Te presentamos los perfiles de los cinco profesores y profesoras que desde diversos contextos y ciudades a lo largo de Chile, están marcando una diferencia dentro y fuera de la sala de clase.
Durante siete semanas, 23.000 profesores fueron nominado al Global Teacher Prize Chile 2018, un premio conocido como el “Nobel de la enseñanza” que busca relevar la labor de grandes profesores chilenos. De esos miles, cerca de 700 completaron su proceso, postulando al premio. Después de un arduo procesos de evaluación donde se eligieron 20 semifinalistas, el jurado seleccionó a los cinco profesores y profesoras que se convirtieron en los finalistas de la versión 2018 de este importante galardón. A todos ellos los unen varias cosas: la pasión, las ganas de hacer las cosas diferentes, las estrategias innovadoras que implementan en sus aulas y sobre todo, el amor por una profesión que eligieron como vehículo para impactar no sólo la vida de sus estudiantes, sino también a sus comunidades. El ganador del premio será anunciado en una ceremonia que se llevará a cabo en octubre. Mientras tanto, te presentamos los perfiles de estos cinco docentes que desde diversos contextos y ciudades a lo largo de Chile, están marcando una diferencia y generando cambios dentro y fuera de la sala de clase.
1. Patricio Acuña (Región Metropolitana)
Patricio Acuña tiene 57 años. Es profesor de Tecnología en dos escuelas: la Escuela Adelaida la Fetra de la Pincoya (en Huechuraba) y en Liceo Técnico Profesional Nocedal de la población El Castillo (en la Pintana). Ambas están ubicadas en unos de los sectores más vulnerables de Santiago. Con su labor, el profesor ha podido dejar una huella transformando a sus alumnos en agentes sociales. A través de la tecnología y la robótica, está generando oportunidades en dos contextos muy complejos y sus estudiantes, gracias a él, están aprendiendo a hacer frente a grandes problemáticas sociales como el cambio climático. Por los impresionantes proyectos que han realizado, Patricio ha recibido, junto a sus alumnos, múltiples reconocimientos.
Además, el profesor trabaja para que la robótica traspase las fronteras de la asignatura y de su escuela, por eso capacita a docentes de otros establecimientos y elabora material de trabajo para que sea utilizado por sus colegas. Su impacto es tan grande que sus exalumnos no se cansan de decir lo mucho que este profesor los marcó. Incluso, algunos de ellos, lo han llamado para recibir una asesoría en la creación de una institución tecnológica que ayude a las personas. Esos mismos exalumnos crearon una corporación sin fines de lucro llamada Corporación Origina y se han convertido en un grupo que busca apoyar y fomentar el desarrollo tecnológico como factor de desarrollo y crecimiento social en todos los ámbitos. Todo esto gracias a Patricio.
2. Lorena Céspedes (Región de la Araucanía)
Lorena tiene 45 años. Inició sus estudios en física, pero más adelante descubrió que lo que realmente quería era enseñar ciencia a niños y jóvenes. Desde 1999, se ha desempeñado como profesora de Matemática, Física y Educación Tecnológica en diversos contextos y niveles; desde Kínder, hasta IVº medio. Actualmente trabaja en la Escuela Artística Armando Dufey Blanc de Temuco, y también es parte de Proenta, un programa educacional para niños y niñas con talentos académicos de la Universidad de la Frontera. Aprovechando el foco artístico de la escuela, donde trabaja desde el año 2015, se ha esforzado por enseñar a través de una metodología basada en preguntas y desafíos. A través de ésta, ha podido potenciar la creatividad y la habilidad de resolución de problemas, pero sobre todo, ha logrado que el aprendizaje de la física, para sus alumnos, tenga un sentido y se convierta en una herramienta que les permita desenvolverse en sus vidas.
Lo más interesante es que Lorena ha logrado enseñar física e implementar su estrategia con estudiantes grandes y chicos, a través de proyectos relacionados con problemáticas locales, nacionales y mundiales (como el reciclaje, el transporte, entre otros). También ha implementado múltiples proyectos de robótica para que sus estudiantes resuelvan problemas complejos, ha coordinado el desarrollo de encuentros de robótica regionales, ha sido un apoyo para los docentes en el ámbito de la ciencia realizando talleres de capacitación, ha viajado con sus estudiantes a Dinamarca por sus logros en robótica y como si fuera poco, ha ganado múltiples reconocimientos, como el premio Michael Faraday a la mejor Profesora de Física del País.
3. Ruperto Pizarro (Región de Coquimbo)
Este profesor de 50 años es de la comuna de Vicuña, la misma donde nació la poetisa y maestra rural, Gabriela Mistral. Actualmente es profesor y director de la Escuela Edmundo Vidal Cárdenas. Ruperto utiliza la cultura local para enseñar matemática a sus alumnos y potenciar al máximo sus habilidades. Esta estrategia, se llama “etnomatemática”, y se centra en la idea de entender esta ciencia como un elemento que influye en la forma cómo vemos el mundo, y en reconocer la influencia de la cultura en la forma cómo entendemos la matemática. Con esta metodología, ha conquistado a sus estudiantes y ha logrado incrementar su interés por la asignatura. Todos los días, este profesor sorprende a los niños con explicaciones contextuales, y prácticas. Por ejemplo, utiliza la pizza para explicar fracciones y el Cubismo para enseñar ángulos. Cantar en las clases, disfrazarse e imitar personajes, son otras de sus estrategias.
