El libro “Enseñar a transgredir: La educación como práctica de la libertad”, de la docente, escritora, feminista y activista social bell hooks, está compuesto por 14 ensayos en los que la autora presenta una serie de estrategias, dificultades e influencias en su proceso de convertirse en profesora. Uno de aquellos textos trata sobre cómo y por qbell hooksué enseñar en aulas multiculturales.
Acá te presentamos los aprendizajes de la profesora estadounidense bell hooks, cuyo nombre verdadero es Gloria Jean Watkins, sobre la enseñanza en aulas diversas.
En el ensayo “Abrazar el cambio: enseñar en un mundo multicultural”, la autora se pregunta “cómo transformar la configuración de las aulas para que la experiencia del aprendizaje sea inclusiva”. Ella dice que para honrar la realidad social y las experiencia de los diversos grupos, los docentes de todos los niveles educativos deberían cambiar los estilos de enseñanza, eliminando la idea de una sola norma de pensamiento y experiencia como si fuera universal.
El problema, dice, es que algunos docentes temen perder el control de la sala cuando no hay una única forma de abordar un tema, y en cambio se hace desde referencias múltiples. Ese temor surge, según hooks, porque los profesores no sabrían cuáles serán las consecuencias de esos cambios, ya que al considerar la raza, sexo o clase social durante la enseñanza, existe la posibilidad de una confrontación entre los estudiantes.
La docente propone entonces, que tener en cuenta ese temor es importante para incorporar un punto de vista multicultural en los establecimientos. Creando espacios donde los profesores puedan expresar sus preocupaciones y aprender a crear estrategias para abordar un aula multicultural. Ella probó estos espacios organizando seminarios sobre pedagogía transformadora para docentes y estudiantes, pero se dio cuenta que el debate entre profesores no era suficientemente honesto cuando había alumnos presentes, por miedo a que su visión sobre multiculturalidad fuera expuesta y atacada.
Decidió que los seminarios debían ser solo entre profesores y de esa forma comenzaron a surgir otros aprendizajes. Uno de ellos fue que la educación no es políticamente neutral, es decir, si un docente enseña únicamente autores blancos está tomando una decisión política que da forma a cómo y qué enseñamos. Ella invita a cuestionar esto último.
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Todos tienen voz
El libro señala que hacer del aula un espacio democrático, donde todo el mundo sienta la responsabilidad de aportar, es un objetivo de la enseñanza multicultural y por lo tanto, de la Pedagogía transformadora. Una forma de hacerlo es permitiendo que nadie se sienta juzgado como intelectualmente incapaz y otra, evitando que sea siempre el mismo grupo el que hable todo el tiempo; sobre todo cuando hay algunos estudiantes a los que no se les conoce la voz: por miedo a recibir un ataque o pensar que se pueden equivocar.
“El multiculturalismo —dice— obliga a los profesores a centrarse en las voces: ¿Quién habla? ¿Quién escucha? y ¿por qué? No es habitual preocuparse por si todos los estudiantes cumplen con su responsabilidad de contribuir al aprendizaje en el aula”. En este punto hace referencia al pedagogo brasileño Paulo Freire, quien definía este fenómeno como “sistema bancario de educación”, donde los estudiantes son meros consumidores pasivos.
Hooks afirma que los alumnos están dispuestos a abandonar esa pasividad y afrontar el desafío del multiculturalismo. El problema es que los docentes a veces enseñan solo desde un punto de vista y la única manera de contribuir a la comunidad en el aula es reconociendo el valor de cada una de las voces, ya que escucharse es un ejercicio de reconocimiento y así ningún estudiante queda invisible.
El “informante nativo”
La docente reconoce que los profesores no siempre están preparados para enfrentar la diversidad en la sala, por eso se aferran a los viejos patrones de enseñanza. Para enseñar en un grupo diverso, es necesario que el educador y los estudiantes aprendan los códigos culturales, esa acción transforma por sí misma el aula.
Pero es importante no caer en una inclusión simbólica instrumental, cuando por ejemplo en una clase hay solo un estudiante extranjero que se convierte en el “informante nativo”. Si el curso tiene que hacer un trabajo sobre su país, los estudiantes –y a veces también el profesor– se dirigen a él para que les explique cosas que ellos no entienden. Eso supone una carga injusta para el estudiante porque la nacionalidad no lo convierte en experto.
Bell hooks dice que cuando los docentes reconocen el mundo multicultural desde su Pedagogía, le entregan a sus estudiantes la educación que desean y merecen. Ello, dice, genera un clima de libertad haciendo un guiño al texto de Paulo Freire “La educación como práctica de libertad”, que Hooks utilizó como subtítulo de su propio libro.
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