Keishia Thorpe, la ganadora del Global Teacher Prize 2021, compartió en una clase magistral –desarrollada en el Centro Cultural Gabriela Mistral– los fundamentos de su enseñanza inclusiva y con foco en estudiantes migrantes.
A 17 años de haber egresado, Keishia Thorpe ha cambiado la vida de docenas de jóvenes que ni siquiera se habían imaginado la posibilidad de estar en la universidad. De origen humilde, Keishia creció en el área rural de Jamaica con sus dos hermanas y su abuela, quien les inculcó desde pequeñas la importancia de estudiar para alcanzar metas.
En la secundaria fue su entrenador de atletismo quien la motivó para entrar a la universidad, en un momento que ni ella misma lo creía posible. Finalmente, gracias a esa motivación y a su talento en el deporte, Keishia ganó una beca para estudiar en Washington, Estados Unidos. En esa ciudad, cambió sus planes de ser abogada para dedicarse a la docencia.
Apenas llegó a Washington se inscribió como voluntaria en una escuela con condiciones muy precarias, que quedaba a pocas cuadras de la Casa Blanca. Ella venía con una imagen distinta del país, idealizada gracias a la televisión, por lo que quedó desilusionada al ver que tan cerca de la residencia oficial presidencial, se podía ver personas que vivían en un alto grado de vulnerabilidad.
En la escuela estudiaban principalmente alumnos afroamericanos que vivían en la pobreza, tal como ella, lo que hizo que se sintiera rápidamente identificada. Si alguien no intervenía, esos estudiantes no podrían superar sus expectativas y salir de la pobreza; tampoco acceder al sueño americano. Ahí surgió el sentido de obligación con ellos, para que pudieran tener una vía hacia el éxito.
Sobre su historia y algunos fundamentos –que considera básicos tras sus años de experiencia–, expuso Keishia en una clase magistral, que se desarrolló el pasado 2 de julio en el Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM), en Santiago. Aquí te dejamos un gran resumen sobre varias consideraciones que dejó la ganadora del Global Teacher Prize 2021, en su visita por Chile, como parte de su gira mundial tras ser galardonada como la mejor profesora del mundo.
1. La sensibilidad cultural es necesaria
Keishia en este punto se refirió a la importancia de conocer quiénes son los estudiantes, sus antecedentes, de dónde vienen, cómo es su familia, sus costumbres, sus historias de migración e incorporar cada uno de esos detalles a la sala de clase. En la escuela de esta profesora, conviven culturas tan distintas como la latina, la musulmana y la asiática. Ese contexto hace necesario diseñar un currículum hecho a la medida que incorpore aspectos culturales, para lograr que se sientan integrados.
El objetivo final es asegurarse de crear una comunidad . Para esto los estudiantes deben explorar juntos temas que tienden a dividir a las personas; ssí comprenderán que independiente de su origen, todos somos distintos pero iguales a la vez.
2. Considerar el aprendizaje socioemocional
"Si la salud mental del estudiante no está bien, no va a progresar en lo que se le pide y hasta puede que no vaya a clases. Para esto hay que enseñarle 5 competencias: autocontrol, responsabilidad, conciencia social, autoconciencia y creación de relaciones", dijo la profesora.
Keishia también comentó que en la adolescencia los estudiantes están enfocados –algunas veces– en manejar sus inseguridades, por cómo son vistos por sus compañeros, padres, parejas y amistades. Especialmente en un contexto social, donde alguna veces se impone el cómo se debe ser o lucir. Entonces, considerar estas herramientas es clave para Keishia, porque así logra enseñarle a sus estudiantes cómo comunicarse y escuchar.
3. Desarrollar competencias globales
Por su experiencia –profesional y personal–, la profesora Keishia considera que la sensibilidad cultural es el punto de partida para crear ciudadanos del mundo. Especialmente, en un mundo que se vuelve cada vez más interconectado y con mayores facilidades de traslado entre países. Por ende, para ser globalmente competentes, le enseña a sus estudiantes a ser pensadores críticos, a respetar la visión del mundo de los demás y a resolver conflictos.
"Más que estudiar contenidos, se trata de enseñar habilidades que se puedan traspasar a la vida diaria, al mundo real", aseguró.
4. Tener una visión de justicia social
"Para este punto hay que poner en práctica el concepto de la empatía, pensar en cómo los otros ven el mundo", dijo Keishia. La profesora explicó que cualquier docente debe hacer ver a sus estudiantes que los problemas locales son en realidad problemas globales, y que por lo tanto el problema que está viviendo una comunidad en México probablemente lo sufre también una en Perú o Argentina.
Para la profesora es importante hablar sobre los temas difíciles, no omitirlos, pues de esa socialización resulta la toma de conciencia. Sin embargo, tampoco sirve de nada hablar si no se toman medidas. La invitación de Keishia es empujar alumnos y alumnas, a que participen en labores cívicas y quue asuman responsabilidades. Al mismo tiempo, esta experiencia ganada no llega más allá si es que no se reflexiona acerca de la misma.
5. Que la familia SIEMPRE sea parte
"Los estudiantes aprenden mejor cuando saben que cuentan con el apoyo de sus padres, ya que en casa pueden reforzar lo que se hace en la clase. Por ejemplo, conversando entre todos lo que aprendieron", asegura
Para lograr que los familiares de los estudiantes se sumen al proceso educativo de sus hijos, Keishia se asegura de que entiendan que su clase es un lugar seguro, y que para ella la prioridad son sus hijos. Son diversas las estrategias que considera la profesora para que madres y padres sientan esa seguridad con ella. Durante la pandemia, lo hizo visitándolos directamente, para conversar y ayudarlos con alimentos, si era necesario. También los invita constantemente a la sala, para que vean lo que hacen y cómo trabajan.
“Tenemos un superpoder que ni siquiera hemos reconocido"
Para cerrar la clase magistral, Keishia dejó un potente mensaje para todos los docente del mundo:
“Tenemos un superpoder que ni siquiera hemos reconocido. Somos la profesión que crea otras profesiones. Si ustedes quieren más, hagan más. Dejemos de pensar en la pedagogía como algo difícil porque no tenemos todo lo que necesitamos”.
Además, comentó que un alumno sea excelente depende de todos, de los padres, de la comunidad, pero especialmente del docente. Es de cada uno –como profesor– que deben nacer las iniciativas e impulsar a los demás colegas, para apoyarse, alentarse, compartir y optimizar los recursos. Y los más importante, es que los docentes deben estar conscientes que para enseñar no importa cuánto sepas, porque lo que realmente le importa a un estudiante, es si tienes un interés genuino en cada uno de ellos y sus procesos.
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La educacion es lo q hace grande a las personas hay q poner la fuerza y los recursos en ello.
La pedagogía es la ciencia, la profesión, la actividad de mayor trascendencia en toda sociedad. Es la que puede – es su tarea, su responsabilidad – crear seres humanos pensantes, críticos y cultos. Es la creadora, la formadora por vía de los educadores del mundo, de constructores de Humanidad.