Al entender las distintas realidades de algunos de mis estudiantes, aprendí a desarrollar una clase simple, directa y con un espacio de reflexión. Aquí les cuento una de esas experiencias.
Al momento de planificar, más allá de lo estrictamente metodológico, poner atención a los detalles, que se presentan en el ambiente de una sala, es un proceso fundamental para poder cumplir con los objetivos de la clase. Son aspectos que van más allá de lo netamente pedagógico.
Durante el desarrollo de mi práctica profesional como docente de Historia–en la jornada vespertina del Colegio Lastarria, en la ciudad de Santiago de Chile–, me di cuenta que esos jóvenes provenían de comunas periféricas y tenían que trabajar durante la mañana. Como consecuencia de eso, estaban fatigados y cansados.
Al principio, me costaba darme cuenta de esos detalles, pero con el transcurso de los días, descubrí un factor primordial, que muchas veces pasa desapercibido y no se toma en cuenta: los estudiantes muestran poca participación en clases, por las condiciones externas que se presentan en una sala de clase, no necesariamente por falta de interés.
Paralelamente, los alumnos buscan siempre asociar el contenido de la clase en torno a sus gustos particulares –uso del celular, aplicaciones, música, redes sociales, series o películas–, por lo tanto, ante la suma de todos estos factores, no basta con cumplir lo estrictamente curricular y metodológico, hay que concentrar todas las fuerzas en lograr el objetivo de la clase, y para cumplir eso, se debe facilitar al máximo posible el camino.
Ante las condiciones adversas recién mencionadas, la fluidez, el sentido práctico y didáctico se hacen fundamentales para poder cumplir con el objetivo de la clase.
Para poder demostrar lo mencionado, les contaré cómo desarrollé una clase sobre la Guerra Fría, usando la película Rocky IV como hilo conductor:
1. Acto de motivación e introducción de la clase:
No basta con que el acto de motivación sea entretenido y didáctico, debe hacerle sentido al estudiante participante de la clase. Es decir, que mediante un lenguaje simple y directo, comprenda los aspectos más sustanciales del conocimiento enseñado.
Como en este caso el contenido corresponde a la confrontación ideológica que se desarrolló entre el modelo capitalista y comunista durante la Guerra Fría, opté por mostrarles el combate que se dio entre los boxeadores Rocky Balboa (Estados Unidos) e Iván Drago (Unión Soviética) en la película Rocky IV, que se estrenó en 1985, año en el que partió la Guerra Fría.
Durante la exhibición de la película –a modo de introducción–, conversé con los estudiantes sobre cuál era la relación de la cinta con la Guerra Fría, una vez realizado ese punto , se procedió a la explicación del concepto.
2. Desarrollo de la clase, la explicación del concepto:
Este proceso debe concentrarse siempre en sus características más particulares, para evitar caer en generalidades que abarcan mucha información o en explicaciones que suelen caer en descripciones demasiado intelectuales o académicas, ser esencial y esquemático.
En este caso, para la explicación del concepto de la Guerra Fría, elegí 3 aspectos fundamentales: las causas que la provocaron, el desarrollo del conflicto, y las consecuencias políticas y económicas de este proceso histórico.
3. Actividad de cierre y reflexión del contenido:
Una vez explicados de forma simple y esquemática los conceptos fundamentales relacionados con el proceso histórico de la Guerra Fría, se debe realizar una actividad. En mi experiencia como profesor de Historia, siempre tiene que ser colectiva, ya que el rasgo subjetivo de la materia ayuda a fomentar y a estimular la imaginación y conocimiento personal de los estudiantes cuando se trabaja e interactúa de forma grupal.
En este punto, pasamos al aspecto más fundamental de la clase: la explicación del trabajo grupal, que en mi experiencia, es la instancia más importante.
Cuando se le da la oportunidad directa al alumno de expresar sus sentimientos personales respecto a la materia enseñada, automáticamente se genera un estimulo. Además, en mis clases me preocupo por darles los materiales de apoyo necesarios para que se expresen, bien sean cartulinas, fotografías o lápices de colores, entre otros.
En el caso de esta clase que he estado ejemplificado, la actividad de cierre fue pedirles que mediante el uso de su imaginación personal, dieran su opinión grupal respecto al proceso histórico de la Guerra Fría y sus asociaciones con Rocky IV.
Como resultado de este proceso, los estudiantes desarrollaron diferentes formas para expresar sus ideas personales respecto a la Guerra Fría, mediante dibujos, collages, fotografías, etc. Al realizar este ejercicio metodológico, los alumnos no solo comprendieron los aspectos fundamentales de este proceso histórico, sino que también asociaron el argumento de la película Rocky IV, con los aspectos enseñados durante el desarrollo de la clase.
Al desarrollar una clase simple, directa, buscando algún contenido que se relacione –y les pueda interesar– y con un espacio de reflexión para nuestros estudiantes, seguro lograremos mayor motivación con los contenidos. Lo importante es que puedan comprender la materia de manera reflexiva y crítica.
Mario López es profesor de historia de enseñanza media y licenciado en historia mención tiempo presente, trabaja en el departamento educativo del Museo Histórico Nacional. Además, hizo un curso de elaboración de proyectos culturales en la Universidad Academia de Humanismo Cristiano. Para detalles sobre los talleres de Historia que realizo, me pueden escribir a: [email protected]
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