Es importante trabajar bases afectivas y cognitivas concretas de de una forma planificada y consciente, lo que se logra enfocándose en 5 áreas de la educación inicial que se complementan entre sí.
Durante la primera infancia, entre los 0 y 5 años, los niños comienzan a construir sus cimientos que serán base para su desarrollo personal y social.En esta etapa tienen mucho que recibir y aportar, por lo tanto, lo ideal es brindarles un espacio en donde reciban educación inicial de personas capacitadas que procuren propiciar su sano desarrollo y crecimiento.
Esto parece fácil, pero no lo es. Los actos educativos escolares en niños pequeños deben ser planificados con sutileza, perspicacia y creatividad para que reditúe en una excelente trayectoria escolar futura. La educación inicial es fundamental para el desarrollo de los infantes, pues les permite desarrollar habilidades y destrezas que darán firmeza a nuevas competencias.
La educación inicial contribuye a formar la personalidad de los niños
También ayuda a sentar bases afectivas y cognitivas concretas, para vincularse con el mundo; percibirlo, construirlo, comprenderlo y transformarlo. Para lograrlo, hay 5 áreas que considero fundamentales en el nivel inicial y que se deben planificar en cualquier proyecto educativo:
- Área del autoconocimiento
- Área cognitiva
- Área motriz
- Área del lenguaje
- Área socioemocional
La educación inicial tiene la gran oportunidad de formar en habilidades para toda su vida
En el área del autoconocimiento, antes que los niños/as puedan asumir la responsabilidad de sus propias actividades, deben adquirir un sentido cognoscitivo de sí mismos como personas físicamente diferentes, separados del resto del mundo. El conocimiento de sí mismos es el primer paso hacia el desarrollo de normas de comportamiento; permite a los niños entender que la respuesta del adulto ante algo que han hecho, está dirigido a ellos y no sólo al acto mismo.
Por lo tanto, en esta el área de autoconocimiento se deben incluir el trabajo con el autocontrol y la autonomía, que deben iniciarse desde que ingresan a la educación inicial, teniendo en cuenta las características propias de las edades. Este proceso, en el que aprenden sobre el autocontrol y los lleva hacia la autonomía, comienza con el aprendizaje del control de esfínteres, pasando por el “despegue” de sus padres y la adaptación al nuevo espacio.
El autocontrol es un factor básico, ya que equilibra la autoestima
Los niños necesitan de otros compañeros para relacionarse y convivir. Cuando ello se logra, las manifestaciones son favorables: comienzan a hacerse autosuficientes, aprenden a controlarse y sobre todo, construyen su autonomía.
La autoestima es un compuesto en el que es necesario un balance para sentirse seguro y tener la capacidad de lograr los objetivos planteados. Permite estar en contacto con otros y fomentar relaciones interpersonales. El espacio escolar, el intercambio con otros pares, brinda a los niños la formación de la autoestima que equilibra su postura. Un niño que se encuentra envuelto en un ambiente de constantes aprendizajes, se permite sobreestimarse y comenzar a darse cuenta de lo que es capaz y de la satisfacción que le da lograrlo. Todas estas situaciones lo conducen a su bienestar.
La autoestima es determinante en la vida de los niños, ya que de ella depende su formación y postura frente al resto. Es por ello, que cuando un niño comienza y aprende a hacer las cosas y le salen, siente plenitud y seguirá intentando nuevos desafíos. La autoestima engrandece y es motivo de una buena formación en los pequeños.
En el área cognitiva la clave está en formular preguntas
En estas edades tempranas el “interaccionismo “como forma de aprendizaje cognoscitivo puede ser una estrategia que colabore con el desarrollo de la adquisición del conocimiento, respetando las etapas por las que atraviesa el niño, en esta área. Para poner en funcionamiento esta forma de enseñanza, el maestro debe tener en cuenta la maduración del grupo, las experiencias con objetos físicos (fundamentales en estas edades donde es necesario ver y manipular) y las interacciones sociales.
Para desarrollar el área cognitiva se debe trabajar alentando a los niños a formularse preguntas, tratando de encontrar las respuestas por medio de su propia iniciativa e ingenio. Es realmente un arte de enseñar, sin dar todas las respuestas correctas y sin caer en el otro extremo, limitándose a ser meros observadores. Para que ocurra el conflicto cognitivo que favorezca el aprendizaje, el maestro debe interactuar con ellos, para que estén en condiciones de probar sus propias ideas frente a los objetos.
