Hernán Hochschild, director ejecutivo de Elige Educar, escribió para “La Tercera” una columna que da cuenta de los grandes resultados que tuvieron los estudiantes que ingresaron a Pedagogía este año. Conoce las razones de estos impresionantes datos en esta columna.
Un acierto de la política pública
por Hernán Hochschild, director ejecutivo de Elige Educar
En un 16% aumentaron los seleccionados en carreras de educación este año, incluso con los nuevos requisitos de puntajes de corte más exigentes para estos programas. El dato es impresionante, reflejo de un cambio que ha sido silencioso frente a las otras discusiones en educación, y que da cuenta de que las pedagogías en Chile tienen un nuevo futuro.
Hace no tantos años, el 35% de quienes entraban a una carrera de educación lo hacía sin requisitos PSU -muchos como segunda o tercera opción-, y los promedios para quienes ingresaban con PSU rendida eran menores a 500 puntos. Las pedagogías estaban en las últimas preferencias sociales y, en general, analizando por ranking, notas o PSU, estas no lograban atraer a los estudiantes de mejor rendimiento académico e interés por la educación.
Este 2017 el panorama ha comenzado decididamente a cambiar. La gran mayoría de los puntajes seleccionados superaron los 500 puntos PSU o corresponden a jóvenes del 30% superior de ranking de sus colegios; la mayoría postuló en primera opción, y tenemos incluso puntajes nacionales entre ellos. De hecho, donde más han aumentado los puntajes en términos proporcionales en el último tiempo es en los jóvenes con puntajes sobre 700 puntos PSU. Ya nadie entrará a estudiar pedagogía sin requisitos mínimos.
Explicar este gran salto y la transformación que han vivido las pedagogías en los últimos años, con la coronación de este 2017, no es cosa simple. Pero de seguro, una serie de políticas de estos últimos años, y en especial la Nueva Política Nacional Docente, promulgada en 2016, tiene una relación indudable con estos resultados.
Y aunque toda política es mejorable -en particular las relacionadas a la docencia, que todavía tienen mucho por mejorar-, el cambio en el panorama de quienes eligen pedagogía y las razones por las cuales lo hacen dan cuenta de que los resultados pueden ser significativos cuando nos unimos como país y convocamos a cuestiones centrales para todos los colores políticos, invitando al diálogo y la construcción común de políticas que aportan a la vida de las personas.
Lo que hemos hecho por la promoción y construcción de una nueva profesión docente debe ser reconocido. Debemos alegrarnos por esos miles de jóvenes que decidieron elegir educar; debemos reconocer las inversiones por mejorar las condiciones laborales de la docencia, y también a quienes desde el Gobierno, los distintos partidos políticos y la sociedad civil se jugaron por avanzar en estos temas.
Pero esto recién comienza y alcanzar un mejor sistema educativo supone construir condiciones de enseñanza que faciliten la entrega de oportunidades en el aula para todos los estudiantes, y que aseguren condiciones laborales para la docencia y, al mismo tiempo, requisitos de calidad para ella. Tenemos que aceptar que la docencia es complejísima y que el sistema educativo debe estar al servicio de facilitarla y no en búsqueda de enredarla o agobiarla, como muchas veces ocurre.
Estos resultados tienen que empujarnos como país. Porque demuestran que sí se puede, y justamente por ello, invitan a más. Así que el desafío sigue presente para todo un país: una gran profesión docente es necesaria para movilizar al sistema educativo y, por esto, los actuales y futuros docentes, los apoderados, equipos directivos, universidades formadoras, estudiantes, sociedad civil y líderes políticos tenemos que seguir remando por construir un nuevo futuro para la docencia.
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