Cada vez más profesores utilizan videos como herramienta pedagógica. Muchos de ellos incluso dedican parte de su tiempo libre en producir sus propios videos para YouTube. Pero, ¿acaso este formato podría reemplazar el rol que cumplen los profesores en el aula?
Antonio Pérez no sólo es profesor de física y química, también es youtuber. Además de su tiempo en el aula, pasa hasta 20 horas de su semana frente a una cámara grabando el contenido que sube a su canal de más de 4.000 suscriptores. Antonio Profe es el nombre de ese espacio audiovisual que diseñó para abrir las puertas de su aula a miles de estudiantes que eligen reforzar sus aprendizajes a través de YouTube. Como él, hay muchos otros; por ejemplo, Antonio García Villarán, Doctor en Bellas Artes quien tiene 10.000 alumnos en la plataforma de cursos online Udemy y más de medio millón de seguidores en su canal de YouTube; Julio Alberto Ríos Gallego, más conocido como Julioprofe, un ingeniero civil y profesor colombiano que tiene más de tres millones de suscriptores en su canal, o David Calle, finalista del Global Teacher Prize 2017.
Y tiene sentido... Que los profesores elijan pararse frente a una cámara responde a lo que está pidiendo y necesitando la generación que consume este tipo de productos: la Generación Z.
En un artículo de El País de España se destaca que el 75% de la generación Z utiliza YouTube, una red que está en el tercer puesto después de Instagram y WhatsApp. Además, los contenidos educativos en esta plataforma audiovisual están ganando terreno, generando 1.000 millones de visitas al día. Esto incluye los canales de los profesores ya mencionados, y los edutubers, personas que hacen videos especializados en educación. Esto incluso se traduce en números para la compañía, la cual anunció que invertirá 20 millones de dólares para fomentar este tipo de contenidos.
Para aquellos docentes que se han metido en el mundo de YouTube, esta herramienta se ha convertido en un elemento clave de innovación.
Específicamente, aporta mucho a lo que hoy se conoce como flipped classroom o clase invertida, una metodología en la que son los estudiantes quienes preparan la teoría en casa, para llegar al aula a vivir la parte más práctica del aprendizaje. Para otros profesores, el principal objetivo de los videos también es motivar a los estudiantes, tanto en el aula como fuera de ésta, e incluso, nutrir el trabajo de otros profesores. Antonio Pérez, por ejemplo, es muy consciente de que su canal es una mano amiga para otros docentes. “Es una herramienta con la que están tan familiarizados que si entras y ofreces tus clases en su mundo, en su paradigma, ya has llegado. Generas una motivación intrínseca en ellos”, dice a El País, Mark Polko, un docente español que si bien no es youtuber, utiliza material producido por otros.
Pero hay un esfuerzo grande en ser youtuber. Profesores como Antonio, invierten bastantes horas de su tiempo libre en elaborar material para esta plataforma.
Solo grabar un video le toma tres horas y aparte de esto es necesario hacer un guión, filmar, editar. ¿Vale la pena? Antonio, en particular, ganó un premio de la asociación Mejora tu escuela pública por el uso que hace de YouTube en el aula. En la entrevista con El País, cuenta que además ha empezado a formar profesores en el tema. En ese proceso se ha dado cuenta del interés de los docentes, pero también de los desafíos que enfrentan cuando piensan en hacer algo similar, desafíos como la falta de tiempo. Además de esto, hay otras tareas asociadas, como educar en el buen uso de estas herramientas. Y esto implica hacer un seguimiento, supervisar, sistematizar, para que los alumnos puedan moverse, de la forma correcta, en el mar de contenidos educativos que les ofrece YouTube.
Todo esto apunta a algo: ser profesor youtuber es una tendencia en ascenso y una herramienta útil para la innovación. Pero los docentes saben algo: YouTube jamás podría reemplazar su labor.
“Es un complemento al profesor, nunca un sustituto. Algo que es mecánico lo pueden aprender en el vídeo, pero en clase tú les ayudas en el desarrollo del razonamiento, les preguntas: ‘Eso que sale en el video, ¿por qué crees que es así?’. Y ahí el profesor es insustituible”, comenta en la entrevista Miguel Pérez Luque, quien tiene 11.000 suscriptores en su canal JaqueEnMates. “Los videos pueden servir para introducir temas y la clave está en que damos un contexto de lo que explicamos. Pero la figura del profesor es algo inquebrantable, no hay tecnología que pueda sustituirlo”, señala en la misma entrevista José Luis Crespo, responsable de Quantum Fracture, el primer canal de divulgación científica que ha conseguido superar en España el millón de suscriptores.
Teniendo esto en mente y haciendo contenido de calidad, los profesores podrán seguir conectándose con sus estudiantes y despertando su interés, un interés que hoy, más que nunca, representa un desafío para los profesores.
Acá te dejamos una nota sobre Julioprofe, un profesor youtuber que tienes que conocer.
La educación personalizada y online es sin duda el futuro