Es importante tener en cuenta que el pensamiento del niño pasa por diferentes etapas, antes de llegar a la abstracción. Es por esto que no es factible apresurar el desarrollo, los niños deberán experimentar mucho e interactuar con otros, para conocer las distintas posturas frente a un conocimiento, y los educadores deben intervenir y planificar adecuadamente.
¿Cómo trabajar el esquema corporal? El foco del área motriz
Esta área está relacionada con la habilidad para moverse y desplazarse, permitiendo al niño tomar contacto con el mundo. También comprende la coordinación entre lo que ve, lo que toca y las cosas que puede hacer, como: pintar, dibujar, recortar y hacer nudos, entre otras actividades.
Algo interesante para trabajar desde el inicio con los niños en esta área, es el concepto de esquema corporal, porque juega un papel fundamental en el desarrollo de los infantes. Esta organización de esquema corporal es el punto de partida de sus diversas posibilidades de acción. Los pequeños perciben el mundo exterior a través de su cuerpo, a la vez que también con su cuerpo entran en relación con el mundo.
De esta acción corporal pasa a la representación mental, al simbolismo, la figuración y la operación. Por esta razón es tan importante diseñar proyectos de esquema corporal desde muy temprana edad, para que luego logren realizar la transferencia. La motricidad no puede faltar en trabajo graduado en las distintas salas de los jardines infantiles.
El área del lenguaje, debe considerarse entre las primordiales
El desarrollo del lenguaje se estimula por medio de una sensibilidad especial hacia las interacciones comunicativas del niño cuando va creciendo, promoviendo mensajes referenciales, articulando palabras con claridad y utilizando estructuras sintácticas adecuadas. Esto, dentro de un ambiente efectivamente positivo, en el que el niño se sienta acogido y querido, para favorecer la comunicación.
El área del lenguaje abarca tres aspectos: la capacidad comprensiva, la expresiva y la gestual. La capacidad comprensiva se desarrolla desde el nacimiento, ya que el bebé podrá entender ciertas palabras mucho antes que pronuncie un vocablo con sentido. De ahí de hablarles constantemente. La capacidad expresiva es importante, porque a través de las distintas expresiones que utilicemos para hablarles comprenderán si se trata de preguntas, regaños, canciones, rituales para comer o bañarse, entre otros. Mientras que la gestual les ayuda a acompañar todos los primeros vocablos o frases que vayan aprendiendo; las aprenden imitando al adulto.
Cuando se sienten ambientados se comunican con sus pares y maestros. Lo hacen para pedir, contar o expresarse... mientras dibujan o juegan. Se manifiestan de manera informal, pero puede decirse que es un gran avance, pues eso les permitirá estructurar su comunicación de manera verbal. Además, la lectura de cuentos en voz alta y con entonación mostrando las imágenes, desde bebés, favorece la oralidad de los pequeños, además de estimular otras áreas del pensamiento.
Trabajar las emociones desde pequeños es esencial para el futuro
Es importante, desde pequeños, trabajar con las emociones y ayudar a que niños puedan identificar qué sienten en cada situación. Es una manera de reconocer su estado de ánimo y poder regular sus acciones que favorecerán su aprendizaje, de ahí la importancia del área socioemocional.
Está comprobado que si un niño puede expresar por medio de colores o dibujos sus emociones, mejor predispuesto estará para aprender, atender y disfrutar su estadía en la sala.
Otro aspecto interesante es enseñar a cómo comportarse ante cada situación. El educador debe tener en cuenta que recibe niños de diferentes hogares, con diversas reglas, costumbres y habilidades sociales.
Los niños son ávidos de todo lo que el educador pueda decirles y además son transmisores de lo que oyen y practican. Esto conlleva a dominar las conductas, expresar los sentimientos y aprender a ser autónomos.
Karina Inés Gómez es licenciada en Ciencias de la Educación; formadora de directores y educadores; asesora en necesidades educativas inclusivas. Máster en liderazgo directivo en escuelas.
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