Son publicaciones que pueden ayudar a que los estudiantes sean conscientes del uso de las plataformas virtuales y reduzcan su tiempo frente a los celulares.
La tecnología está presente en la forma en que interactuamos, trabajamos y vivimos. Los/las docentes se enfrentan actualmente a educar estudiantes que crecen rodeados de información digital y entretenimiento en dispositivos móviles personales, lo que significa que pasan mucho tiempo frente a las pantallas.
Si bien los dispositivos tecnológicos han conectado a muchas familias y amigos –especialmente durante la pandemia–, el encierro provoca un exceso del uso de estos aparatos.
Debido al potencial impacto que el tiempo frente a las pantallas puede tener sobre la concentración, desempeño y estado de ánimo de sus estudiantes, les compartimos 3 libros para que, como docentes, ofrezcan de alternativa a sus alumnos/as para conversar sobre el tema:
1. “Tek. El niño moderno de las cavernas”:
Este libro llevará a tus estudiantes hacia atrás, ¡a la época de las cavernas! Cuenta la historia de Tek, un niño que vivía en una cueva, encerrado junto a su consola, su tableta y su teléfono. Nunca quiere salir, ni para ir a jugar con sus amigos.
Gracias a la explosión del volcán de la aldea, el pequeño Tek sale volando por los aires, pierde de vista todos sus aparatos y queda desconectado de ellos. Al abrir los ojos, en lugar de una pantalla, se encuentra con el mundo que le rodea, repleto de cosas preciosas.
Ahí descubre el placer de disfrutar al aire libre de la naturaleza y de los amigos, terminando el día al lado de su mejor amigo contemplando un magnífico cielo estrellado.
La era tecnológica tiene muchos aspectos positivos, pero también consecuencias negativas. Mediante un enfoque humorístico, el dibujante, autor y dramaturgo estadounidense Patrick McDonnell, aborda dicha problemática en un libro dirigido a los niños a partir de los 4 años, pero cuyo mensaje es válido para las personas de todas las edades.
2. “Un gran día de nada”:
Este cuento trata de un viaje de vacaciones, en donde un niño llega con su madre a la misma casa de vacaciones: un lugar solitario y aparentemente sin atractivos al que van cada año.
¿Qué puede hacer allí solo mientras su madre trabaja? Él se tumba en el sofá, toma su videojuego y se pone a matar marcianos, a la vez que su madre le dice que salga a ver la naturaleza.
El niño empieza salir y se encuentra con una colina, luego con un lago lleno de piedras. Al acercarse, el videojuego cae al agua y por mucho que intenta recuperarlo, no puede.
Ya en el bosque, el protagonista descubre los increíbles tesoros que la naturaleza esconde. Ensuciarse, salpicar agua y correr le comienzan a parecer actividades muy entretenidas. De este modo, se olvida del repetitivo videojuego que lo mantenía encerrado y se conecta con el mundo exterior.
Tus estudiantes –al leer el libro– podrán valorar todo lo que ofrece la naturaleza. Además, leyendo el cuento, se transportarán automáticamente a ese mismo paisaje, a ese mismo bosque donde no para de llover.
3. “Papá está conectado”:
Este libro es para niños/as de 3 a 5 años, y fue escrito e ilustrado por el autor Philippe De Kemmeter, nacido en Bélgica. Esta historia trata sobre un papá pingüino, un padre muy virtual. Un cuento que, con mucho humor, nos hace reflexionar sobre el papel de las nuevas tecnologías en la vida familiar.
Tus estudiantes verán a un protagonista pingüino que presenta a un papá, uno que está siempre con el computador; apenas se levanta, lee el periódico digital y se conecta a Icebook, donde tiene 532 amigos. “Si ves a un pingüino con un ordenador, no te asustes: es mi papá”, dice una línea del cuento.
Mientras desayunan, el papá mira su computador y la mamá pingüino se enoja. Sin embargo, se cae la conexión y pese a que la mamá le intenta convencer de que no pasa nada, el papá sólo desea recuperar la conexión.
Al no lograrlo, el papá decide jugar con su hijo pingüino y su ordenador: utilizándolo como tabla de snow. Esto se pone de moda, y todos/as los/as demás pingüinos comienzan a hacerlo compartiendo en familia. ¡Una gran lección la que deja esta historia!
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