Atanasio Roldán, Director Académico del Colegio Fontán de Envigado, Colombia, nos cuenta cómo han logrado implementar un sistema pedagógico que se basa principalmente en la autonomía de los estudiantes.
En el Colegio Fontán de Envigado (Colombia), los estudiantes tienen la libertad de empezar o terminar el año en cualquier momento, la duración de los grados escolares varían, los horarios no son fijos, no se emplea la metodología de clase magistral, de hecho tampoco hay clases y salones pues los estudiantes no se agrupan por edades, sino por niveles de autonomía y como si fuera poco, los exámenes o evaluaciones son programados por los propios alumnos. ¿Cómo es esto posible?
El colegio se define como un “laboratorio de pedagogía” que aplica y difunde las investigaciones y los principios del Sistema Fontán®, un proyecto de innovación educativa fundado en el año 1985 por Ventura Fontán y su esposa en Medellín, Colombia. Dicho sistema se basa en tres principios fundamentales: la flexibilidad, la autodidaxis (acciones que permiten que una persona aprenda por cuenta propia) a través del lenguaje escrito y la evaluación objetiva y permanente. Estos tres principios se correlacionan y uno no puede funcionar sin el otro. Según explica Atanasio Roldán Botero, Director Académico, en una entrevista exclusiva con Elige Educar, este sistema aplicado en el colegio-laboratorio es la mejor prueba de que sí es posible construir y aplicar un modelo escolar que además de romper con lo tradicional, se basa principalmente en la autonomía del estudiante.
Para entender un poco mejor cómo funciona y cuál es el impacto que tiene este sistema en el aprendizaje de los estudiantes, Roldán nos contó, entre otras cosas, cómo es la cotidianidad de los estudiantes en el Fontán de Envigado, cuál es el rol que cumplen los profesores en este colegio, cómo se aplica cada uno de los principios del Sistema Fontán y cómo la autonomía se ha convertido –en este espacio educativo– en uno de los elementos más claves del proceso de aprendizaje.
Elige Educar: ¿Cómo es el día a día en este colegio?
Atanasio Roldán: “El Colegio utiliza promoción flexible. Esto significa que un estudiante puede comenzar –o terminar– un grado escolar en cualquier fecha del año. Entonces la duración del grado escolar es variable. Un grado puede cursarse en más de un año o en menos de un año. Las diferencias son significativas.
El Colegio no emplea metodología de clase magistral. Es un colegio sin clases. No existen salones o aulas sino “talleres”, es decir, espacios acondicionados para el trabajo de alrededor de 15 estudiantes en primaria y 20 en bachillerato. En estos talleres los estudiantes trabajan empleando materiales autodidácticos especialmente diseñados en el Sistema Fontán®, denominados “taus” (acrónimo de texto autodidáctico). Los taus son textos interactivos que requieren una permanente actividad de lectura, escritura, interpretación, consulta y ejercicio por parte de los estudiantes. Los talleres son multigrado, es decir, en cada taller trabajan estudiantes de grados diferentes, no necesariamente del mismo. De hecho, todos los estudiantes generalmente se encuentran trabajando diferentes temas (aunque en bachillerato los talleres se especializan por áreas del conocimiento: ciencias exactas, ciencias humanas, etc., de manera tal que los estudiantes rotan por ellos). En cada taller hay un tutor de planta especializado en su área de conocimiento (un área agrupa varias asignaturas afines).
Cada asignatura está dividida en lecciones. A cada lección le corresponde un tau. Solo cuando el estudiante alcanza el dominio del tema en una lección, puede avanzar a la siguiente. Esto generalmente implica aprobar una evaluación o examen con un mínimo de 90%. Estos exámenes o evaluaciones son programados por el propio estudiante, no por el Colegio o los docentes, de manera tal que, casi siempre, el estudiante llega al examen estando bien preparado. Los exámenes se aplican en una sala de evaluaciones independiente que los chicos han apodado “el examinadero”. El tiempo de duración del examen es abierto, sin límite de tiempo. Si el estudiante no aprueba el examen, puede volver a presentarlo más adelante, incluso varias veces hasta lograr aprobarlo (aunque, por supuesto, se le entregan opciones de examen distintas en cada ocasión). Los exámenes, una vez entregados, no solo son calificados sino “analizados”. Esto significa que un tutor del área –que no tiene que ser el mismo que ha trabajado con el estudiante– estudia el examen con detenimiento y analiza el desempeño del estudiante en el mismo escribiendo un reporte que se consigna en un cuadernillo de cada asignatura llamado registro y le es entregado al día siguiente al estudiante con una evaluación cualitativa y cuantitativa e instrucciones específicas para mejorar su desempeño, si el caso lo requiere. Cuando el estudiante, siguiendo este procedimiento, aprueba todas las lecciones del plan de estudios, es promovido al grado siguiente. Esto describe el procedimiento empleado en las asignaturas de carácter más académico denominadas temáticas.
Además de las asignaturas temáticas, en el Colegio se realiza una gran cantidad de actividades pedagógicas en áreas del desarrollo, tales como la educación artística, la educación física, la socialización, las ciencias experimentales y la educación ambiental. La plasticidad del sistema permite proponer una gran diversidad de estrategias pedagógicas complementarias que enriquecen el currículo y se pueden ir definiendo sobre la marcha atendiendo a los requerimientos de la comunidad”.
