La educadora Mary Benson, comparte 11 beneficios de una práctica que ha demostrado tener un impacto importante en el desarrollo y aprendizaje de niños y niñas.
En los primeros años de vida, todo importa: los buenos entornos, las relaciones, las actividades… cada uno de estos elementos es clave para el crecimiento saludable, el desarrollo positivo y por supuesto, para los resultados de aprendizaje de por vida. Esto quiere decir que lo que se hace o se deja de hacer en la primera infancia, es fundamental y sobre todo, definitivo en la vida de una persona. Por algo, cada vez son más las iniciativas que buscan, desde la política pública y los educadores, encontrar soluciones que puedan fortalecer y nutrir el cuidado y la educación de los niños en esta etapa crucial.
Pero hay algo que según Mary Benson (profesora de educación inicial en la universidad de Bloomington en Indiana), no se puede dejar de lado en este primer periodo: el Cuidado Continúo (COC). Según explica la profesora en la plataforma de la organización NAEYC, el COC se ha convertido en una práctica altamente recomendada para fortalecer el desarrollo de bebés y niños pequeños. Pero, ¿En qué consiste el Cuidado Continúo? Básicamente consiste en que los niños, junto a los adultos que los cuidan, se mantengan unidos en un grupo constante durante un largo periodo de tiempo, hasta los dos o tres años. Esta estrategia se basa principalmente en la investigación de apego que reconoce, primero, que los bebés y niños pequeños prosperan en relaciones seguras con un pequeño número de adultos clave, segundo, que las relaciones seguras tardan en desarrollarse, y tercero, que estas relaciones importantes son mejores si duran más tiempo.
Hay dos modelos populares de Cuidado Contínuo: uno en el que los adultos (educadores) empiezan con un grupo de bebés muy pequeños y permanecen con ellos hasta que llegan a los 3 años, y luego, el equipo de adultos vuelve a empezar con un nuevo grupo de bebés hasta que éstos alcanzan también los 3 años. El otro modelo, es de “edades mixtas” y consiste en que los bebés, los niños de 1 año y los niños de 2 años, permanecen juntos con el mismo grupo de adultos o educadores; después de los 3 años, los niños pasan a preescolar y son reemplazados por nuevos bebés que se unen al grupo.
¿Cuáles son los beneficios del Cuidado Continuo?
En un estudio realizado en colaboración con otros expertos, Benson encontró los siguientes beneficios, los cuales tienen efectos positivos en los niños, en sus familias e incluso en los educadores.
1. El conocimiento de los educadores
Al compartir un tiempo constante y extendido con los niños, los educadores desarrollan un entendimiento mayor acerca de ellos, de sus familias y de la labor en sí misma, lo que facilita el cuidado y la educación individual.
2. Entendimiento del desarrollo infantil
Trabajar con niños desde la infancia permite a los educadores entender mucho más el crecimiento de los niños, su desarrollo y la forma en que aprenden durante los primeros tres años de vida.
3. Disminución del estrés
Las familias, los educadores y los niños pueden disminuir sus niveles de estrés porque no tiene que vivir las múltiples transiciones o cambios que pueden experimentar en una educación que no es continua.
4. Progreso uniforme
Los niños se benefician de un progreso de desarrollo más uniforme y estable, pues se enfrentan a menos regresiones de desarrollo y de comportamiento, algo que según explica la profesora se da en la atención que no es continua.
5. Vínculos
Otro beneficio del Cuidado Continuo es el desarrollo de vínculos más fuertes y más seguros con sus educadores… siempre y cuando estén junto con ellos durante al menos 12 meses.
6. Familias-educadores
Esto también fortalece las alianzas entre familiares y educadores (u otros adultos a cargo de los niños). Todos se benefician porque se facilitan las relaciones sólidas y duraderas entre las partes.
7. Atmósfera familiar
La cercanía aumenta en el tiempo que los niños pasan junto a los adultos y esto refleja los sentimientos que tienen hacia amigos cercanos y miembros de la familia.
8. Familias empoderadas
Los padres con hijos en entornos donde el cuidado es continuo, se convierten en fuertes promotores de sus hijos y se empoderan frente a la educación futura de sus hijos.
9. Sensibilidad
Los educadores responden de una manera más sensible, lo que sin duda es un beneficio para los niños y bebés que están bajo su cuidado y responsabilidad.
10. El comportamiento
Los adultos en entornos de cuidado continuo identifica menos problemas de comportamiento, en comparación con otros niños.
11. Transición
Los niños, las familias y los educadores se benefician de estos entornos pues empiezan a comprender cómo participar en un nuevo espacios y cómo socializar con nuevas personas, lo que sin duda es clave para la transición que debe enfrentar un niño al ingresar a un nuevo centro educativo.
Los puntos que menciona Benson, basada en la evidencia, son una prueba más del impacto que tiene la educación, las relaciones interpersonales y el entorno en el crecimiento y desarrollo de un niño durante los primeros años de vida. Por eso, garantizar un cuidado y una educación continua en esta etapa fundamental, puede ser la clave para que los niños se desarrollen integralmente no sólo en esta etapa, sino también a lo largo de su vida.
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