El reconocido escritor argentino, Eduardo Sacheri, realiza una reflexión sobre el gran valor del rol de los docentes en una conversación como invitado de “Aprendamos juntos”, proyecto del BBVA en España.
Eduardo Sacheri es conocido por escribir “La pregunta de sus ojos” (2005), la novela en la que se basa la película “El secreto de sus ojos” (2010), ganadora del Oscar a Mejor Película Extranjera. Además de escritor, Eduardo se presenta primero como profesor de historia, una profesión que desempeña hace más varios años en universidades y colegios argentinos.
Es un referente de la literatura latinoamericana, ha recibido varios premios por sus novelas y ya tiene una larga trayectoria como guionista, con reconocimiento en trabajos como “Metegol” (2013). Pero él insiste en recordar que la educación y ser docente, es lo principal para él. Así de claro lo dejó tras ser invitado a hablar en el proyecto educativo del Banco Bilbao Vizcaya Argentaria (BBVA) en España: “Aprendemos juntos”.
“La docencia establece un puente intelectual y afectivo con otros”
Esa es la premisa de Sacheri, quien en un video de 25 minutos realiza una muy buena reflexión sobre lo que ha significado para él la lectura, la escritura, la docencia, cómo combina sus trabajos y el contexto de la pandemia. En su monólogo explica que hace algunos años decidió dejar de dar clases en contextos universitarios y se quedó solamente con la docencia en colegios de media (secundaria).
“Me preguntan a menudo por qué lo sigo haciendo, por qué no me dedico exclusivamente a mi tarea como escritor. Y mi respuesta más básica y creo que más genuina es: ‘Porque soy profesor de Historia’. Estudié un montón de años en la universidad para dar clases, para enseñar aquello que yo había aprendido y porque me parece que es un trabajo importante que compartamos lo que sabemos. Me parece que es un trabajo útil enseñar. Útil en el mejor de los sentidos”, señala.
También apunta que la docencia es un trabajo que cuenta con el gran privilegio de enseñar a otros.; además de ser una profesión que perfectamente logra combinar con sus labores como escritor, que son más solitarias.
“La docencia es pura apertura, pura conexión, puro contacto, puro establecer un puente intelectual y afectivo con otras personas, entonces, insisto, desde el punto de vista de lo que a mí me conviene, creo que dar clase me propone un equilibrio que para mí es absolutamente beneficioso”, agrega.
Eduardo también hace un llamado a entender que los profesores son más importantes que nunca, a pesar de la facilidad de acceso que existe actualmente a la información.
Lo que quiere decir el escritor argentino es que un docente dedica su vida a darle valor al aprendizaje y eso, cada día es más importante. “Me parece que en una época de aprendizajes múltiples y, sobre todo, de fuentes múltiples de aprendizaje que haya personas que se especializan en buscar jerarquizar esos conocimientos y esas fuentes de conocimiento (…), me parece que es algo que sigue siendo extremadamente valioso”, puntualiza.
Esta reflexión de Sacheri, que deja clara el valor de la profesión docente es un potente mensaje que debe replicarse, porque como bien dice en una parte de su discurso: “Yo siento que una sociedad sin educación sería un muy mal lugar para vivir porque sería, precisamente, una sociedad de puras pasiones, de puros deseos desenfrenados donde los más débiles serían los que pierden”.
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