“La estrategia de amor ninja más brillante que conozco. Es como tomar unos rayos X de la sala para ver más allá de la superficie de las cosas y entrar en los corazones de los estudiantes”. Así describió una madre, la sencilla y potente estrategia creada por la profesora de matemática de su hijo.
Cada viernes por la tarde, la profesora de Chase pide a sus estudiantes que saquen una hoja y escriban los nombres de cuatro niños con quienes les gustaría sentarse la semana siguiente. Los niños saben que estos deseos pueden cumplirse o no. También pide a los estudiantes que digan el nombre de un compañero que se haya portado de forma excepcional. Todas las votaciones se entregan de forma privada.
Y cada viernes por la tarde, después de que sus alumnos se vayan a casa, la profesora de Chase saca esos papeles y los estudia. Busca patrones.
¿Qué nombre no quiere nadie?
¿Quién no sabe junto a quién quiere sentarse?
¿Quién no recibe la suficiente atención para ser votado?
¿Quién tenía un millón de amigos la semana pasada y ninguno esta semana?”
Estas palabras fueron escritas en 2014 en Momastery, el blog de la escritora y madre de Chase, Glennon Doyle Melton.
El texto que ella compartió en su blog se basa en una conversación que tuvo con la profesora de matemática de su hijo. Este mensaje impactó tanto a la comunidad educativa, que fue compartida cuatro millones de veces en tan sólo cuatro días. Pero, ¿por qué llamó tanto la atención? Porque lo que busca la profesora a través de esta simple estrategia es identificar a los niños solitarios, buscar a los alumnos con dificultades para conectarse con otros y claramente, descubrir quién acosa y quien está siendo acosado.
La madre que viralizó este texto clasificó la idea de la profesora –en una entrevista con la cadena NBC– como “la estrategia de amor ninja más brillante que conozco. Es como tomar unos rayos X de la sala para ver más allá de la superficie de las cosas y entrar en los corazones de los estudiantes”. A esto, añadió que la profesora en cuestión, a punto de jubilarse, hacía esto cada viernes desde la matanza de Columbine, en 1999, cuando dos estudiantes asesinaron a 13 personas en EE.UU. El día de la tragedia, ella descubrió que los niños debían ser vistos. “Si no los ven, encontrarán una manera de ser vistos”, aseguró la bloguera en Today.
Aunque el nombre de la docente permaneció en secreto durante mucho tiempo, en esa misma entrevista con la NBC, Melton reveló su nombre.
Se llama Kathy Pitt, es profesora en la escuela Sea Gate en Naples, Florida y gracias a ella, muchos alumnos aprendieron a relacionarse de otra forma. “Cuando se me ocurrió la idea de simplemente distribuir las tarjetas, realmente fue para descubrir qué niños pertenecían y qué niños no”, dijo Pitt quien lleva más de 15 años utilizando una estrategia que le ha permitido darse cuenta de que los nombres que menos se muestran, son aquellos que más necesitan ser monitoreados. A través de este sencillo ejercicio, esta experimentada docente espera que sus estudiantes reciban un mensaje de inclusión y amabilidad. De hecho, su mensaje central es: “me preocupo por ti y quiero que te preocupes por los demás”.
Un ejercicio simple realizado cada viernes en el aula, cambió la dinámica en su escuela y en muchas otras escuelas que se inspiraron en su estrategia para cumplir el mismo objetivo. Y si bien la idea se popularizó hace unos años, sigue tan vigente como el día en que la madre de Chase decidió darle valor al trabajo de la profesora de su hijo. Sin duda una medida inspiradora y replicable en todas las salas de clase del mundo.
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