Estas claves surgen de una base de evidencia –la más grande del mundo– que recoge datos acerca de aquellos elementos que funcionan mejor en las escuelas.
Durante varios años, los investigadores de un proyecto llamado Visible Learning en Nueva Zelanda, liderado por el Dr. John Hattie, se han dedicado a estudiar cientos de factores que intervienen en el proceso educativo con el fin de determinar qué factores tienen un impacto real en el aprendizaje de los estudiantes y cuáles no. Específicamente en 2009, Hattie publicó un libro donde se comparten los hallazgos de 800 metaanálisis de 50,000 estudios de investigación que involucraron a más de 150 millones de estudiantes. En éste, se evidencia la importancia del poder de los docentes y de la retroalimentación. Además se comparte un modelo de aprendizaje y comprensión basado en lo que funciona mejor en los a la hora de aprender y enseñar.
Desde entonces, Hattie y su equipo han seguido recolectando metanálisis para la base de datos de Visible Learning. Su último conjunto de datos sintetiza 1.400 metanálisis de 93,000 estudios que involucran a más de 250 millones de estudiantes. Esta es la base de evidencia más grande del mundo sobre lo que funciona mejor en las escuelas para mejorar el aprendizaje. Los datos que ha recolectado sirven particularmente para centrar los esfuerzos en aquellos elementos que verdaderamente pueden servir para transformar las prácticas de enseñanza. Y, ¿cuáles son dichos elementos o claves que han nacido de esta gran trabajo de investigación? En un artículo del World Economic Forum la profesora Isabel Diez Uriarte rescata estos puntos que han nacido del trabajo de Visible Learning.
1. El impacto
En el contexto educativo, es clave preguntarse si lo que se está haciendo funciona y cuál es la magnitud del efecto de las acciones realizadas. En ese sentido, el equipo de Visible Learning hace énfasis en que todos los actores del proceso, incluyendo estudiantes, tienen que conocer no sólo el progreso, sino también el impacto de las actividades que realizan para aprender. Para lograr eso, es fundamental que los objetivos sean explícitos, y sobre todo, que existan evidencias de aprendizaje a las que todos puedan tener acceso.
2. Profesores apasionados
Las escuelas necesitan docentes apasionados… apasionados por enseñar y por aprender. Profesores que motiven, desafíen a los estudiantes y faciliten su aprendizaje. Como agentes de cambio, el objetivo, en otras palabras, es que los profesores logren que sus estudiantes aprendan.
3. El rol de los estudiantes
El papel de los profesores es fundamental, pero el de los estudiantes también lo es. Ellos deben ser activos y esto significa, básicamente, ser consciente sobre qué es lo que están aprendiendo, cómo lo están aprendiendo y qué pueden hacer para aprender mejor. Isabel explica que un estudiante activo sabe qué necesita aprender, pregunta sobre aquello lo que no está seguro, establece sus propios objetivos y también, se convierte en un maestro. Además, dice ella, está listo para ser evaluado, ya que sabe que puede cometer errores para mejorar.
4. La retroalimentación
Si la retroalimentación es efectiva, la retroalimentación puede tener un gran impacto en el proceso de aprendizaje de un estudiante. Una retroalimentación efectiva lleva a la acción, es decir que indica de una forma clara hacia donde se deben ir, cómo se ha llegado a determinado punto y hacia dónde deberíamos dirigirnos más adelante. Isabel explica que además, los resultados deberían ser también una retroalimentación para el propio profesor. “Una idea clave de cómo las escuelas exitosas dan retroalimentación es que lo hacen en todos los sentidos: del profesor al educando, del educando al profesor, y entre los mismos estudiantes”, afirma Isabel.
5. Los procesos
Según la investigación de Visible Learning, para que una escuela sea exitosa, todos tienen que compartir y vivir la misma cultura. Esto quiere decir que el director, los profesores, los padres y los alumnos, deben tener la misma visión acerca del progreso y el éxito. Lograr esto implica tener políticas y procesos que tengan sentido y sobre todo, que estén alineados. Isabel ofrece el siguiente ejemplo: “si la escuela quiere que los profesores colaboren entre ellos con la finalidad de planear experiencias de aprendizaje para los estudiantes, entonces tendría que haber oportunidades y tiempo para que lo puedan hacer”.
En términos generales, estos cinco puntos ofrecen claves importantes sobre el rumbo que deberían tomar las escuelas para transformar la cultura escolar y garantizar el éxito de todos y cada uno de los estudiantes. Aunque hay muchos otros factores, el trabajo de Visible Learning ha sido fundamental para enfocar el esfuerzo en esta dirección y sobre todo, esencial para rescatar puntos tan relevantes y transversales como éstos.
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