Vanessa Orrego, psicóloga e integrante del equipo de investigación de Elige Educar deja a continuación algunos consejos para responder a las necesidades de los estudiantes ante un país que enfrenta varios cambios sociales profundos.
Chile está atravesando cambios sociales profundos y tanto hoy como mañana seremos testigos de situaciones complejas para los profesores, quienes trabajan directamente con niños y jóvenes.
¿Cómo pueden los profesores responder a las necesidades de los estudiantes? Es una interrogante que esperamos ayudarles a responder a todos los docentes. A esta altura es probable que hayan leído o escuchado consejos desde distintas fuentes y puedan sentirse confundidos acerca de cómo proceder. Aquí, un resumen de algunos de ellos desde la visión de una psicóloga.
El primer paso, y que suele ser común entre los diversos consejos, es no ser indiferente.
“Los alumnos se dan cuenta de todo”, dice el psiquiatra Alberto Larraín. De esa manera, es imposible retomar las clases como si nada hubiera pasado en el país. Esta primera premisa cubre todas las edades: desde los estudiantes que ya están prontos a graduarse hasta los más pequeños que asisten al jardín infantil. Cada uno de ellos entiende lo que está pasando, pero a su manera y ritmo según su edad y su propia historia.
El siguiente paso es reconocer la responsabilidad como docentes.
“Los profesores son agentes de cambio y, como tales, debemos atender el momento histórico que vive el país”, recuerda la profesora de inglés Rossana Barria, finalista del Global Teacher Prize Chile 2019. Y esta responsabilidad no compete sólo a los docentes de Historia o a quienes ejercen como profesores jefes. Independiente de la asignatura que tengan a su cargo, frente a los estudiantes todos son igualmente responsables de generar espacios de contención, diálogo y reflexión.
Con estos dos pasos como base, lo siguiente es actuar. Aquí las opciones son variadas y depende de factores como el proyecto educativo de la escuela, las metodologías que ya hayan integrado en las aulas y la capacidad de innovar abordando temáticas sociales, entre otras.
Debates, juegos, charlas y teatro son algunos ejemplos de las distintas actividades que se pueden organizar.
Sin embargo, hay dos principios básicos para todas ellas y distintos actores. La primera es la búsqueda de sentido y la conciencia de construir una sociedad más justa, acciones que pueden ser trabajadas con todos los miembros de la comunidad educativa.
Todo lo que está pasando actualmente genera múltiples sentimientos, emociones y pensamientos en la comunidad. Algunos de ellos pueden ser incluso antagónicos y generar aún más confusión y duda, por eso el no saber cómo reaccionar o que los sentimientos cambien día a día es normal. Debido a eso es importante generar espacios donde todos puedan escuchar y compartir con los demás para darle sentido a lo que está ocurriendo.
Cuando se busque construir un espacio para dar sentido, hay que tener cuenta estas ideas:
1. Basarse en un clima de respeto y tolerancia. Aunque no tengan las mismas opiniones sobre los hechos, nunca olvidar que existen más aspectos en común que diferencias, pues todos son parte de una misma comunidad educativa, cuidad y país.
2. Tener como protagonista al estudiante. Es importante que el estudiante experimente esta instancia como una oportunidad de aprendizaje, por ello, es clave evitar los propios sesgos y prejuicios, promoviendo que sean ellos los que expresen sus inquietudes y posturas y puedan escuchar activamente las experiencias de los otros.
3. Considerar cada participación como voluntaria. Así no es necesario que cada uno opine y participe activamente. Algunos pueden ser más tímidos, reservados o simplemente necesitan tiempo para poner sus ideas en orden antes de expresarlas. Además, hay que cuidar y cautelar que quienes se sienten en minoría también se sientan invitados a participar y no inhibidos.
4. Compartir no sólo preocupaciones y temores, sino también cómo acompañar y colaborar. Es importante mirar ambos lados de la moneda por igual y destacar también lo positivo, aunque sea difícil de ver a simple vista y en medio de la efervescencia del momento.
En vínculo con esta última idea está la solidaridad. La situación actual que vive el país puede ser vista como una oportunidad. De esa forma, además de abordar la incertidumbre y desesperanza en los espacios de reflexión, se puede aprovechar para discutir acerca de la sociedad que se quiere y se sueña, elaborando un proyecto futuro sobre lo que se espera lograr en el vecindario, ciudad o país y organizándose para actuar a su favor. Es importante, entonces, pensar en las acciones concretas y responsables para evaluar un proyecto que busque aportar a la construcción de un Chile mejor.
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