Kristen Roberts es educadora de párvulos y madre de un pequeño niño. Basada en su experiencia, comparte 5 ideas simples para fomentar el juego y la exploración en casa con elementos tan sencillos como una escoba y actividades tan cotidianas como doblar la ropa.
Kristen Roberts no sólo es educadora de párvulos, también es la madre de un pequeño niño que está en una etapa vital de su desarrollo. Como educadora, Kristen Roberts reconoce la importancia de ciertas actividades, pero como madre también ha podido aprender que hay ciertas dinámicas, que si bien son simples, son perfectas para que los niños jueguen, exploren y descubran nuevas cosas en casa.
Por ejemplo, un día, decidió sacar a su hijo de 10 meses para que tomara un poco de aire al frente de la casa mientras veían pasar a los vecinos y recogía hojas con un rastrillo. Ella puso a su hijo en una mochila portabebés y salió. Nunca lo imaginó, pero su hijo disfrutó en grande la recolección de hojas. Él escuchaba con atención el sonido del rastrillo en el piso y veía como las hojas se movían de un lado a otro. Después de un rato, Kristen bajó a su hijo del portabebés y el niño levantó las hojas, las examinó, las apretó, las agrupó, descubrió el sonido que hacían, las lanzó hacia el cielo y observó cómo flotaban en el aire. Como dice Kristen en el sitio de la organización NAEYC, fue una “gran experiencia sensorial”.
Esa tarde junto a su hijo, le permitió darse cuenta de que hay pequeños elementos y tareas simples que se pueden hacer en casa para que los niños jueguen, exploren y aprendan.
Basada en esto, la madre y educadora comparte algunas de las actividades que según su experiencia, pueden ser ideales para motivar a los niños y fomentar su desarrollo en un periodo de vida donde el aprendizaje es crucial.
1. Limpiar jardín: si tienes un espacio verde en casa, una actividad ideal es quitar hojas o maleza. Haciendo esta actividad, la educadora ha creado junto a sus hijos torres de tierra blanda donde ellos entierran sus dedos y descubren palos y ramas de diversos tamaños. Además, la experiencia al aire libre les permite explorar otros sonidos; los de los pájaros, interactuar con las personas que pasan e incluso los perros que ladran.
2. Barrer: al barrer, los niños de Kristen han percibido que cepillarse las manos con las cerdas de la escoba es agradable y se siente suave. También han descubierto los sonidos cuando ésta se mueve de un lado a otro. Luego de jugar con la escoba, los niños se lavan las manos.
3. Doblar ropa: ella descubrió que la actividad de doblar ropa le ofrece a sus hijos muchas formas de jugar. Por ejemplo, los niños hacen torres de calcetines, ven y sienten una variedad de colores y texturas, arrojan cosas al aire, observan cómo caen e incluso juegan al escondite entre la ropa limpia. Los niños también pueden clasificar la ropa por color y tamaño, lo que permite que potencien su pensamiento matemático.
4. Regar plantas: si tienes plantas en casa, a los niños les encantará explorarlas. Los hijos de esta educadora lo hacen; mientras ella riega las plantas, ellos observa y tocan la corriente de agua que sale de la regadera. Además, con un poco de orientación, ellos puede hacer lo mismo. Es un buena alternativa para que se acerquen al medio ambiente.
5. Lavar platos: a menudo, Kristen guarda los platos limpios mientras su hijo juega de forma independiente en la cocina. Cuando era más pequeño, él la miraba moverse por la cocina mientras nombraba los diversos platos que estaba guardando. Ahora que está un poco más grande, también puede participar de la actividad. Él está a cargo de los contenedores de plástico limpios; los apila, los abre y cierra, y los guarda uno por uno en el cajón. Una dinámica perfecta para trabajar la motricidad.
Para María José Lincovil, educadora de párvulos, es fundamental favorecer la exploración a través de actividades simples y cotidianas como estas.
En sus palabras, “esto no sólo democratiza la educación, ya que son actividades que cualquier familia puede implementar, sino que también sirven para aprovechar los diversos recursos con los que cuenta una comunidad. ¿Qué más entretenido que jugar a vender y comprar con cajas de productos reales? ¿Hay algo más interesante para un niño que hacer tortas de barro?” explica María José. “A través de esto los niños pueden aprender infinitas cosas y potenciar diversas habilidades sociales y todo ello sin incurrir en grandes gastos. Por ejemplo, cuando un niño ayuda a sus padres a guardar la ropa, puede desarrollar nociones espaciales, aprender de clasificación, seriación y mucho otros contenidos asociados a matemática. Además está potenciando diversas habilidades sociales y su lenguaje comprensivo y expresivo”.
Escobas, hojas, ropa, platos; elementos tan simples y cotidianos como estos, son herramientas ideales para fomentar la exploración y la curiosidad de los niños. Cada vez que esta madre realiza una pausa en medio de sus quehaceres e invita a su hijo para que participe, recuerda la gran cantidad de experiencias sensoriales, exploratorias y significativas que pueden darse en la cotidianidad. Ella, como madre y educadora, espera que todos los padres puedan aprovechar estos espacios para ofrecerles a sus hijos en casa, las mejores experiencias de aprendizaje.
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