios idiomas para menús, diálogos y subtítulos, eso es importante. Al igual que las películas, aunque interactivas, contienen una gran cantidad de material que se puede usar en muchas formas diferentes según el nivel de los estudiantes”, cuenta.
Entre los juegos que recomienda Simone para emplear en clases con estudiantes menores de 17 años de edad, está “Lego Dimension”, donde el jugador posee figuras físicas de Lego y un portal hecho de bloques, los cuales pueden ser conectados dentro del juego. Aquí, además de la aventura de enfrentarse a un villano, parte del reto es aprender sobre capacidad espacial.
Cómo jugar en la sala de clases
Para Simone, antes de poner a sus estudiantes a jugar, es importante que hayan aprendido a presentarse y que entiendan las expresiones más básicas y las principales conjugaciones de los verbos. Para la fase de juego, emplea 20 minutos después de la lección de lenguaje con el método tradicional. Durante ese tiempo varios estudiantes juegan de forma voluntaria, cinco minutos cada uno. El resto de la clase participa dándoles consejos sobre cómo jugar, qué hacer. Y entre cada espacio de juego, se emplea realiza un momento de reflexión y preguntas sobre los diálogos, lo que se entendió, las palabras nuevas y la historia.
Otra metodología que emplea Simone, es que después de tres meses, cuando ya los estudiantes comprenden los verbos de acción básicos (correr, caminar, saltar, trepar, etc.) en todas las conjugaciones y conectado a esto comprenden el vocabulario relacionado con los deportes y el clima, en la a clase se juega “Rise of the Tomb Raider”, que cuenta con muchos de los verbos en el contexto de la narrativa.
“Preparo varios ejercicios que ayudan a los estudiantes a identificar aquellos elementos específicos de vocabulario y los llevo a observarlos en acción. Finalmente, invito a los estudiantes a discutir y escribir sobre la narrativa del juego y luego aplicar el vocabulario y las estructuras que aprendieron previamente, y luego reforzar, con su experiencia diaria. Por ejemplo, algunas veces les pregunto: “Lara Croft es dinámica, valiente y le encanta escalar montañas ¿Y a usted?”. Es una invitación a que reflexionen y escriban lo que a ellos les gusta, para que identifiquen contenido”, comenta.
Para poder realizar estas clases, es ideal tener una pantalla de proyección o un televisor de alta definición, y la consola de su preferencia según la selección de juegos, siempre que tengan de posibilidad de jugarlo con varios idiomas. También se pueden emplear juegos disponibles para tablets o computadores. “Todo depende del interés del profesor y del acceso a recursos y tecnologías. Pero no es necesario, sin embargo, ser expertos en videojuegos o tener acceso únicamente a videojuegos educativos. Lo importante, es captar la atención de los alumnos. Quizá tampoco es necesario jugarlo, también puede ser interesante preparar una presentación del juego o pedirle a los alumnos que investiguen sobre el juego, que hagan una reseña. Los videojuegos es algo que entusiasma a la mayoría y eso hay que aprovecharlo”, señala.
Por eso, para Simone esta es la premisa más importante: “Esta es una clase que yo disfruto y ellos también. Creo firmemente que la educación tiene que ser divertida”.
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