Esta profesora de inglés ofrece algunos consejos para establecer relaciones fuertes con los alumnos, algo que es fundamental para generar aprendizajes realmente significativos.
Los profesores enfrentan muchos desafíos. Uno de estos tiene que ver con la conexión que tienen con sus estudiantes. Para Helen Boyd, profesora de inglés y colaboradora del medio educativo Edutopia, una buena conexión es la herramienta que necesitan los docentes para sacar lo mejor de sus estudiantes. Específicamente, Boyd habla de la compenetración con los estudiantes y sabe bien que, aunque es algo que todos saben, a veces es difícil entenderlo de una manera tangible. “No se trata de predicar o tratar de hacerlos mejores personas. Se trata de aprender a saber quiénes son, aceptando y celebrando su singularidad, y realmente escucharlos”, dice la profesora. Pero, ¿cómo se llega a esto?, ¿cómo se alcanza esa compenetración necesaria para que ellos realmente puedan aprender? Boyd aconseja las siguientes estrategias:
1. En el pasillo entre clases
Invierte un tiempo en hablar con tus alumnos afuera de la sala… con aquellos que van caminando por los pasillos. Puedes saludar, sonreír o hacer un comentario sobre su nuevo corte de pelo. Esfuérzate por verlos realmente. Pararse en los pasillos puede ser la mejor manera de que te vean y de iniciar conversaciones. Encontrarás algunos alumnos no muy receptivos, pero al final del año, te estarán saludando. Es un gesto simple y para ellos, es maravilloso entrar a un lugar donde alguien se alegra de verlos. Además, dice la profesora, es también el primer paso para hacer de la clase, un lugar seguro y acogedor, un lugar perfecto para aprender.
2. Abrir un espacio de estudio
Puedes abrir nuevos espacios para apoyar el aprendizaje de tus estudiantes. Puede ser un club de lectura, por ejemplo. Otra alternativa es abrir tu sala en horarios no convencionales para que tus estudiantes puedan estudiar o hacer lo que necesiten.
3. Fuera de clases
A los estudiantes les encanta ver a sus profesores en eventos que no son académicos. Por ejemplo, partidos. Si no puedes estar todo el tiempo, aparece algunos minutos u horas. Si no son eventos deportivos, pueden ser otras actividades en las que otros estudiantes participan. Y si no puedes acompañarlos por diversas razones, no olvides preguntarles cómo estuvo determinada actividad extracurricular. La idea es que ellos se den cuenta que tu piensas en ellos como personas, no sólo como alumnos.
4. Respetar
A los estudiantes, como a ti, les gusta su espacio personal. Si ellos quieren alejarse, dando una señal física, respeta eso. Se están comunicando de una forma no verbal y muchas veces, no es personal. Si ellos no quieren que observes su trabajo por encima del hombre, lo demostrarán y tú tendrás que respetarlo. Otra forma de acercarte puede ser preguntándoles qué están haciendo.
5. Lo bueno en ellos
Esta profesora empieza el año con un cuaderno que lleva a todas sus reuniones. Además lo tiene siempre encima de su puesto. Es una especie de diario anual donde anota ideas, cosas por hacer, fechas, pero sobre todo, es un objeto donde hace un listado con los nombres de estudiantes que no se comunican bien con la escuela. Ella revisa sus direcciones y sus teléfonos, y cuando empieza el año, se dedica a observarlos… observa que hagan algo positivo. Al tener sus datos anotados en su libreta, puede llamar a sus casas rápidamente y comunicar ese hecho positivo. Además, ella siempre manda un mail a sus familias y deja una copia física de esto. Muchos de sus estudiantes le han dicho: “gracias, me dieron más permisos”, o “ mi mamá lo puso en el refrigerador”.
“No ignoro a los niños ‘buenos’, es bueno ver sus logros y también me pongo en contacto con sus casas, pero me esfuerzo más por ver algo positivo en los estudiantes que no han tenido buenas experiencias en la escuela”, dice Boyd.
6. Sinceridad
Te convertiste en profesor porque tienes la pasión por el tema que enseñas y pasión por los más jóvenes. Entonces, dice la profesora, demuéstralo… así, ellos confiarán en ti, y sobre todo, sabrán que no mientes. Además, dice ella, los estudiantes saben detectar si alguien es o no es sincero.
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