Se trata de una dificultad específica del aprendizaje de origen neurobiológico que se puede detectar a tiempo siempre y cuando, observemos y comprendamos de qué se trata.
“La Señorita Everett sacó un libro que se llamaba Reading whithout tears (Leer sin lágrimas) En mi caso con seguridad, su título no estaba justificado. Mis años escolares, en general, me desalentaron en forma considerable. No era placentero sentirse tan completamente sobrepasado y atrasado al principio de la carrera”, Winston Churchill en Mi primera juventud : una misión errante.
Así como se sintió Churchill, seguramente se han sentido muchos profesores al enfrentarse a un alumno que se resiste a la lectura. Puede ser excelente en matemática o en artes, no obstante para leer tiene muchas dificultades, se equivoca en las sílabas , mezcla sonidos, adivina las palabras sin pensar , se desalienta pronto y tiende a desanimar a todos los que lo rodean. Se trata de un estudiante que tiene dislexia.
Pero, ¿sabemos qué es la dislexia?
La Asociación Internacional de Dislexia, la define como una dificultad específica del aprendizaje de origen neurobiológico, que se caracteriza por dificultades en el reconocimiento preciso y fluido de las palabras y por problemas de ortografía y decodificación. Esas dificultades resultan un déficit en el componente fonológico.
Afecta de manera persistente a la decodificación fonológica-silábica (exactitud lectora) , al reconocimiento de palabras (fluidez y velocidad lectora) y a la comprensión, con un retraso lector de al menos dos años, que interfiere en el rendimiento escolar. Un niño disléxico, tiende a equivocar en las sílabas, mezcla sonidos, adivinar palabras sin pensar y se desalienta rápido. Su autoestima es muy baja y se siente muy frustrado.
El déficit auditivo mal diagnosticado, un bajo coeficiente intelectual, un contexto educativo vulnerable y la complejidad de las reglas ortográficas, pueden explicar algunos de los problemas de los niños con la lectura. Por eso, sólo si estas causas ya han sido revisadas y eliminadas, se sugiere que se trata de una dislexia.
Un problema en el nivel de procesamiento de las palabras parecería explicar el rango completo que se ve en las personas disléxicas.
Los niños disléxicos parecen sufrir de un déficit peculiar que afecta la conversión de grafemas en fonemas. Recordemos: los grafemas son símbolos, las letras en forma visual. Los fonemas son los sonidos que representan esas letras esos grafemas.
La mayoría de los niños disléxicos parecen sufrir un déficit en el procesamiento de los fonemas, los constituyentes elementales de las palabras habladas. Por eso, un problema que parece estar restringido a la lectura, en realidad se originaría en un déficit en el procesamiento del habla.
Cuando se les compara con niños sin dislexia, los disléxicos suelen tener problemas en las pruebas de conciencia fonológica. Las dificultades se observan en los juicios de rimas —¿tala y mala riman?— ; en la segmentación de palabras en los fonemas que los componen, como separar gato en sus fonemas g-a-t-o y en la combinación mental de los sonidos del habla; realizan spoonerismos como, por ejemplo, transformar “cama roja” en “rana moja”.
Un spoonerismo es un error en el habla producido por un juego de palabras en las que las consonantes vocales o morfemas correspondientes se cambian entre entre dos palabras en una frase. Esta es una característica frecuente en las personas con dislexia y con la que hay que estar atento.
La conciencia fonológica es una área en la que es difícil separar las causas de las consecuencias. Como cuestiona Stanislas Dehaene, neurocientífico cognitivo francés, en su libro El cerebro lector: “¿Los niños se vuelven malos lectores en parte porque tienen problemas para procesar los fonemas, o es que su conciencia fonológica está disminuida porque no aprendieron a leer?”.
En este sentido mi respuesta es que debido a que tienen problemas para procesar fonemas, y por ello no aprendieron a leer, su conciencia no está desarrollada. Debido a estos cuestionamientos y desconocimiento, es que se retrasan los diagnósticos y se obtienen diagnósticos de niños avanzados en edad donde la dislexia es severa y deben comenzarán a alfabetizarse en cursos del segundo nivel de educación primaria (4º, 5º y 6º en Argentina).
La segunda aseveración, es que existe un vínculo entre las habilidades fonológicas tempranas y la facilidad con que se adquirirán luego la lectoescritura. Si esto ocurriera tempranamente, durante la educación inicial, se podría detectar la dislexia o prevenirla. El trabajo con la oralidad, los sonidos y el trabajo con rimas, es fundamental en el nivel inicial de la educación, para su detección temprana.
Esto fundamenta que la mayoría de los niños disléxicos parecen sufrir de una representación incorrecta del sonido del habla. El funcionamiento pobre en este nivel provoca que no puedan procesar con precisión las palabras y que no las puedan emparejar con los símbolos visuales que le corresponden.
Es clave saber que el diagnóstico de dislexia tiene una base en alteraciones visuales y auditivas asociadas
Estos déficits sensoriales concurren en una dislexia, porque la patología cerebral subyacente abarca varios ámbitos. Se ha propuesto gran variedad de bases hipotéticas para la dislexia. Las sugerencias van desde un daño en la automatización de habilidades adquiridas (una competencia que involucra el cerebelo) hasta una desorganización de la vía neural “magnocelular” (que transmite información visual, temporal y auditiva rápida ) y el déficit del procesamiento fonológico.
Los niños disléxicos bien pueden sufrir de déficits concomitantes en las funciones motoras, visuales o auditivas; pero esto no significa que todos los niños disléxicos lo tengan. La causa de la dislexia es muy probable que sea un déficit conjunto de la visión y el lenguaje, el reconocimiento visual invariante y el procesamiento fonológico. El punto fundamental está en la interfaz entre la visión y el habla.
Para detectar la dislexia desde el nivel inicial, existen algunas estrategias del niño que hay que observar:
- Estrategia fonológica auditiva: el niño usa la palabra utilizando la vía fonológica, a través de la conversión de grafemas (letras) a fonemas (sonidos). Se denomina vía indirecta, pues se constituye la frase a partir de la palabra y ésta a partir de las sílabas, y éstas a su vez desde los fonemas . Cuando está afectada esta estrategia, la lectura se produce por la ruta visual, y se la conoce como dislexia fonológica , subléxica o lingüística.
- Estrategia visual global: el alumno utiliza la ruta visual, ortográfica o semántica, comparando la forma ortográfica de la palabra escrita (secuencia de letras) con las representaciones de las palabras de que dispone en su léxico visual (a modo de diccionario visual). Se la llama vía directa porque con un solo golpe visual se llega al conocimiento de la palabra. Cuando usa esta estrategia, la lectura siempre se produce fonológicamente y se la conoce como dislexia visortográfica o léxica , superficial o perceptiva.
Es una dislexia profunda cuando las dificultades se presentan en las dos estrategias anteriores
Aquí vuelvo a repetir: cuanto más temprano en edad se trabaje la lengua oral, menor es la posibilidad de aumentar el riesgo de la dislexia o prevenirlo mediante actividades que se pueden realizar en el aula y que les entregaré en otros artículos.
Karina Inés Gómez es licenciada en Ciencias de la Educación; formadora de directores y educadores; asesora en necesidades educativas inclusivas. Máster en liderazgo directivo en escuelas.
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