Para motivar a sus estudiantes y dar un giro radical a su práctica, este docente decidió probar una metodología de enseñanza muy particular. Así lo hizo y estos fueron los resultados.
El profesor de Ciencias Sociales, Lenguaje y Literatura, José Antonio Lucero, necesitaba encontrar una fórmula para hablar del medievo y conquistar a sus estudiantes con este período histórico largo y complejo. Quería ir más allá de la teoría, la clase magistral y el uso del libro de texto para que los estudiantes no se aburrieran, evitando así problemas de disciplina y fomentando el aprendizaje. Lucero necesitaba un cambio radical, entonces decidió aplicar en su clase una metodología conocida como “clase invertida” o “flipped classroom”, cuyo punto de partida era justo lo que él necesitaba: “desterrar del aula la clase teórica”.
La clase invertida
Lo primero que cuenta Lucero, es que lo que aprendió sobre “la clase invertida” lo leyó en un libro que se llama Dale la vuelta a tu clase, obra publicada por los profesores estadounidenses Jonathan Bergman y Aaron Sams, los impulsores de este modelo innovador. Pero, ¿qué es exactamente la clase invertida? Este tipo de modelo propone que la teoría se explique fuera de la clase y la práctica en la clase y los objetivos de esto son:
1. Personalizar el aprendizaje: Al darle prioridad a los procedimientos sobre los conceptos en clase, el docente deja de ser un “expositor” y se convierte en un guía en el proceso de cada estudiante, un proceso que deja de estructurarse bajo la escucha y se centra en la práctica.
2. Primar los procedimientos sobre los conceptos: Cuando la teoría sale de la clase y se le da prioridad a la práctica, lo cual es fundamental para que los alumnos procesen los conocimientos adquiridos. En la clase invertida,los conocimientos teóricos son las tareas y los procedimientos son la cotidianidad dentro del aula.
3. Facilitar el acceso a la teoría: Con la clase invertida, el contenido teórico de la asignatura está en aquel mundo lleno de posibilidades llamado internet. Esto hace que el alumno pueda acceder a la información tantas veces como quiera, antes, durante y después de la clase.
La “clase invertida” a través de YouTube
Para ejecutar la clase invertida, Lucero se convirtió en YouTuber, siguiendo las pautas que proponen los autores del libro: haciendo videos cortos (entre 10 y 15 minutos), directos y de un tema concreto. Dividió los temas de la asignatura y trazó un plan de publicación. Tres temas de un primer trimestre se fraccionaron en cuatro videos, uno por semana. Pero antes de realizar la producción decidió conocer el estilo de los YouTubers que sus alumnos admiran. Todos tenían un factor en común: el humor. Este elemento sería entonces parte fundamental de sus videos. Después de explorar tutoriales en grabación y edición de videos el profesor ejecutó “la clase invertida” con un grupo de estudiantes que en principio se sentía escéptico, pero curioso.
El día a día con esta metodología
Poco a poco, las caras de los estudiantes fueron cambiando a medida que iban entendiendo esta metodología de enseñanza. La estrategia era la siguiente: los alumnos sólo tenían una tarea obligatoria a la semana: ver el video del que tendrían que tomar apuntes a los que el profesor les otorgaría un puntaje. Para evitar que los estudiantes no pudieran hacer la tarea, hizo un sondeo y chequeó que efectivamente todos podían acceder a internet. En el aula la clase se dividía en dos: los primeros 15 minutos se repasaría el video de la semana para solucionar dudas. Los otros 40 minutos se llevarían a cabo las actividades prácticas.
Pasaron las semanas y cada vez había más estudiantes comprometidos. Llevaban sus apuntes y se esmeraban notablemente haciéndolos. Estos dejaron de hacer su principal herramienta de estudio en la clase y cobraron otro protagonismo. El libro de texto, por esta misma razón, se convirtió en una herramienta de consulta, un complemento de los apuntes y de las actividades prácticas.
En la clase, la teoría se fue a la casa y el profesor empezó a tener tiempo con el que no contaba antes. Tiempo que se invirtió en actividades como: debates, observación de videos, documentales y películas, juegos, actividades teatrales, musicales, exploración de internet, entre otras cosas.
Los resultados
Lucero rescata varias cosas de la metodología y su ejecución. Lo primero es que gracias a sus videos, otros niños de distintos colegios se convirtieron en admiradores que utilizan su canal para estudiar historia. Además de esto y concretamente con respecto a los resultados de la clase, este docente descubrió que:
1. “La clase invertida” es un modelo que motiva a los estudiantes. Al utilizar una herramienta como YouTube e inspirarse en quienes sus estudiantes siguen, la atención y el entusiasmo cambió considerablemente.
2. La metodología permite desarrollar la responsabilidad y esto sucede porque las tareas dejan de ser complementos de la clase y pasan a ser el eje de los que se desarrollará en la clase y en las evaluaciones.
3. El modelo ayuda a mejorar la asimilación de las temáticas trabajadas. Los alumnos ya no se dispersan con largas explicaciones teóricas y se convierten en protagonistas del proceso de aprendizaje.
4. Como cada clase es diferente a la anterior, la disposición de los estudiantes cambia totalmente. Hay entusiasmo, motivación y ganas de saber qué va a pasar.
5. La educación se personaliza. El profesor se convierte en guía y tiene más tiempo de trabajar de cerca con cada uno de sus estudiantes.
“Mi experiencia ha sido realmente positiva. Creo que la conclusión más importante es que no debemos de estancarnos en una zona de confort y que si las circunstancias de un terminado grupo nos piden un cambio, no hay que tener miedo a dárselo. Todo sea por hacer bien nuestro trabajo, que es el de procurar que nuestros alumnos aprendan, estén motivados y se diviertan, en mayor o menor grado, estudiando nuestra asignatura”, asegura el profesor.
Canción creada por un estudiante
Fuentes:
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