¿Qué es la mentalidad de crecimiento, qué diferencias tiene con la mentalidad fija y cómo pueden los profesores fomentarla en el aula? Este artículo responde estas y otras inquietudes sobre una forma de pensamiento que debería ser prioritaria en los procesos de formación.
Ahora sabemos que el cerebro es mucho más maleable de lo que se creía. También resulta que un individuo se comporta de manera diferente si cree que su cerebro puede crecer. Esta creencia y forma de pensar se conoce como mentalidad de crecimiento. La mentalidad de crecimiento no es un método, sino una creencia inculcada de que las habilidades de un individuo se pueden desarrollar, mejorar y cultivar. En otras palabras, la creencia de que el éxito puede ser enseñado. Dicha mentalidad conduce a una mayor motivación y un amor por el aprendizaje, lo que lleva a un mayor rendimiento. Además, se traduce en resiliencia lo que es crucial para alcanzar grandes logros.
Por el contrario, la creencia de que la inteligencia, el talento y las cualidades básicas de un individuo son rasgos fijos, se conoce como “mentalidad fija”
Quienes tienen mentalidad fija creen que las personas nacen con ciertos rasgos y se apegan a ellos de por vida. Esta puede ser una barrera para aprender y probar cosas nuevas. Por ejemplo, si alguien realmente cree que nunca podría aprender un segundo idioma, nunca intentará encontrar el éxito en esta área. Debido a la creencia de que el trabajo duro y la práctica no les ayudará a aprender una nueva habilidad, una mentalidad fija puede ser peligrosa. A menudo, esto impide el desarrollo de habilidades importantes, algo que puede ser perjudicial para la salud y la felicidad futura de una persona.
El impacto de la mentalidad de crecimiento en los primeros años puede influir en gran medida en lo que una persona invertirá en el aprendizaje
Los primeros años son excelentes para ayudar a desarrollar la perseverancia y la resiliencia, a medida que los jóvenes aprenden a sufrir reveses, mientras desarrollan nuevas habilidades. Un entorno que apoya un enfoque de mentalidad de crecimiento coloca a las personas, especialmente a los jóvenes, en un camino en el que afrontan con entusiasmo los desafíos de aprendizaje con determinación y agilidad. Este tipo de mentalidad inculca la creencia de que su comprensión mejorará y continuará mejorando con el trabajo duro, la práctica, los buenos hábitos y una nutrición adecuada.
Los padres y profesores pueden apoyar a los jóvenes estudiantes alentando la resolución de problemas y una actitud que permita posibilidades; este estímulo debe comenzar tan pronto como el nacimiento. Dado que los niños aprenden a través de la enseñanza y el modelaje, cuando un niño ingresa a la escuela y está listo para participar y beneficiarse de las experiencias de aprendizaje temprano, los maestros desempeñan un papel muy importante en ayudar a moldear los comportamientos y la mentalidad de los estudiantes. Una cultura de altas expectativas y comentarios valiosos son características de un aula en la que se fomenta una mentalidad de crecimiento.
Cambiar el lenguaje que se usa para describir el comportamiento es el primer paso para enseñar a los niños a tener este tipo de mentalidad. Esto, especialmente en relación a cómo se elogian y se les alienta a soñar en grande. Algunas maneras en que los profesores pueden inculcar el poder de una mentalidad de crecimiento en los estudiantes son:
1. Halagar el valor del esfuerzo
El halago debe centrarse en el proceso de aprendizaje, en lugar de centrarse en hacer que un niño se sienta especial o importante. Además, es importante elogiar a los niños por su esfuerzo y trabajo duro, en lugar de alabarlos por ser inteligentes. Por ejemplo, si un niño completa con éxito un problema de matemática después de tener dificultades, los maestros con una mentalidad de crecimiento deben elogiar su esfuerzo y trabajo arduo en lugar de insistir en que el niño es inteligente. Este enfoque infunde la creencia de que el esfuerzo y el trabajo duro se ejercitan, por lo tanto, el niño puede completar el problema. Incluso si la respuesta es incorrecta, el niño debe recibir elogios por su esfuerzo y determinación. Aquí es donde el lenguaje juega un papel importante en la mentalidad de crecimiento, específicamente con el poder de la palabra “todavía”.
