Dos jóvenes profesores cuentan qué los llevó a convertirse en docentes –incluso después de haber escogido otras profesiones– y por qué esta decisión valió la pena.
En el medio británico The Guardian, tres jóvenes profesores narran la historia de su vida profesional y cuentan cuál fue el camino que los llevó a convertirse en docentes. En sus historias, los tres coinciden en algo: nada podría llenarlos más que la pedagogía. Acá te compartimos dos de esas historias:
De la orquesta a la sala de clase
Antes de convertirse en profesora, Charlotte Hosford, de 30 años de edad, trabajaba como coordinadora de educación y finanzas en La Orquesta de Cámara de Europa. Hoy es profesora en la escuela Dulwich Village en Londres. Según cuenta en el medio The Guardian, su trabajo antiguo era fantástico, sin embargo, nunca logró generar en ella lo que le había generado el dar clases de inglés en Italia (un año después de la universidad). En su paso por la orquesta, Charlotte tenía que decidir: hacer una carrera en el mundo de la música clásica o empezar de cero e intentar enseñar. La decisión implicaba muchas cosas, entre esas, disminuir el salario y estudiar muy duro mientras dejaba su vida en pausa. Pero lo hizo y ¿cómo ha sido su experiencia? Esta joven profesora asegura que ser profesor implica tener varios ojos puestos encima y en ese sentido, es muy común sentirse juzgado constantemente. Esto no es sencillo, sin embargo, ella ha encontrado en la docencia su felicidad.
“Voy a la escuela y estoy muy feliz de estar en el trabajo. Me encanta ver a los niños todos los días: es inspirador ver lo rápido que pueden progresar y lograr lo que realmente esperas que logren. Eso es realmente emocionante. Mi consejo para alguien que esté considerando un cambio de carrera para ser maestro es: prepárate para que sea difícil, pero ten en cuenta que las recompensas valen la pena. Es una calificación brillante y estar adentro de aquella profesión es muy emocionante”.
Del banco a la escuela
Luego de terminar su carrera de Negocios Internaciones, Emmanuel Iso, de 32 años de edad, empezó a trabajar en un banco. Según cuenta en The Guardian, era un buen trabajo y él se desempeñaba bien en éste. Sin embargo, confiesa que lo que siempre había querido en su vida era ser profesor. Sus docentes lo inspiraban, y los miembros de su familia que eran profesores también. De alguna manera, siempre lo quiso, pero sólo hasta que nació su hija, tuvo la confianza suficiente para confirmarlo. “Nunca me di cuenta que tenía la paciencia necesaria para enseñar hasta que me convertí en padre”.
Ahora, Emmanuel es profesor de matemática en el Avon Valley college en Durrington, Wiltshire y si bien asegura que la escuela está llena de grandes desafíos, está conciente de que éstos, son los que le han permitido crecer como profesor y confirmar una vez más, que la pedagogía es lo suyo.
“Enseñar es muy gratificante. El esfuerzo de mis estudiantes es mi propio esfuerzo. Cuando ellos alcanzan sus objetivo, llegan a donde creían que no podrían, le dan al blanco y quieren progresar, ahí es cuando realmente obtienes la recompensa. Es un sentimiento increíble, pero déjame advertirte: es realmente adictivo”.
A días de un nuevo proceso de postulación en Chile, te invitamos a dejar atrás los prejuicios y tomar la decisión que siempre has soñado: ser profesor. No importa si estás ingresando a la universidad o si es tu segunda carrera, lo único que importa es tu compromiso y pasión por la educación. ¡Sumate a pedagogía!
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