EE: ¿Cuál es el rol del profesor en este proceso que enfrenta el estudiante día a día?
AR: “El tutor, más que un “profesor”, se ocupa de la adecuada dispensación de contenidos y organiza un discurso; es un auténtico pedagogo centrado en el desarrollo cognitivo y espiritual de los chicos. Es semejante, más bien, al entrenador atlético: no es él quien ocupa el centro del escenario sino sus pupilos, quienes son los que deben actuar y ocupar el proscenio. El estudiante aprende en interacción constante con el texto escrito, aunque asistido por el tutor, quien se halla no “en frente” suyo sino a su lado. El texto autodidáctico está especialmente diseñado para conducir cognitivamente al estudiante en la construcción conceptual (es un texto con “pedagogía intrínseca”), aunque en muchos casos se empleen otras fuentes para reforzar, complementar o ampliar el logro académico. Adicionalmente, el aprendizaje individualizado en el ambiente pedagógico del Sistema Fontán no es un acto solitario realizado en un entorno escolar artificioso, como el de quien se sumerge maquinalmente en un cubículo aislado ajeno a toda otra interacción. Es semejante, más bien, a asistir a un gimnasio deportivo: con el apoyo del instructor, a cada cual se les va apañando como quiere y puede con lo que le corresponde, mientras disfruta de la presencia de los demás y vive un tipo de socialización indirecta pero permanente e intensa, compartiendo e intercambiando informalmente experiencias y opiniones, y actuando dinámicamente en un entorno socioafectivo flexible, vivo y estimulante (más sociable, de hecho, que el de una biblioteca)”.
EE: ¿Cómo impacta esta metodología el aprendizaje de los alumnos?
AR: “Desde un punto de vista tradicional, todos los estudiantes alcanzan el dominio o la excelencia en todos los temas del currículo. Pero más allá de esto, se puede apreciar un desarrollo extraordinario de las habilidades metacognitivas, de la función ejecutiva y una gran madurez en las relaciones sociales y en los proyectos de vida”.
EE: ¿Por qué la autonomía de los estudiantes debería ser un elemento clave en cualquier establecimiento educativo y cómo ha funcionado dicha autonomía en este sistema?
AR: “La autonomía es el objetivo supremo de la educación (así, la excelencia académica puede considerarse simplemente como un aspecto de la autonomía cognitiva especialmente valioso por razones sociológicas).Y es en ella donde el Sistema Fontán ha alcanzado sus mayores triunfos. Este objetivo se alcanza, en primera instancia, a través del desarrollo de la autonomía cognitiva, inherente a la autodidaxis, pero se desarrolla también por otros medios también intrínsecamente asociados al sistema. El más importante de ellos es la planeación. La individualización y la promoción flexible exigen que cada estudiante deba apropiarse, hacerse dueño de su gestión académica, proyectando permanentemente sus acciones pedagógicas (cuándo y qué estudiar, cuándo optar por evaluación…) y luego ocupándose de llevar esa planeación a su efectiva ejecución, incluyendo las constantes decisiones correctivas que implica toda planeación sujeta a contingencias.
Al hacerlo dueño de la gestión de su progreso académico, el sistema le entrega al estudiante el manejo de su tiempo de manera tal que este pasa a ser propiedad del estudiante, no de la institución (así se da el caso de que el Colegio deba tomar en cuenta la opinión de los estudiantes al proponer alguna actividad adicional). Este empoderamiento en la toma de decisiones implica un entrenamiento permanente y efectivo de la responsabilidad, la autodirección, la iniciativa, la autogestión creativa y, en fin, de todo aquello que se subsume en el concepto general de desarrollo de la “función ejecutiva”. Es imprescindible, una vez más, subrayar el carácter intrínseco de este rasgo del sistema, que es el que garantiza el cumplimiento del eslogan que el colegio-laboratorio de Medellín ha mantenido durante muchos años y que describe muy sucintamente lo que el sistema ofrece como una realidad contundente y objetivamente verificable: “autonomía y excelencia para todos”.
EE: ¿Qué opinan las familias y los estudiantes?
AR: “Es generalizada la expresión de que se trata de un sistema increíble que transforma radicalmente la vida, no solo de los estudiantes, sino de toda la familia. Los cambios se ven reflejados, y muchas veces casi de inmediato, en la autonomía cognitiva, ejecutiva y social, el gusto por la lectura y el descubrimiento del placer intelectual, la motivación por el estudio, el descubrimiento de las ambiciones en el proyecto personal de vida”.
EE: ¿Deberían todos los colegios tradicionales apuntar a un cambio orientado en este tipo de metodología o sistema?
AR: “Sí. Definitivamente sí. Para lograrlo no requieren convertirse en copias del Colegio Fontán de Medellín, sino simplemente adoptar los principios básicos de este nuevo marco lógico para el sistema escolar. Dentro de esto, podrán definir su propio carácter o su propio proyecto de valores respondiendo a su peculiar carácter”.
EE: Y finalmente, en una frase ¿cómo podría definirse la esencia del colegio?
AR: “Autonomía, excelencia y propósito para todos”.
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