Existe una acción cotidiana en el mundo de la educación que permite que los profesores fortalezcan los aprendizajes de niños y jóvenes. Esa acción se llama: preguntar. Esta nota te dará las herramientas necesarias para hacer preguntas y entender la importancia de este acto fundamental.
Cuando un profesor hace preguntas en clase, no sólo promueve la participación, también moldea los procesos de aprendizaje que facilitan la recepción de contenidos por parte de los estudiantes. Según los expertos, las preguntas son la herramienta que todo profesional de la educación necesita para detonar el aprendizaje y desarrollar habilidades latentes en niños y jóvenes. Pero hay algo que se debe tener en cuenta: no se trata de hacer preguntas por hacer, se trata de hacer preguntas con objetivos específicos y de la forma indicada. Para lograrlo, estas estrategias pueden ayudar:
Evitar preguntas que sugieren respuestas
Una pregunta sugerente es aquella que, como su nombre lo indica, sugiere una respuesta por parte del profesor. Esto desalienta al estudiante y le niega la posibilidad de pensar por su propia cuenta. Es importante no caer en esto. Ejemplo:
No des la respuesta: El autor del libro asegura que las plantas se alimentan por medio de un proceso llamado fotosíntesis ¿verdad?
Hazla: ¿Según el autor del libro, cómo se alimentan las plantas?
Una pregunta extra y secuencia de preguntas
Después de hacer una pregunta y recibir una respuesta, invita a tus estudiantes a que expliquen por qué respondieron lo que respondieron. Esta es una excelente forma de profundizar en el tema y exigirles un poco más. Evita también hacer una sola pregunta compleja y utiliza una secuencia de preguntas directas, claras y específicas que entre todas construyan la profundidad y la complejidad de una sola. Por ejemplo:
Evita esta pregunta: ¿en qué periodo existieron los dinosaurios, qué los caracterizaba en términos de anatomía y cómo se clasificaban?
Pregunta por partes: ¿Cómo se llamó el periodo geológico en cuál existieron los dinosaurios?
En discusiones de clase
Intenta no hacer más de una pregunta a la vez. Al hacer lo opuesto, los estudiantes no responden porque no están seguros de cuál pregunta deben responder. Para lograr esto es ideal planear la clase y definir en qué momento se harán pausas para hacer preguntas a lo largo de toda la sesión. Hacerlo de esta forma no sólo hará que la clase sea interactiva, sino que también ayudará a mejorar el aprendizaje de los estudiantes. Intenta no utilizar los dos últimos minutos de clase para hacer algunas preguntas; es ideal empezar la clase con actividades que cautiven a los estudiantes y una buena pregunta puede ser la clave para lograr esto.
Un mix de diferentes tipos de preguntas
Usa preguntas cerradas o preguntas con un número limitado de preguntas correctas cuando quieras probar la retención y comprensión de información importante. Utiliza preguntas de chequeo para saber si tus estudiantes entendieron una instrucción o si tienen acceso a todo lo que necesitan para desarrollar cierta actividad. Por ejemplo: ¿entendieron los pasos a seguir para la elaboración de la historia?, ¿tienen los materiales que necesitan para construir la maqueta del sistema solar?
Formula preguntas abiertas (aquellas que a menudo tiene múltiples respuestas) cuando quieras promover la discusión y activar el aprendizaje en clase.
Sobre las respuestas efectivas
Espera: a que tus estudiantes piensen y formulen respuestas. esperar entre 5 y 10 segundos incrementará el número de estudiantes interesados en dar respuestas largas y complejas. Si después de este tiempo, ellos no saben la respuesta, no respondas, más bien, reformula la pregunta.
No interrumpas y demuestra interés: escucha la respuesta de tus estudiantes incluso si ya sabes lo que tienen para decir. Esto les dará el crédito y podrás analizar si ha entendido o no el material. Demostrar interés asintiendo con la cabeza y utilizando expresiones que demuestren que estás escuchando también es muy importante para ellos. Nunca bajes la cabeza o revises tus notas cuando estén hablando.
Desarrolla las respuestas de tus estudiantes: para que ellos sigan pensando, dile a tus estudiantes que hablen sobre la respuesta o idea que alguno de los estudiantes presentó.
Al final de la clase
Terminó la clase y es útil que tomes notas sobre las preguntas que fueron más efectivas teniendo en cuenta los objetivos de tu clase y las preguntas que se convirtieron en respuestas inesperadas. Utiliza estas notas para refinar tus preguntas y utilizarlas la próxima vez que te veas con tus estudiantes en la sala de clase. Es una buena forma de reflexionar sobre tus prácticas pedagógicas y mejorarlas en pro de un mejor aprendizaje. De eso se trata: autoevaluar, reflexionar, modificar y mejorar prácticas.
Ahora… ¡A preguntar!
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Bloom, Benjamin (ed). Taxonomy of Educational Objectives. Vol. 1: Cognitive Domain. New York: McKay, 1956.
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