Como docente, considero importante que los contenidos curriculares sean escalones y el recorrido, la experiencia misma del aprendizaje. Esto se logra con pedagogía interdisciplinaria.
Hace algunos años atrás me tocó estar a cargo de un proyecto educativo, para brindar diversas experiencias educativas, vinculando contenidos de asignaturas totalmente diferentes para realizar clases, conocida como pedagogía interdisciplinaria. Actualmente, producto de la pandemia, este tipo de prácticas pedagógicas no son tan implementadas, producto de la priorización curricular implementada en Chile, como respuesta a las necesidades educativas de niños/as y jóvenes.
En esta oportunidad les contaré un poco cómo fue mi experiencia realizando este tipo de interdisciplinariedad educativa, vinculando conocimientos de diversas asignaturas para generar experiencias de aprendizaje en la sala de clases.
¿Qué tan difícil puede ser la pedagogía interdisciplinaria?
A primera vista parece complicado relacionar contenidos diferentes para planificar, para después realizarla en la sala de clases o en el aula virtual. Cada asignatura posee objetivos y procesos muy diferenciados entre sí.
También hay que tomar en cuenta que al planificar las clases, para posteriormente evaluar aquellos contenidos utilizados, muchas veces los docentes se quedan en la práctica de relevar un contenido por sobre el otro, dejando mayormente en primer lugar la disciplina catalogada de asignatura dura.
Por ejemplo, si en Educación Física se propone a realizar una presentación que abarque la tecnología, lo ideal sería relevar los contenidos de la asignatura principal, utilizando los conocimientos y herramientas que brinda la tecnología. Pero en la práctica, se termina evaluando si se utilizaron ciertas herramientas tecnológicas y si se comprendió la importancia de la tecnología en Educación Física. Cuando en este caso, debiese ser totalmente al revés.
Siempre hay que priorizar las experiencias
Cuando se busca generar este tipo de trabajos educativos interdisciplinarios en la sala de clases, es necesario puntualizar qué tipo de habilidades se quieren desarrollar con la experiencia educativa a implementar.
A partir de ello, hay que establecer el espacio de aprendizaje que se desarrollará para abordar los contenidos establecidos por el currículo nacional. Si se hace al revés, se termina priorizando la reproducción del contenido por sobre el aprendizaje de las/los estudiantes.
Además, al comprender qué habilidades y competencias se esperan promover y desarrollar en los/las estudiantes, se pueden expandir el tipo de experiencias a desarrollar. Esto es así, porque los contenidos curriculares terminan siendo escalones y el recorrido por sobre cada escalón, la experiencia misma del aprendizaje.
Luis Andrés Villalón Vega es Estudiante de Magíster en Evaluación Educacional en la Universidad de Playa Ancha. Profesor en Educación Física y editor digital en la Fundación Nexos Chile-USA.
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