Elisa Guerra, Nadia Valenzuela, Gladys Pérez, Exequiel Coñoman y Juan Carvajal contaron en un foro, realizado por Icare junto a Elige Educar, las estrategias con las que han empoderado y motivado a sus estudiantes. Aquí un resumen.
En el marco del Foro “Educación: Habilidades para el cambio social y global”, desarrollado por el Instituto Chileno de Administración Racional de Empresas (Icare) junto a Elige Educar profesores finalistas del Global Teacher Prize en Chile y el mundo expusieron sus experiencias de innovación pedagógica y cómo están enfrentando en el aula los desafíos que presenta la Cuarta Revolución Industrial.
El encuentro, que contó con invitados como Andrés Couve, ministro de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, partió con la ponencia de Elisa Guerra, educadora infantil mexicana, destacada por ser miembro de la Comisión de Educación Internacional de UNESCO y dos veces finalista del Global Teacher Prize. Tras abordar distintos temas relacionados con pedagogía, tecnología, innovación, empoderamiento y liderazgo, los profesores finalistas del Global Teacher Prize Chile 2019, analizaron cuáles deben ser los modelos de aprendizaje ante la disrupción tecnológica y qué habilidades necesitan las nuevas generaciones frente a este nuevo escenario. Aquí un resumen de sus consejos:
1. Desarrollar proyectos con conciencia ecológica
“Los estudiantes están enfrentando un futuro incierto, por eso las competencias socioemocionales son claves y como educadoras de párvulos nos toca desarrollar proyectos con una mirada ecológica, en conjunto con el entorno, para que los niños y niñas vean y entiendan en dónde viven (…) Hay que buscar proyectos en donde todos participen y sean agentes de cambio”, dijo Gladys Virginia Pérez.
La finalista del Global Teacher Prize Chile 2019 y educadora del Jardín Infantil El Paraíso, contó que uno de los grandes proyectos que desarrolló en conjunto con sus estudiantes, familiares y comunidad fue “La niña que vuela”. Se trata de un libro creado a partir del sueño de Trinidad, una estudiante que soñó que tenía alas y sobrevolaba por Puerto Guadal –localidad al sur de Chile, donde se encuentra el jardín– y le preocupó ver lo sucio que estaba su pueblo. Al conocer esta historia, la educadora le preguntó al resto de los estudiantes qué podían hacer para solucionar ese problema.
El resultado fue un proyecto en el que todos se convirtieron en agentes de cambio dentro de su localidad, concientizando sobre la importancia del cuidado del medioambiente. Además, la historia de “La niña que vuela”, que fue desarrollado en conjunto con Design For Change Chile, fue presentado en noviembre de 2019 en la Cumbre Global Design For Change (DFC) que se realizó en Roma.
2. Impulsar el pensamiento divergente
“¿Cuántos perros callejeros hay en Mulchén?”. Esa pregunta gatilló en Juan Carvajal, profesor de matemática de la Escuela Villa Las Peñas, la intención de empezar a desarrollar clases más lúdicas y contextualizadas. “En Mulchén los perros vagos son un problema de salud pública y cuando hice esta pregunta, Exequiel, mi mejor alumno, quien siempre resolvía todos los problemas matemáticos, reclamó, que mi pregunta no tenía lógica. Entonces, me di cuenta de que no estaba desarrollando el pensamiento lateral o el pensamiento divergente, que no les estaba enseñando a buscar soluciones relacionadas con su contexto”, expuso Juan Carvajal.
Desde entonces, este profesor que fue semifinalista del Global Teacher Prize Chile 2019 y ganador del Premio Elige Educar Innovación Regional, emplea en sus clases juegos de mesa, pizarras interactivas, celulares, tablets, disfraces y otros recursos, que son siempre llevados a un contexto. Así, lo que empezó con la preocupación por la cantidad de perros callejeros en su localidad, se convirtió en la generación de conciencia sobre el cuidado del medioambiente o una búsqueda por comprender la cosmovisión mapuche.
3. Crear proyectos con sentido
Exequiel Coñoman es educador diferencial y trabaja en la Escuela Especial Ema Sepúlveda De Lobos F-409 de San Javier, una ciudad ubicada al sur de Chile. En ese establecimiento trabaja con 10 estudiantes –con edades entre los 16 y 24 años– con discapacidad intelectual, algunos asociados a otros diagnósticos como ceguera parcial, ceguera total, síndrome de Down, parálisis cerebral y trastornos del espectro autista.
“Mis estudiantes tienen barreras para aprender de una forma tradicional, por eso a través de mi trabajo he buscado generar emprendimientos familiares y sustentables con ellos. Esta estrategia me ha permitido abordar distintas materias y habilidades durante el proceso”, especificó el finalista del Global Teacher Prize Chile 2019.
Con esta metodología, el educador ha desarrollado actividades como el huerto escolar, la lombricultura, la crianza de gallinas kollonka (gallinas mapuche de huevos azules), la elaboración de alimentos y la comercialización de una crema cosmética de baba de caracol, que le está dando oportunidades laborales a estudiantes y madres de su comunidad educativa. Así, el sello de Exequiel ha sido el trabajo con las familias y favorecer la adquisición de aprendizajes que posibiliten el desempeño de los estudiantes en la vida y el trabajo.
4. Potenciar los sueños que parecen imposibles
“Tal como lo manifestaba (Eduardo) Galeano, mucha gente pequeña en lugares pequeños, haciendo cosas pequeñas pueden cambiar el mundo”, dijo al inicio de su presentación Nadia Valenzuela, ganadora del Global Teacher Prize Chile 2019. Con esa premisa, la profesora de Ciencias Naturales en Educación General Básica de la Escuela Lucila Godoy Alcayaga de la ciudad de Angol, asegura que es clave escuchar constantemente a los estudiantes e impulsarlos a hacer cosas que creen imposibles.
Gracias a sus ganas de llevar a sus alumnos al infinito y más allá, Nadia ha logrado potenciar el desarrollo de habilidades científicas en sus estudiantes, impulsando investigaciones impresionantes y alianzas con la NASA, para evaluar el cultivo de semillas que en un futuro podrían llegar a plantarse en la Luna o Marte. Este proyecto podría permitir que futuros colonizadores espaciales puedan cultivar sus propios alimentos.
5. Incentivar la lectura desde la primera infancia
Elisa Guerra, la educadora infantil mexicana que se ha convertido en líder en temas de educación gracias a la creación del Método Filadelfia, contó que para ella fue clave darse cuenta de lo necesario que es asegurar el aprendizaje constante. “Una cosa que tenemos que cambiar es este paradigma de que el aprendizaje termina cuando nos entregan un título. Una forma de asegurar el aprendizaje constante es a través de la lectura, crear lectores y dejar de obligar a leer. Esto se puede lograr si de pequeñitos los estimulamos y motivamos a leer (…) Tenemos que lograr que nuestros estudiantes sean altamente capaces, aprendices de por vida y lectores de por vida”, comentó Elisa.
Bajo esa premisa, la educadora desarrolló el Método Filadelfia, para entregar a familiares y educadores estrategias para incentivar la lectura temprana, desde los dos años de edad e incluso antes. La intención de Elisa con este método –inspirado en las prácticas de estimulación temprana del médico estadounidense Glenn Doman–, es que a través de todas las habilidades que se potencian con la lectura, niñas y niños pueden desarrollar su máximo potencial en lo personal y en lo profesional a futuro.
Si quiere revisar los videos de las ponencias, puedes revisar esta nota de Icare.
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