El acto de contar historias sigue vigente y hoy más que nunca, puede ser una herramienta perfecta para despertar emociones que potencian el aprendizaje.
Narrar historias… ¿porque el acto de transmitir relatos a través de la palabra puede tener un enorme valor en el contexto educativo? Quizás lo más valioso de esta actividad también conocida como storytelling no sea la historia en sí misma, sino la forma en que esta se cuenta o se transmite y el poder que puede causar en quien está oyendo. Desde hace siglos, la narración oral ya era una herramienta de comunicación poderosa y hoy, en pleno siglo XXI también puede serlo. Especialmente en la escuela, donde se busca captar la atención de los estudiantes en formas que resulten atractivas.
Por un lado, uno de los valores del storytelling es la transmisión de conocimientos a partir de un relato y por otro lado, la forma como despierta en los estudiantes emociones que pueden, sin duda alguna, aumentar el interés en el aprendizaje. Pero, ¿cómo exactamente se puede hacer uso del storytelling en clase?
El arte de contar historias
Saber contar una historia es un arte, lo que convierte al profesor en una especie de artista. El docente debe lograr despertar emociones y encontrar un equilibrio entre esto y el mensaje de una historia que puede contribuir a que el estudiante recuerde lo aprendido.
Una forma es hacerlo directamente es incorporar el relato como una herramienta pedagógica que se puede utilizar de manera cotidiana. Docentes y educadores pueden crear una atmósfera “mágica” a través de las historias para introducir temas tan complejos como la guerra civil, entre muchos otros, ya que esta técnica no sólo conecta a los estudiante con un hecho particular, también los sensibiliza, potencia su curiosidad y los prepara para el aprendizaje. Se trata de una conexión que toca la cabeza y el corazón.
“La gente olvidará lo que dijiste, la gente olvidará lo que hiciste, pero la gente nunca olvidará cómo la hiciste sentir”, dice Maya Angelou –autora, poeta, bailarina, actriz, y cantante estadounidense– en una frase que sintetiza a la perfección el poder de enseñar desde lo emocional.
Otro elemento clave es hacer partícipes a los estudiantes para justamente, generar ese vínculo comunicativo que permitirá que ellos desarrollen algunas habilidades claves. En otras palabras, se trata de convertir también al estudiante en narrador. Para lograr esto, tal como ha sucedido a lo largo de los siglos, la actividad debe reinventarse según su intereses y necesidades. Esto implica, por ejemplo, encontrar alternativas digitales que sirvan para potenciar la narrativa en el aula. Las pizarras digitales, las tablets o incluso las aplicaciones móviles, por ejemplo, han permitido que los relatos tradicionales adquieran una nueva dimensión que despierta la motivación de alumnos que en el storytelling, pueden incluso ser protagonistas de sus propias historias
Creatividad, comunicación, colaboración
Son tres elementos no pueden faltar en un ejercicio de storytelling. Los estudiantes parten de las indicaciones propuestas por el docente para luego convertirse en creadores de historias basadas en sus vidas e inspiradas en la temática de la clase. Por eso mismo, la creatividad es esencial, la colaboración es necesaria y la comunicación es el eje bajo el cual se estructura una actividad cuyo objetivo final es captar la atención de una forma entretenida pero también concisa y clara. Los alumnos podrán investigar, preparar un relato, estructurar una historia y finalmente decidir cómo ejecutarán el guión a través del cual lograrán despertar las emociones de toda la clase.
Inspirada en Storytelling educativo: el poder de la narración en la transmisión de conocimiento, Real Influencers.
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