La enseñanza lúdica es la respuesta a la pregunta del título. Como profesora, veo un desafío en captar la atención de los estudiantes en los relatos históricos, en un mundo tan instantáneo y diverso.
Durante la pandemia por Covid-19 fue un gran reto buscar estrategias dinámicas en la modalidad virtual e híbrida; en esas circunstancias tuvimos que aprender sobre la marcha en plataformas como Meet, Classroom y Zoom. Además, nos tocó actualizar los manejos de las TIC. Además, en ese contexto se sumó la complejidad del área socioemocional de los estudiantes.
Otro tema difícil, fue la conexión de los estudiantes a las clases virtuales, que se transformó en una medición de asistencia de clases. Un punto en el que tocó trabajar, para buscar la manera de cautivar el interés de conectarse a las clases e internalizar que tenían los mismos requisitos que cuando estaban en alguna clase presencial.
Ante ese contexto, la interacción y el foco lúdico de la didáctica, fue clave. En mi caso, como docente de Historia, Geografía y Ciencias Sociales, busqué disfrazarme con pelucas, mascarillas con ciertas características de animales, aves con caricaturas y siempre asumí un papel de animadora. De esta manera, llamé la atención de los estudiantes y a la vez entregué un espacio de entretenimiento, para bajar el nivel de ansiedad y temor, ante tan incierto escenario sanitario.
¿La enseñanza lúdica pierde su valor pedagógico?
Si bien es cierto que hay cierta reticencia en que la autoridad del profesor queda cuestionada ante sus estudiantes al tener que disfrazarse, caracterizar o personificar –y hacerlo en un tono divertido– ese ambiente ayuda a captar la atención. Es un espacio que ayuda, para que el estudiante esté concentrado/a en que sucederá en todo momento, lo que provoca que la atención esté focalizada en su aprendizaje y lleva (sin darse cuenta) a una interacción permanente con el profesor /a y sus compañeros/as.
Este es un punto clave, especialmente en la asignatura de Historia, al tener que absorber tantos conocimientos que llevan a los estudiantes a la reflexión, análisis, aplicar la tolerancia, manejo de espacio y tiempo. Por eso considero que esta metodología lúdica-interactiva enriquece, no solamente la interacción, sino que sea una materia más entretenida y así lograr un aprendizaje significativo.
De esta manera, la retroalimentación es muy efectiva, dado en que todo momento se desarrolla espontáneamente y se va evaluando formativamente, siempre que se logre un aprendizaje significativo y se contextualicen los hechos y acontecimientos históricos. ¡Una razón más para apostar por lo lúdico, en todos los contenidos!
Dayana Soledad Mitre Torres. Profesora de Historia, Geografía y Ciencias Sociales en enseñanza media y Religión Evangélica en la escuela básica Niblinto, Km. 10, Coihueco, Región de Nuble, Provincia de la Punilla. Licenciada en Educación.
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