Una educadora de párvulos, un docente de religión y un profesor de telecomunicaciones nos cuentan -desde su experiencia- cómo un proceso de inducción puede fidelizar a los docentes, aumentar su confianza y mejorar sus prácticas pedagógicas.
Son las 9:00 de la mañana y en el colegio técnico profesional Juan Luis Undurraga de Quilicura, tres profesores hablan de sus primeros días en este establecimiento. Pero mientras conversan, parece que ya tuvieran años de experiencia en el colegio que pertenece a la Fundación Belén Educa, iniciativa que desde el año 2000 tiene como directriz transformar la vida de los niños en sectores vulnerables y cautivar a los mejores profesionales para hacerlo.
Es que a pesar de que los tres hace pocos días realizaron el proceso de inducción de Belén Educa -que dura cuatro días-, ya tienen internalizada la identidad y la forma de trabajo de esta organización que tiene 12 colegios en 8 comunas de Santiago de Chile, con la intención desplegar al máximo las potencialidades de niños y niñas. “La humanización que existe en este establecimiento es sorprendente”, dicen en distintos momentos la educadora de párvulos Paulina Cancino (23), el profesor de telecomunicaciones Ignacio Castro (28) y el docente de religión Giovanny Bernaloa (55) al hablar.
Tras pasar por el proceso de selección que empezó en septiembre del año pasado, a finales de febrero ellos fueron parte de los 100 profesores que quedaron aceptados para trabajar en la fundación y que tuvieron la posibilidad de participar en un proceso de inducción de 4 días, proceso que se complementa con un acompañamiento constante. Los dos primeros días estuvieron en una casa de retiro en La Pintana. Ahí hablaron sobre las diversas metodologías que pueden orientar el trabajo en contextos de vulnerabilidad social. Luego vivieron dos jornadas de trabajo en el colegio antes de la llegada de los alumnos.
¿En qué se basa la inducción?
Aunque el proceso de inducción se ha hecho desde hace años, solo desde 2017 se ha adoptado un nuevo modo basado en la práctica pedagógica, antes la inducción era fundacional. “ahora le dimos un vuelco y no sólo hacemos una parte en que contamos cómo trabaja la fundación, sino que ahora nos centramos más en el trabajo del profesor y que cada uno conozca todos los detalles del colegio en el que va a trabajar, por eso parte importante de la inducción se hace en el mismo colegio”, cuenta Claudia Lara, quien es la jefa del área de liderazgo y gestión de Casa Central Belén Educa.
Una de las claves del proceso de inducción, fue que en una de las jornadas realizadas se centró en generar comunidad entre profesores. La forma de hacerlo fue conformar grupos al azar para fomentar un espacio de conversación según sus temores, metodologías y experiencias. “Fue lo que más me gustó de la inducción, porque me dio la oportunidad de conocer otras realidades y ver más allá. Porque tal vez, si yo hablo únicamente con las educadoras de párvulos quizás no vamos a tener la oportunidad de generar nuevas ideas”, cuenta Paulina, quien apenas se enfrenta a su primera experiencia laboral.
“A mi también me gustó esa instancia. Pero yo quedé fascinado desde que en el primer día me dijeron que esto era más que un colegio, era una misión de vida y eso a mi me hizo mucho sentido. Eso me hizo sentido porque yo estoy aquí no por el dinero, sino porque creo que los niños merecen mejores oportunidades y desde el día uno nos involucraron y nos demostraron que es posible”, agrega Ignacio, quien también enfrenta su primer trabajo en colegios aunque ya contaba con experiencia en salas de clases universitarias.
Mientras en los dos primeros días de trabajo se centran en presentar los objetivos de Belén Educa y son una invitación a generar comunidad, los días que se desarrollan en el colegio son una invitación a que los profesores conozcan todos los espacios y planifiquen junto a sus pares su año escolar. También, una instancia para que conozcan a sus “líderes instruccionales”, la pieza clave en el desarrollo de los docentes y alumnos en estos colegios.
El acompañamiento como herramienta
Una de las primeras cosas que les dicen a los docentes que llegan a alguno de los colegios de Belén Educa, es que siempre contarán con un par que les ayudará a mejorar. Es decir, semana a semana, un profesor observará una de sus clases y al finalizar, se dará lugar a un espacio de reflexión donde no se trata de apuntar a lo que hicieron mal, sino aquello que pueden mejorar. También se destaca en la conversación aquello que se hizo bien. “En estos espacio es más una invitación a reflexionar que a evaluar (…) El rol del acompañamiento es acompañar tu desarrollo, porque si eres un mejor profesor en la sala de clases, los estudiantes van a aprender más y va a ser mejores”, dice Loreto Lillo, directora del colegio Juan Luis Undurraga.
