¿Cuánto incide la práctica pedagógica en el desarrollo profesional de los futuros docentes? Natalia Hernández, futura educadora de párvulos, nos cuenta sus impresiones.
Decidir qué carrera estudiar es todo un desafío, pero pensar que esta decisión es la única parte desafiante, puede ser un grave error. Tal como lo conté en mi nota anterior, mi elección vocacional fue un proceso lleno de dudas e incertidumbres y grandes desafíos al igual que una práctica pedagógica inicial, intermedia o profesional.
La preparación para el futuro laboral, independiente cual sea el camino escogido, puede y debe aprovecharse al máximo, ya que básicamente se adquieren las herramientas que posteriormente articularán el ejercicio de nuestro quehacer. Esto ocurre en todas las profesiones, sin embargo, para quienes deseamos ser profesores, el proceso ocurre de manera simultánea a nuestra formación profesional. Por medio de esta experiencia, los estudiantes de pedagogía observamos e intervenimos en la sala de clase mucho antes de ingresar al mundo laboral.
Sin duda, la práctica pedagógica es una experiencia que impacta en la construcción de la propia identidad docente, por lo que resulta ser un periodo crucial y una gran oportunidad para desarrollarse profesionalmente. ¿Por qué digo que es una oportunidad? Se los explico a continuación.
Oportunidad para dar sentido a lo aprendido
Cuando los conocimientos se ponen en práctica, toda la teoría cobra sentido. Indiscutiblemente los estudiantes son quienes justifican todo aquello que sabemos del aprendizaje. No importa cuántas veces hayamos estudiado a Piaget u otros autores, sus palabras cobrarán un sentido verdadero cuando veamos a nuestros alumnos construir su desarrollo individual.
Oportunidad de evaluar mi aprendizaje
El aprendizaje no puede ponerse a prueba hasta que realmente tienes la instancia para articular todo lo aprendido. No solo se trata de llevar a cabo todo lo aprendido, sino que se trata de evaluar la capacidad para relacionar, retroalimentar y autocorregir lo que se te ha enseñado en la Universidad. Si hay algo que falta en aquel momento, aún hay tiempo de adquirir ese aprendizaje.
Oportunidad de complejizar ideas
Cuando entras a estudiar ya tienes algunas ideas personales, las que cambian y se modifican a través de tu construcción profesional docente. A pesar de que existen instancias en el periodo universitario que ayudan a ello, estas no se comparan con las vivencias con los estudiantes. Trabajar con alumnos “reales” te permite contraponer y fundamentar tus principios, complejizando la reflexión y el análisis.
Oportunidad de contextualizar según cada realidad
La realidad supera a cualquier ejemplo que puedas leer en los textos, nada será como evidenciar las experiencias de aprendizaje y observar el impacto que pueden tener en los estudiantes que tienes en frente. Al entrar a un establecimiento puedes darte cuenta que la planificación pensada para la sala A no puede ser la misma que para la sala B, ni puede ser la misma que pensaste hace un mes. ¿Por qué? Porque el desarrollo será más eficaz mientras más se focalice en las características propias de ese contexto específico en ese momento específico, tomando en cuenta sus propias capacidades, hábitos, circunstancias y necesidades.
Oportunidad de integrar nuevos propósitos
Es seguro que partirás tu carrera con un propósito central, el cual irá adquiriendo profundidad a medida que sea sostenido en diversos contextos educativos. Renovar nuestros objetivos es un proceso que se alimenta fuera del aula, como también enormemente dentro de ella, sumando perspectivas que quizás antes no habían sido consideradas y que perfeccionan el rumbo que se quiere trazar en un futuro.
Oportunidad de reafirmar mi vocación
La decisión inicial inevitablemente se verá afectada por el roce en el aula, dependiendo del tipo de experiencias que tengamos. Puede que te permita descubrir que has tomado el camino equivocado, permitiéndote optar por camino que se ajuste a tus intereses, o, por el contrario, reafirmar la energía vocacional con la que comenzaste a vivir el sueño, renovando así el compromiso de educar a las nuevas generaciones. Sin embargo, en ambos casos podría ser una perfecta ocasión para volver mucho más claro el trayecto a seguir.
Cualquiera sea la pedagogía, el plan de estudios o la universidad, la realidad es que en un futuro tendrá contacto con el aula antes de terminar tu carrera, compatibilizando la experiencia con el aprendizaje directo. Según lo expuesto anteriormente esta circunstancia podría ser totalmente enriquecedora, pero absolutamente fuera de toda zona de comodidad, siguiendo la lógica de toda situación significativa, que en este caso pone a prueba la preparación que se tiene para ser docente; recordándonos la importancia de una formación constante.
Si bien los desafíos aumentan cuando nos enfrentamos a la realidad escolar, no hay razón para tomar este desafío como algo negativo. El consejo es a vivirlo como una oportunidad de potenciar los herramientas y habilidades.
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