Ruperto Pizarro, quien fue finalista del Global Teacher Prize Chile 2018, cuenta aquí algunas de las claves que ha implementado como profesor y director, para lograr que sus estudiantes–quienes se encuentran en un contexto con 92% de vulnerabilidad–, obtengan algunos de los mejores resultados del Simce.
“Esto es producto de un trabajo en equipo, de todos. De los profesores, asistentes, equipo directivo, los estudiantes, los apoderados, la comunidad. ¡De todos!”, dice el profesor y director Ruperto Pizarro después de ver los altos resultados que obtuvo el colegio que dirige, la Escuela Edmundo Vidal Cárdenas, en el Sistema Nacional de Evaluación de Resultados de Aprendizaje de Chile (Simce), medición que realiza la Agencia de Calidad de la Educación para evaluar los resultados de aprendizaje de los establecimientos educativos de Chile. Además de materias como matemática y lenguaje, el sistema también evalúa aspectos del desarrollo social y personal.
Ruperto, además de dirigir este establecimiento -ubicado en Vicuña, en un contexto rural y vulnerable a 560 km de Santiago-, es profesor de matemática y ha encontrado la manera de motivar a sus estudiantes difrazándose, imitando personajes, usando títeres y llevando pizzas para explicar algunas fórmulas. Y en su rol de director se ha dedicado a realizar charlas motivacionales para estudiantes, apoderados y docentes sobre la importancia de la comunidad educativa y el trabajo en equipo, una de las grandes claves para el crecimiento del colegio.
“Nosotros trabajamos en un contexto con 92% de vulnerabilidad, actualmente con 427 estudiantes, una comunidad que ha crecido gracias a todas las ganas con las que trabajamos. Porque cada día trabajamos con toda la seguridad de que somos capaces de mucho más. Por eso, para mí, la clave de este resultado es que nosotros como equipo fuimos capaces de identificar las habilidades y competencias de cada estudiante y las potenciamos”, dice el profesor santiaguino.
Instancias como ser finalista del Global Teacher Prize Chile también fueron un aporte para el trabajo que realiza su colegio.
“Ser uno de los finalistas de este premio el año pasado no sólo fue un reconocimiento para mí, sino para toda mi comunidad, porque todos se dieron cuenta de que sí se puede, de que podemos lograrlo, de que somos muy capaces. Sirvió mucho para el autoestima de padres, madres, estudiantes, profesores, asistentes, para la comunidad que nos ayuda… Para la valoración de nuestro trabajo, para conseguir más alianzas y hacernos más visibles”, cuenta Ruperto.
Tal ha sido él éxito del colegio –al que llegó este docente con un panorama desalentador– en el que trabajaban antes 12 profesores y 7 asistentes, que ahora son 58 las personas que todos los días ponen su empeño en lograr lo mejor para el futuro de sus estudiantes. “Pero hemos visto resultados y hemos logrado que nuestra comunidad reconozca que no cualquiera elige educar y que nuestro estandarte es que la educación cambia vidas. Y que a pesar de los buenos resultados Simce, no vamos a dejar de analizar para seguir trabajando en mejorar”.
Seguir trabajando para el sistema discriminatorio del SIMCE es retrogrado y fuera de contextos por parte de las miles de familias en chile.
Espero se pueda revisar y ver una mejor manera de trabajar con pruebas estandarizadas.
Alejandro Lemus, Docente