Lo mejor de Ruperto es que, en un contexto rural y bastante aislado, ha logrado transportar a sus alumnos desde una realidad local, hacia una más global y gracias a él, sus estudiante, no sólo aman la matemática, también valoran su entorno y tienen altas expectativas sobre ellos mismos y sobre lo que son capaces de lograr. Gracias a su labor, la Escuela Edmundo Vidal Cárdenas aumentó significativamente la matrícula con respecto al año anterior. Ahora, muchos residentes de la localidad, con distintas realidades socioeconómicas, buscan un cupo en esta escuela con un alto índice de vulnerabilidad. Esta situación no sólo llamó la atención de las autoridades locales, sino también del personeros del Ministerio de Educación. La misma comunidad reconoció que este fenómeno se debía en parte a las estrategias didácticas y la etnomatemática implementada por el docente. Por su labor, lo nombraron también “Hijo Ilustre” de la localidad de Peralillo.
4. Felipe Ramírez (Región de Los Lagos)
De los cinco, Felipe es el más joven. Tiene 31 años, pero desde los 19 está en la sala de clase. En 2010, tras titularse como profesor de artes, se mudó al sur para trabajar en la escuela del Hospital de Puerto Montt. La educación hospitalaria siempre ha sido su pasión y por eso ha desarrollado su carrera en este contexto particular. Desde 2015, Felipe es director de esta escuela donde trabaja con estudiantes que por diversas condiciones de salud, deben estar en el hospital y no pueden acceder a una educación tradicional. Él también le ha dado la oportunidad a otros alumnos con condiciones especiales que no han sido aceptados en otros colegios de la zona. Con la metodología de Aprendizaje Basado en Proyectos (ABP), ha llevado a cabo varias iniciativas artísticas exitosas. También ha trabajado, con sus estudiantes, a través de una técnica muy interesante llamada Land Art, un proyecto interdisciplinario que permite, por medio de obras de arte efímeras en el entorno natural, hablar de ecología, patrimonio inmaterial, historia y tradiciones. Con este trabajo, los estudiantes han salido del hospital para aprender a través del arte de una forma muy particular.
Por su trabajo, Felipe ha logrado que distintos entes, tanto públicos como privados, se sensibilicen y brinden ayuda a la escuela con fondos y distintos tipos de insumos. También forma parte de la directiva del Consejo de Directores de la Comuna de Puerto Montt, es el gestor de Jornadas de Salud Para el Aula en Puerto Montt con docentes y expertos clínicos, y además, cada dos meses, organiza charlas sobre su pedagogía, dirigidas a estudiantes de medicina, educación diferencial, directores de la comuna y más.
5. Paulina Lucía Villarroel Aravena (Región Metropolitana)
Para la educadora Paulina Lucía Villaroel Aravena, de 49 años de edad, la infancia es una prioridad. El amor y la admiración que siente por los niños y las niñas la llevó a estudiar Educación Parvularia. En 1992, en la población Digna Rosa de la comuna de Cerro Navia (uno de los sectores más vulnerables de la ciudad), Paulina fundó el Jardín Infantil Comunidad de Niños Tricahue, donde actualmente sigue trabajando. La idea de fundarlo se gestó después de realizar su práctica profesional en un establecimiento en la comuna de San Bernardo, la cual pertenecía a una comunidad de religiosas que tenían un centro de ayuda social en una toma de terreno. Las mujeres que trabajaban ahí no contaban con conocimiento profesional, pero tenían una entrega total por la educación. La pasión de esas mujeres inspiraron a Paulina, quien decidió soñar con un proyecto para formar mujeres de la población. De la mano con esto, nace su jardín, un proyecto que creó junto a pobladores y pobladoras de la comunidad. Hoy, este establecimiento está compuesto por un equipo pedagógico de 10 mujeres que además de ser madres, fueron formadas por Paulina.
Paulina se especializó en el método Montessori en el Centro de Estudios Montessori. Desde ese entonces, el centro, donde también hace clases, le ha brindado becas para la formación de algunas mujeres. Como educadora y directora de su propio jardín infantil, ha logrado, grandes resultados que la han convertido a ella y a su proyecto educativo en un modelo a seguir para otros jardines dentro y fuera de su comunidad. También ha servido de inspiración para la creación de otros proyectos, como la Fundación Amigos de Jesús, un proyecto que acoge a niños, niñas y jóvenes con necesidades especiales. En 1992, esta educadora recibió a 20 niños y niñas (muchos de los cuales hoy son profesionales). Hoy trabaja por la educación inicial de 104.
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