“El método es: la falta de jerarquía”, dice el profesor Ton Willems, refiriéndose a la forma como se enseña y se aprende en Holanda.
El nombre de la escuela primaria, Windmill (El molino), los escogieron los alumnos. Este establecimiento está ubicado en Nijmegenm, una ciudad en Holanda con cerca de 200.000 habitantes. En la zona donde está ubicada la escuela, viven familias de clase media, muchas de las cuales han elegido este lugar para sus hijos porque los niños que asisten allí, son felices. Un ejemplo de esto es Irene Kwaaitaal, una madre que comentó en un artículo de Euro News, que había escogido aquel colegio para su hijo porque después de una de las visitas que realizó, “un estudiante de unos 10 años explicó que estaba super orgulloso de su escuela”.
Cuando ese niño se presentó e hizo el comentario, Irene pensó que la escuela no sólo enseñaba conocimiento, sino que también se enfocaba en el desarrollo de habilidades sociales.
Esto tiene mucho sentido, pues justamente, uno de los pilares de esta escuela, según aclara el director Roger Visser en Euro News, es trabajar cosas que van más allá de las asignaturas, por ejemplo, el pensamiento crítico y el trabajo en equipo. “Lo más importante para nosotros es el trabajo en equipo. Eso supone hablarles de la responsabilidad. Yo soy responsable de este establecimiento y los alumnos tienen la responsabilidad de decirnos qué es importante para ellos”, afirma el director.
Entonces, por ejemplo, en una reunión para rediseñar el patio del colegio, los profesores no asisten a las reuniones… alumnos representantes, de distintas edades, son quienes deciden dónde se van a ubicar los bancos o cómo se va a delimitar el terreno de juego. “Poder dar nuestra opinión es genial”, dice Michelle, una alumna de sólo 8 años de edad. “Hay un montón de compañeros a quienes les gustaría formar parte de este consejo escolar. Hablamos de cosas que queremos que pasen en la escuela”.
Otro hecho interesante del sistema escolar holandés es que los niños, en la mañana, tienen la oportunidad de escoger la materia que quieren estudiar.
Además, los profesores buscan la manera de integrar a todos su estudiantes, implementando estrategias poco tradicionales. Por ejemplo, un profesor llamado Ton Willems, se sienta entre sus alumnos para dar sus clase. También empieza sus lecciones con unos chistes y con concursos de escritura rápida. Ton conoce perfectamente cómo es cada uno de sus alumnos, sus preguntas son distintas para cada uno de ellos, al igual que la ayuda que les brinda y las tareas que diseña para ellos. “El método es: la falta de jerarquía”, dice el profesor en Euro News. No hay mucha distancia entre los estudiantes y los profesores. Los estudiantes no se sienten inseguros cuando preguntan”. En esto, según el docente, radica el éxito del modelo holandés.
Podría decirse entonces, que en las escuelas de Holanda, los niños tiene voz y voto. Son protagonistas.
Gretchen Conrad, profesora de inglés y mamá estadounidense, vive en Holanda y según ella, allí se enseña a los niños a que piensen por sí mismos. “En Holanda no se atreverían a decirle a alguien: eres estúpido. Aquí se intenta ser positivo. Intentamos animar a los estudiantes, no los penalizamos”, dice la profesora en el mismo medio.
Ikraan, un alumno de Ton que tiene 17 años, es una prueba de ello. Este joven estudiante llegó como inmigrante hace 10 años. Le costó un año aprender las reglas básicas del idioma y asegura que en su proceso de adaptación y aprendizaje, los estudiantes siempre han sido claves. “Los profesores me ayudan. Tengo clases de refuerzo en holandés. Los idiomas en general no son mi fuerte. Y bueno, aquí todos los profesores saben qué se me da bien y qué, mal. Así que intentan que mejore en lo que soy buena y también en lo que soy tan bueno”, explica el estudiante. Para Ikraan, el secreto es que cada alumno tenga verdaderas posibilidades de salir adelante. “No hay que rendirse con los niños pequeños. Nunca. Si le dices a un niño: no aprenderás jamás; o si te dan siempre notas bajas cuando estás haciendo esfuerzos por aprender, no funcionará. A los niños hay que prestarles atención y dejarles aprender, aunque fallen, en vez de ponerles obstáculos. Sólo así funciona”.
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