Un medio pidió a sus usuarios que narraran el gesto de amabilidad más grande que un profesor hubiera tenido hacia ellos. Estas fueron las conmovedoras historias que compartieron con el mundo.
A todos nos marcó un profesor. En momentos buenos y en momentos no tan buenos, siempre tuvimos a un guía, a un amigo, a un docente que supo exactamente qué hacer y cómo hacerlo. Porque ellos cumplen un papel fundamental a lo largo de todo nuestro proceso educativo dentro y fuera del aula e impactan nuestra vida de las formas más inesperadas, dejando una huella que es difícil de borrar. Un buen docente no sólo educa, transforma la vida de todos los estudiantes, los que necesitan y no necesitan ayuda para seguir adelante en una etapa de la vida que está llena de altos y bajos.
Estas historias, de usuarios del medio estadounidense Buzzfeed son la conmovedora evidencia de este hecho y comprueban, una vez más, el efecto positivo que un profesor puede tener en la vida de un estudiante, incluso años después de haber dejado el colegio. Algunas son inspiradoras y otras emocionan hasta las lágrimas y todas, absolutamente todas, te harán recordar a este profesor que marcó tu vida para siempre.
1. En el hospital
“Cuando estaba en la escuela elemental, estaba muy enferma (entraba y salía del hospital cada mes y permanecía allí al menos una semana). Cada vez que ingresaba al hospital, mi profesora de kínder se aseguraba de ir y visitarme llevándome un animal de peluche. Incluso cuando pasé a educación media, ella nunca falló en ir a ver cómo estaba”, aimeef4ecdabc50
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2. La hora del almuerzo
“Cuanto estaba en quinto de primaria, tenía una profesora llamada Mrs Tell. En sexto grado, una niña de mi clase me hacía bullying. Por un tiempo, ella convenció a las otras niñas de que dejaran de meterse conmigo. De vez en cuando, a la hora del almuerzo, Mrs Tell me encontraba llorando sola porque me daba miedo estar rodeada de esa niña (quien era físicamente violenta). Ella era muy, pero muy amable, a pesar de que yo ya no estaba en su clase. Me invitaba a tomar el almuerzo en su oficina por el tiempo que yo quisiera. Ella me hablaba durante esos almuerzos y también le contó a mi madre lo que estaba ocurriendo. Siento que ella envuelve la palabra “amable” en todas las formas posibles y nunca la olvidaré. Melissa Tell, si algún día lees esto: ¡GRACIAS!, Caitlyn Ssennyange
3. Los libros
“Antes de que dejáramos la escuela, nuestra profesora de inglés le dio a toda la clase (éramos 25) un libro de su propia colección con un mensaje personalizado para cada uno”, captainlishang
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4. La clase de música
“A los 9 años estaba pasando por una etapa muy complicada. Estaba deprimido, lloraba mucho en las clases y regularmente me iba de la sala porque no podía soportar. En clase de música, la cual odiaba pero tenía que tomar, puse mi cabeza en el pupitre y empecé a llorar, y la profesora tan solo siguió enseñando, así que asumí que ella no lo notó, lo cual agradecí porque no quería que me preguntara qué me pasaba. Después ella dejó de hablar y puso a las personas en grupos y me di cuenta que nunca dijo mi nombre. Ella se acercó, se sentó a mi lado en lugar de ponerme en un grupo y me habló durante casi toda la lección, a pesar de que tenía que seguir dando clase. Desde ese día, empecé a ir frecuentemente a hablar con ella, quien dedicaba una hora y media o dos horas de su tiempo, tres o cuatro veces por semana, solo para sentarse conmigo, hablar y ayudarme. Ella me contó mucho sobre ella y yo le conté mucho acerca de mí y nunca olvidé su amabilidad”, smithce156
5. Galletas y malteadas
“Solía tener mucha ansiedad y ataques de pánico el año pasado y cada vez que tenía un ataque de pánico en clase, mi profesora me llevaba afuera del salón y me daba galletas Oreo y leche achocolatada Yazoo. Era la cosa más increíble y yo me daba cuenta que ella estaba estresada pues se acercaba la fecha de exámenes finales, pero incluso así, se tomaba el tiempo para asegurarse de que yo estuviera bien. Ella estaba siempre disponible para hablar con las personas (acudí a ella por ayuda varias veces) y motivarlas en su trabajo. Literalmente, una de las personas más dedicadas que he conocido”, rachconnolly29
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6. Los 5 dólares
“Un día en bachillerato había olvidado traer mi almuerzo y no tenía dinero para comprar uno. Mis amigos, casualmente mencionar esto al director, quien sin dudarlo, sacó su billetera y me dio 5 dólares como si fuéramos antiguos amigos. Tristemente falleció un par de años después, pero todavía recuerdo de vez en cuando su generosidad. Era un gran hombre”, Celavie
7. El abrazo
“Hace unos años atrás, yo era una alborotadora pero al mismo tiempo, una estudiante tranquila. Un día, en bachillerato, nuestro profesor de inglés nos pidió que escribiéramos un poema sobre nuestra vida. La mayoría de las veces, hubiera escrito simplemente cualquier cosa que se me viniera a la mente, pero esa vez, decidí escribir sobre los problemas y conflictos de mi vida real. Cuando terminé, le di el poema a mi profesor. Sólo lo leyó una vez y entendió todo. Él entendió por qué mi comportamiento era así y por qué era una chica tan tranquila. Me miró y me abrazó sin decir un sola palabra. Ese ha sido definitivamente el abrazo más necesario de mi vida”, michellesancheza
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8. El suéter amarillo
“Una vez, una niña de mi clase me dijo que yo era demasiado oscura para usar ropa de color amarillo y que me veía horrible con mi suéter amarillo (el cual yo amaba). Mi profesora, quien también tenía la piel oscura y era increíblemente hermosa, me llamó a un lado y me dijo que no escuchara a esa niña. Ella dijo que mi piel era hermosa y que podía usar lo que quisiera. Eso fue como hace 12 años atrás y todavía significa mucho para mi”, Eboni Carman
9. El auto rojo
“Mi profesora de cuarto año solía llevarme a casa cuando mi mamá estaba en un tratamiento contra el cáncer. Ella tenía un auto rojo genial que me hacía desconectar de todo”, allyp490ece1d1
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10. La lectura
“Cuando era pequeña, tuvo mucho problemas para aprender a leer. Por aburrimiento, complacencia o simplemente porque no lo entendía. Se convirtió en un problema real en quinto grado cuando literalmente los demás niños, a diferencia mía, parecían estar a la par y para mi profesora, Mrs Luker, era evidente que yo estab teniendo problemas. Me acuerdo que esto captó la atención de mi madre y me dijeron que esto debía ser tomado con seriedad. Ella incluso hizo algo de investigación y me ordenó un material para la casa y yo tenía que hacer ejercicios y practicar en casa. No sé cómo y por qué funcionó, pero fue así. Ese extra cuidado de quienes yo creía que no les importaba (tanto mi madre como mi profesora) significó mucho para mi y solo progresé desde ese momento. En octavo grado estaba leyendo y escribiendo en un nivel universitario y nunca más miré hacia atrás. Ahora tengo 30 años y este recuerdo todavía lo tengo. Estaré eternamente agradecida con ella”, Steacy Curry Pascale
¿Qué profesor marcó tu vida y cuál es la historia?
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