Se llama “Yecos del INCO” y es el proyecto estrella de Pablo Malhue, un docente de 32 años que junto a sus estudiante está generando muchos cambios en su comunidad. Por eso y mucho más, Pablo es finalista del Global Teacher Prize Chile 2020.
Pablo Malhue (32) llegó a la docencia después de estudiar Biología en la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso –desde 2007 a 2013–, inspirado por los profesores que tuvo. En 2015 empezó su camino como docente en el Instituto Comercial Marítimo Pacífico Sur de San Antonio, un establecimiento municipal técnico profesional con carreras afines a empresas marítimo-portuarias.
“No me decidí desde un principio por la Pedagogía por algo tan sencillo como que consideraba que tenía una letra realmente muy fea. Pero, aquí estoy y eso es gracias a los profesores que tuve. En mi caso tuve un antes y un después de la básica a la secundaria, porque me encontré con María Elena Tovar, de Lenguaje y Joaquín Fernández, de Historia. Me daban unas muy buenas retroalimentaciones y me marcaron, me hicieron entender que yo tenía otra forma de aprender, de hacer las cosas y que eso estaba bien”, explica Pablo.
En su época universitaria, otro profesor que lo inspiró fue Francisco Sáiz, docente de ecología y ecosistemas terrestres. “Él vincula el área científica con la humana, ver clases con él fue clave para lo que hago actualmente”, dice.
Pablo, además de ser profesor de Ciencias Naturales y Ciencias para la Ciudadanía en el Instituto Comercial Marítimo Pacífico Sur, es Jefe del Departamento de Ciencias y asesor de la Academia Científica Escolar “Yecos del INCO” –perteneciente a la Red de academias Explora–, su proyecto más destacado.
Gracias a “Yecos del INCO”, ha motivado a sus estudiantes a indagar en temas científicos vinculados al territorio
El nombre de “Yecos del INCO” fue elegido por los estudiantes de Pablo en 2016. Yeco es una ave que se puede ver desde Arica hasta Tierra del Fuego; también es conocida como: cuervo de mar, cormorán negro y yeku, en mapudungún. En tanto, INCO es la abreviación de Instituto Comercial.
Con todo el trabajo –en terreno– que ha desarrollado Pablo junto a sus estudiantes, la Academia ha ganado financiamientos para el desarrollo de prototipos y actividades, relacionadas en gran parte con el conflicto socioambiental de la expansión portuaria.
“Hemos destacado en los últimos cinco años en investigaciones relacionadas con la caracterización de aves de humedales de la provincia, imaginarios antárticos, microplástico en especies antárticas, estudios de alfabetización oceánica, astronómica, estudios de nidificación y amenazas del Pilpilén en la desembocadura del Río Maipo”, detalla Pablo.
El trabajo de los estudiantes ha sido clave para el reconocimiento del valor natural del Humedal del Río Maipo
Los humedales que albergan flora y fauna, mitigan el cambio climático, reponen napas subterráneas y son hábitats únicos para distintas especies, entre otras cualidades. Ese ha sido parte del trabajo educativo que ha realizado Pablo junto a sus estudiantes en la zona.
Gracias a ese trabajo incansable para que la comunidad conozca y valore su flora y fauna, fueron invitados a ser parte de iNaturalist, una iniciativa de la Academia de Ciencias de California y la National Geographic Society. El proyecto es una app que sirve para mapear e intercambiar de observaciones de biodiversidad.
En los últimos cinco años, la Academia de Ciencias ha logrado varios reconocimientos nacionales
Los estudiantes han presentado sus trabajos de innovación e investigación científica en 22 ferias, seminarios y congresos. Además, han impactado en los movimientos ambientales locales, fundaciones y la comunidad indígena de la zona.
Por ejemplo, gracias al trabajo investigativo de “Yecos del INCO”, un grupo de organizaciones de la sociedad civil, especialistas de distintas disciplinas y organizaciones locales de Llolleo, solicitaron al Servicio de Evaluación Ambiental que declare el término anticipado del procedimiento de evaluación ambiental del proyecto Puerto Exterior de la Empresa Portuaria de San Antonio (EPSA), por no cumplir el estándar mínimo para ser evaluado en forma completa y responsable.
“Mis estudiantes aporten un granito de arena gracias a los trabajos de investigación escolar que realizamos. Ellos están en terreno, viendo, investigando y con el valor agregado de trabajar problemas locales y buscar soluciones mediante el trabajo colaborativo entre los estudiantes y los actores de la sociedad”, considera Pablo.
También le ha enseñado a los estudiantes sobre el trabajo en equipo y buen liderazgo
Ese ha sido punto clave para Pablo, especialmente al trabajar en un establecimiento municipal técnico profesional con 95% de vulnerabilidad, en cursos van de séptimo a cuarto medio (secundaria).
“Es importante que vean los beneficios del aprender del otro, entiendan –entre todos–los procesos para la innovación y ejercitar el juicio crítico. Cabe señalar que las y los estudiantes de la academia suelen ser buenos líderes, la mayoría posee algún cargo en el centro de alumnos de su curso y/o establecimiento”, cuenta el profesor de Ciencias.
Este profesor no se queda solo con su trabajo en las aulas
Pablo es miembro y coordinador nacional de la Red de Educación Latinoamericana para el Océano, la cual busca fortalecer, visibilizar y profesionalizar el área de la educación en ciencias del mar, con el objetivo de promover la alfabetización/cultura oceánica en Latinoamérica y el Caribe.
También es miembro fundador de la Red de Docentes ROC –creada en agosto de 2020–, instancia de trabajo colaborativo que busca reunir a docentes del sistema escolar nacional, bajo un interés común: el desarrollo de la investigación escolar en ornitología.
Por eso, y mucho más, Pablo es uno de los 5 finalistas del Global Teacher Prize Chile 2020.
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