2. El poder del “todavía”
El potencial futuro debe ser afirmado cuando un niño está aprendiendo, y este es el objetivo de cambiar la forma en que se elogia a los niños cuando se fomenta una mentalidad de crecimiento en un aula. Cuando los niños tienen dificultades, decir que no están listos “todavía” en lugar de decir que han fallado, infunde la creencia de que el aprendizaje es continuo y que el éxito llegará con el tiempo si continúan intentándolo. Esta mentalidad le sugiere a los niños que deben soñar en grande y que lo que quieran lograr es posible con paciencia y trabajo duro.
3. Modelar buenas actitudes
Alentar a los niños a hablar con ellos mismos de manera positiva puede ser poderoso para lograr la mentalidad de crecimiento. Los maestros deben modelar esto en el aula, mientras hablan usando palabras que fomentan la persistencia, la capacidad y la confianza. Por ejemplo: leyendo libros a estudiantes que demuestren la importancia de la persistencia y una actitud positiva para alcanzar sus sueños a pesar de los obstáculos y dificultades, es una excelente herramienta para fomentar una mentalidad de crecimiento en los alumnos.
4. Aprendizaje compartido
Las experiencias de aprendizaje compartidas en el aula les dan a los estudiantes la oportunidad de trabajar juntos y observar los diferentes enfoques que otros tienen para resolver problemas. Esto infunde la creencia de que más mentes son mejores que una. Además, aprenden el valor de escuchar, compartir, pensar de manera crítica y cómo trabajar en colaboración para mejorar sus habilidades sociales. Las actividades que involucran la cooperación ayudan a los niños a enfocarse en los demás y fomenta un sentido de responsabilidad para hacer lo mejor posible.
5. Déjalos descubrir
En lugar de rescatar y ayudar a un estudiante, una mentalidad de crecimiento les permite a los alumnos luchar y descubrir su propia manera de resolver problemas. Los profesores están ahí para apoyar con un elogio que los alienta a probar una variedad de enfoques para resolver situaciones. Esto ayuda a construir conocimiento a medida que su cerebro hace conexiones con estas nuevas experiencias. Dejar que descubran qué funciona y qué no, potencia la resiliencia y los prepara para una mejor resolución de problemas en el futuro.
6. Variedad
Para ayudar a los niños a aprender cómo manejar diversos desafíos, los profesores pueden exponer a los estudiantes a diferentes métodos de instrucción. Esto brinda la oportunidad para que procesen y demuestren conocimientos a medida que se presentan diversos contenidos. Para ayudarlos a abordar diferentes obstáculos de aprendizaje, es importante usar bloques, clips de audio, videos y estaciones de aprendizaje dentro del aula, que sirven como diversos métodos de entrega para ayudar a mejorar una amplia variedad de habilidades.
7. Carpeta del éxito
Los profesores pueden recordar a los alumnos sus logros y progreso al incorporar el uso de carpetas de éxito en el aula. Los estudiantes pueden crear las carpetas y agregar ejemplos personales de experiencias exitosas de aprendizaje cada semana. Dichos ejemplos pueden venir en forma de pruebas, ejercicios y tareas completadas en las que un estudiante ha demostrado crecimiento. Las carpetas son evidencia física de crecimiento y pueden ser herramientas poderosas cuando se usan en entornos educativos.
Una mentalidad de crecimiento es una forma de pensar que nos esforzamos por regalar a todos nuestros alumnos en educación. Cuando vivimos con ésta, vemos posibilidades en lugar de limitaciones. Entonces, adoptar un cambio de una mentalidad fija a una mentalidad de crecimiento es nuestra elección, y es el mejor regalo que podemos darnos a nosotros mismos y, ciertamente, a nuestros niños pequeños.
Maren Ureta Narváez es profesora de artes visuales y educación emocional. Egresada de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso y de la Universidad Andrés Bello. Su experiencia le ha permitido entender que, como profesora, su principal tarea es seguir aprendiendo de forma continua. Actualmente está estudiando en UCL, en Londres, donde está realizando un Magíster en aprendizaje y enseñanza efectiva.
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