Basados en la primera publicación bilingüe sobre Gabriela Mistral, “Criatura Regional, Introducción a Gabriela Mistral”, hicimos un breve recorrido por la historia de la maestra y poetisa desde sus días como Lucila Godoy, hasta su trascendental viaje a México.
Desde muy joven, Lucila Godoy Alcagaya, argumentó la urgente necesidad de tener en Chile una educación pública y de calidad al alcance de todos. Fue por eso, que antes de formarse como escritora, forjó un camino político basado en su experiencia de vida y en la complejidad de haber vivido en un contexto donde la mujer era discriminada y no tenía acceso a la educación. Gabriela tenía que cambiar entonces esta realidad y para eso empezó un procesos de formación docente autodidacta, lejos de las escuelas. Se convirtió en maestra gracias a su esfuerzo y la disciplina, pero esto, en principio no fue sencillo y tampoco fue suficiente para contrarrestar la presión social de no tener un título formal.
Muy joven, Lucila asistió a la Escuela Superior de Niñas de Vicuña con el anhelo de conseguir una educación formal.
Pero su paso por ahí fue tortuoso e injusto. Un día, su profesora, un mujer llamada Adelaida Olivares, encargó a Lucila de los materiales de la sala de clase. Al final del semestre, cuando se hizo un inventario de papelería, el número no cuadraba y Olivares acusó a Lucila de ladrona, movilizando a una horda de personas enfurecidas que la apedrearon en la plaza del pueblo. Como si fuera poco, después de semejante humillación, la profesora escribió un reporte que decía “débil mental”, lo que impidió que Lucila pudiera ingresar a cualquier otra escuela. A pesar de hechos como este, ella no se detuvo…
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En 1906, tomó exámenes para entrar a la Escuela Normal de La Serena.
Esta, como el resto de Escuelas Normales (institución educativa encargada de la formación de los maestros de escuela), representaban en el siglo XX varias cosas como la habilidad intelectual y la integridad moral y religiosa de aquella época. Entrar en ésta significaba dar un paso adelante en el camino de la educación. Aunque aprobó el exámen (el cual pagó su madre con mucha dificultad), la Escuela la rechazó por unos escritos que había publicado en el periódico local… los consideraron “paganos”. Aparentemente, en aquella época todo le jugó en contra: su orígen humilde, su familia de padre ausente, y sus opiniones abiertas.
A pesar del rechazo, Lucila siguió estudiando, leyendo y por supuesto, escribiendo sobre sus convicciones educacionales y denunciando las altas tasas de analfabetismo en niveles populares.
Sólo cuatro años después, tras mucho trabajo, la Escuela Normal le permitió trabajar como maestra. Esto, después de haber aprobado los exámenes requeridos para convertirse en profesora de Primaria. Tenía 21 años cuando esta paradoja sucedió: quienes le abrieron las puertas para ser maestra, fueron los mismos que años atrás la habían juzgado y rechazado. Una vez dentro del sistema educativo, jamás se detuvo… sus ideales con respecto a cambiar la situación del país por medio de la educación pública, jamás se extinguieron. Paralelo a esto, en el año 1914, escribió una de los primeros sonetos que le otorgaron un premio, los primeros sonetos que cambiarían el rumbo de su vida y que marcarían el inicio de una carrera de éxito bajo el nombre de Gabriela Mistral.
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Para el año 1920, la educación femenina rural, se volvió una de sus prioridades tanto en la práctica como en la escritura.
No solo habló de la importancia de la educación de la mujer como medio para orientar el progreso de la nación, sino que también hizo parte del Liceo de Niñas número 6 en Santiago, donde ocupó una importante magistratura. Pero esto no garantizó que su paso por ahí fuera fácil. Debido al rechazo anterior por parte de la Escuela Normal, Gabriela tuvo que soportar despiadadas críticas. Su paso por allí fue corto.
De Chile a México.
Otras puertas se abrieron. Gabriela recibió una oferta del gobierno mexicano para ir a educar a la población rural de dicho país. El viaje cambiaría el rumbo de su vida para siempre. No solo porque fue trascendental a nivel profesional, sino porque desde ese entonces jamás volvería a vivir en Chile.
“Desde México, Gabriel Mistral fue catapultada como una figura internacional, desarrollando su pensamiento político y sus ideas sobre justicia social más allá de las fronteras de Chile, mirando hacia América Latina en su totalidad”. María Fernanda Glaser Danton.
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En México, Mistral fue un apoyo importante en las reformas educacionales del país. En ese entonces ya era conocida como educadora de pueblo y con solo 30 años, tenía una estatua que reconocía su labor. El viaje de Gabriela a México consolidó su imagen de Maestra de las Américas y consolidó su imagen no sólo como maestra y poeta chilena, sino también como una importante promotora del desarrollo de América Latina.
“Gabriela Mistral quería crear una Latinoamérica informada instruida, tanto en su pasado, como en su propia realidad particular. Era la visión de América por la que siempre abogaría hasta el fin de sus días”. María Fernanda Glaser Danton.
Libro Critura Regional, Introducción a Gabriela Mistral, María Fernanda Glaser Danton y Ben Lyle Bedard. Editorial LetrArte.
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