De un momento a otro, Lili debe enfrentar algo aterrador: dejar atrás su infancia. No será fácil, pero con el tiempo descubre la mejor manera de hacerlo.
Esta historia protagonizada por Lili es una representación de lo que significa crecer, una alegoría sobre la transición que enfrenta un niño cuando llega a la adolescencia y se da cuenta de que las cosas han cambiado, tal vez más de lo que quisiera. Desde el techo de su casa, Lili se niega a que su niñez termine… ella pelea y pelea contra una tormenta de arena que intenta arrebatarle su infancia, pero no tiene éxito en su misión.
La tormenta se la lleva, pero la situación tiene un giro inesperado…
En el corazón de la tormenta ella se reencuentra con las mejores cosas de su niñez. Su imaginación vuelve a cobrar vida en un espacio donde sus juguetes y peluches son de nuevo los protagonistas. Pero la fantasía no dura mucho y Lili se da en cuenta de que en realidad llegó la hora de dar un nuevo paso.
El corto es melancólico, pero también es extraordinario para abrir una reflexión con jóvenes que estén enfrentando una etapa similar.
Lili está viviendo una transición que es compleja y al igual que muchos jóvenes tiene dificultades con aceptar esta etapa. Quienes trabajan o viven con niños de esta edad saben bien que es un proceso normal. Crecer representa muchos cambios, y los adultos, en ese proceso deben ser un apoyo clave. Hay sensaciones que serán inevitables, pero al menos hay cosas que se pueden hacer para que esta transición sea menos dramática.
A lo largo de toda la historia Lili debe tomar muchas decisiones con respecto a las emociones que está experimentando y aunque no es sencillo, logra finalmente enfrentar sus temores.
Su historia es extraordinaria para analizar el resultado de esas transición compleja. Al final, Lili crece, se vuelve emocionalmente más fuerte, valora su niñez y sin olvidar lo que significó para ella este periodo de su vida, da el siguiente paso.
Esa representación de el cambio que enfrenta la protagonista invita a padres y profesores a recordar la importancia de esta transición y reconocer las emociones que enfrentan los niños que se están convirtiendo en adolescentes. El objetivo en esta etapa es poder empatizar con ellos en su cotidianidad, en la casa, en la escuela y en otros momentos que son cruciales en su desarrollo físico y emocional.
“En la adolescencia, cualquier adulto significativo puede generar un cambio importante y apoyar este proceso. Si los padres no están presentes ya sea por el exceso de trabajo o por desinterés, entonces el profesor juega un rol súper importante, sobre todo los profesores de enseñanza media, e incluso los compañeros, porque son los camaradas con quienes se están viviendo los cambios”, afirma Vanessa Orrego, Psicóloga de Elige Educar.
Los adultos, dice Vanessa, juegan un rol determinante pues ellos ya vivieron este periodo de vida y justo por eso, con el fin de vincularse con las emociones de quienes enfrentan esta etapa, deben pensar en sus propias experiencias. Esto permitirá al niño vivir la transición de una manera más natural y siendo consciente de que en realidad no está solo. Pero en este proceso, agrega la psicóloga, el adulto no debe imponerse, simplemente deber ser una especie de espejo en el cual el niño pueda reconocerse. Esto permitirá que viva su adolescencia a su manera, con sus propios aprendizajes y errores, tal como lo hizo Lili en esa solitaria aventura que empezó con la tormenta de arena y terminó con la adultez.
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