Diversas investigaciones sugieren que la gestualidad puede activar la memoria, permitiendo el registro de nueva información.
Susan Wagner Cook, una profesora de Ciencias de la Psicología y el Cerebro en la Universidad de Iowa, ha liderado numerosos estudios que demuestran el impacto que tienen los gestos en el aprendizaje. No importa si la clase es de ciencias, lenguaje o matemática, Cook asegura que la gestualidad ayuda a construir conocimiento en torno a cosas abstractas o concretas como los números y las palabras. No hay hallazgos muy específicos que expliquen por qué sucede esto, pero lo que sí es un hecho es que los gestos aparentemente aligeran la carga de nuestro sistema cognitivo. La experta ha demostrado, por ejemplo, que si le pides a la gente que haga dos cosas a la vez -como explicar un problema matemático mientras recuerdan una secuencia de letras- el resultado es mucho mejor cuando se les permite gesticular mientras hacen una explicación.
Las investigaciones sugieren también que cuando vemos y usamos gestos, utilizamos más partes del cerebro que cuando sólo usamos el lenguaje.
De esta forma, se activan más sistemas de memoria, como la memoria procesal, aquella que archiva de forma automática procesos como escribir o montar en bicicleta. Por otra parte, quienes estudian el aprendizaje en el contexto de lo que han llamado “cognición encarnada” -la teoría de que nuestros pensamientos se forman por experiencias físicas del cuerpo-, aseguran que incluso cuando pensamos en ideas concretas, el cerebro conecta éstas con cosas físicas concretas que experimentamos a través de nuestras manos u otras partes del cuerpo.
Una evidencia concreta de esto sucede por ejemplo cuando escuchamos palabras como lamer, recoger y patear; lo que sucede es que el cerebro activas partes que están asociadas a la lengua, la mano y las piernas, respectivamente. E incluso cuando leemos algo relacionado con un evento alegre, se activan muchos nervios y músculos que controlan la sonrisa.
Arthur Glenberg, un profesor de psicología en la Universidad Estatal de Arizona, está, de hecho, aplicando una teoría relacionada con esto para ayudar a las personas que tienen problemas con la lectura.
En más de diez años, Glenberg y sus colegas han trabajado en el desarrollo de un sistema que permite a los lectores novatos simular físicamente el contenido de los libros para mejorar su comprensión. La última versión de este proyecto es un sistema de iPad llamado EMBRACE, a través del cual los niños pueden mover los personajes y otros elementos para darle vida al texto. Por ejemplo, si la historia dice que el personaje tomó un libro, entonces el lector puede realizar la misma acción en la pantalla táctil. Pero, ¿cuáles han sido los resultados en el aprendizaje de los lectores?
El experto ha probado esta y otras versiones del sistema con lectores que tienen dificultades, entre esos, niños con problemas de aprendizaje.
A raíz de esto, la comprensión lectora aumenta de manera significativa en sus pruebas. Los niños actúan a medida que leen y más adelante simplemente imaginan las acciones físicas que realizaron. Lo mejor de esto es que este enfoque funciona con una amplia variedad de áreas, incluyendo historias que tienen problemas de matemática. Por ejemplo, En un estudio de 2011 con 97 estudiantes de tercer y cuarto grado, los niños entrenados en el método resolvieron el 44% de los problemas de matemáticas en comparación con el 33% del grupo que no conocía el sistema. El sistema, “exige que imagines la situación y eso hace que la matemática sea mucho más fácil”, asegura Glenberg a la organización The Hechinger Report. Lo mismo aplica en la lectura, pues los niños son capaces de asociar el sonido de una palabra a una acción específica para comprender esta mucho mejor.
¿Qué quiere decir todo esto? Que, aunque aún faltan pruebas concretas de herramientas como esta, es un hecho que usar el cuerpo y los gestos para enseñar funciona.
Lo bueno es que esto es prácticamente un instinto en los profesores, quienes prácticamente siempre usan el cuerpo y las manos, especialmente quienes trabajan con niños. De hecho, Cook sugiere siempre utilizar las manos y pide a los profesores que minimicen el uso de otros objetos que impiden el movimiento de éstas. Su trabajo, al igual que el de Glenberg apunta a mejorar herramientas digitales diseñadas para el aprendizaje tomando como base cosas claves de la interacción humana como el uso del cuerpo en favor de la mente.
– The Hechinger Report
-https://ww2.kqed.org/mindshift/2017/10/25/how-seeing-and-using-gestures-make-ideas-more-memorable/
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