“Lo que me gusta de ese proceso es que uno no llega como el nuevo que no sabe qué hacer, sino que todo el tiempo tienes a quién consultarle”, dice Giovanny, quien a pesar de sumar 22 años como docente de religión, dice que entrar a este colegio significó una novedad. Tanto, que asegura que ahora sus clases son más entretenidas gracias a los comentarios que ha recibido y el trato más cercano que ha podido entablar con profesores y alumnos. “Desde el primer día creamos un grupo de whatsapp de novatos. Así de cercana se logró entablar la relación desde el primer día”, cuenta entre risas este docente.
Pero este acompañamiento no es únicamente semana a semana, sino que cada profesor, según su área sabe a quién acudir en caso de alguna duda. Por ejemplo, cuando a Paulina, le tocó enfrentarse junto a su asistente por primera vez a una sala con más de 40 niños, tenía a su disposición una encargada de área dispuesta a responder todas sus dudas.
“El apoyo que uno recibe cambia mucho. Yo venía muerta de miedo y hasta decía que quizás iba a tener que buscar algún curso para complementar, pensé muchas cosas. Y me dejaron muy tranquila, porque te dan confianza y te demuestran que no estás sola en esta labor, que en mi caso da mucho susto, porque estos niños tienen su primera experiencia en un colegio, entonces es un momento importante. Además he escuchado experiencias de otras amigas que están trabajando en lugares donde no reciben apoyo y se sienten abrumadas”, explica Paulina, quien ya había realizado su práctica durante 2017 en el colegio Undurraga.
“Nosotros no buscamos a un profesor que sea excelente, sino un profesor que esté dispuesto a aprender y reflexionar sobre su práctica docente. Siempre se puede mejorar, esa es siempre la premisa. Mejor dicho, todos somos acompañados e invitados e mejorar, desde el director hasta abajo. Por eso decimos que tenemos un sistema de acompañamiento en cascada, porque uno acompaña al otro hasta llegar a la sala de clase”, explica Loreto.
El contacto visual y la comunicación como clave
En la red de colegios de Belén Educa es importante la forma de hablar y la forma de acercarse a los alumnos desde su llegada al colegio. Generar vínculos, preguntar e invitar a preguntar. El contacto visual también es importante, mantenerse en movimiento, tener en cuenta el parar, sentarse, el tono de voz.
“Nos dieron muchas técnicas del manejo del aula. Por ejemplo, aquí se forman todas la mañanas y yo no entendía la utilidad de que formen una fila, esa era mi visión personal.No veía la utilidad de formar a estudiantes de tercero a cuarto medio. Pero ahora me doy cuenta que es útil, porque ayuda a ordenarlos antes de entrar al salón de clases y es un espacio de vinculación con cada alumno. Porque en ese momento los vas saludando uno a uno y les ves la cara a cada uno, les vas escuchando la voz. Ese minuto es potente, porque los chiquillos ya me ven en el pasillo y me saludan con entusiasmo. Y no tenemos aún una semana de clases”, cuenta Ignacio.
Además de esas técnicas, Ignacio cuenta que en el primer día de clases le brindó a sus estudiantes la oportunidad de empezar de nuevo. “Les dije: ‘Yo soy un libro nuevo y para mi ustedes son un libro nuevo, independientemente de las equivocaciones o errores o cosas que hayan hecho muy bien, yo no los conocía. Entonces, desde este día ustedes podrán ser la persona que quisieran ser”, recuerda Ignacio.
“Por ejemplo, el trabajo de focalizar la mirada es increíble como genera un cambio y genera un lazo con los chiquillos. Con esas pequeñas herramientas los estudiantes te pueden exprimir más, aprender más porque la clase se va desarrollando gracias a todas las preguntas que van generando ellos”, dice Giovanny.
Esas pequeñas herramientas a las que se refiere Giovanny, son por ejemplo, los tickets de entrada o salida, A través de ellos, se invita a los alumnos a hacerle preguntas al profesor o al revés, ellos deben contestar algunas preguntas,para poder evaluar si el contenido se entendió. Se trata de una estrategia pedagógica que los profesores utilizan para monitorear el aprendizaje.
La evidencia ha demostrado que un buen proceso de inducción durante los primeros años de ejercicio aumentan la satisfacción laboral de los docentes y su compromiso con la comunidad escolar, mejora las tasas de retención y facilita el ejercicio profesional. Sin duda, programas como el realizado por la Fundación Belén Educa son un ejemplo concreto de cómo la comunidad educativa puede transformarse en una comunidad de aprendizaje. En un espacio donde todos pueden aprender, incluso quienes llevan años en la docencia.
Si quieres conocer más sobre la importancia de los procesos de inducción, te invitamos a revisar nuestra publicación “¿Por qué es necesario acompañar a los docentes en sus primeros años de experiencia? Antecedentes y principales desafìos de acompañamiento al aula”
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