A pocos días de finalizada una nueva versión de la Teletón, en Elige Educar quisimos conocer cómo trabaja la unidad educativa de esta institución. Conocimos a los profesionales que lideran este trabajo y fuimos testigos del esfuerzo que realizan día a día para favorecer la inclusión escolar de niños y jóvenes chilenos que han sufrido algún tipo de discapacidad motora.
Son las 9:00 de la mañana de un miércoles y en unas oficinas ubicadas en el segundo piso del Instituto Teletón, que busca apoyar la rehabilitación integral de niños, niñas y jóvenes con discapacidad motora, Ana Escobar e Inés Espinosa, dos educadoras de párvulos, planifican su jornada en la Unidad Educativa, que en Santiago está conformada por 11 educadoras diferenciales, de párvulos y psicopedagogas. Revisan planillas e informes y a las 9:30 bajan a recibir al primer paciente del día: Leonora, una niña que el 6 de diciembre cumplirá tres años y tiene hipotonía central, relacionado a problemas de desarrollo cerebral.
Leonora es parte del programa de inclusión que todas las semanas organiza la Teletón para ayudar a los familiares a integrar a los niños a los jardínes infantiles y es apenas una parte del modelo de atención bio-psico-social con el que trabaja esta fundación que existe desde 1947. Son dos sesiones con el niño y una sola con los padres, para hacer una evaluación de desarrollo y aprendizaje e investigar en qué colegio insertar al niño. “Nuestra base es que todo niño tiene derecho a educarse y que mientras menos ajenos estén al mundo, mejor. Por eso nuestro trabajo también se extiende a realizar un seguimiento de cada caso y hacer visitas en los colegios, para prestar ayuda y apoyo a los profesores”, cuenta Ana.
La educadora ha trabajado en esta unidad desde 1997 -con una interrupción de tres años- y al empezar sus labores en Teletón decidió estudiar también educación diferencial. “Me enamoré tanto de este trabajo, que consideré que era necesario”, dice Ana. En tanto, Inés empezó en la institución como una de las fundadoras de la sala cuna de los trabajadores, años después le ofrecieron unirse a la Unidad Educativa. “Al principio me daba susto, pero ya después de 37 años de trabajo estoy segura de que fue una gran decisión. Considero que este trabajo educativo es un avance importante en la inclusión”, añade Inés.
María Paz Monarde es quien dirige esta Unidad Educativa que existe desde hace más de 60 años, pero que hace apenas dos ha cambiado su metodología para realizar un trabajo colaborativo con las instituciones de educación donde la inclusión es el foco central. “De esa manera logramos poner énfasis en el desarrollo de competencias cognitivas y sociales. Antes teníamos siempre a los niños dentro de la institución, era una dinámica muy distinta y ahora, sí hay un mayor trabajo por la inclusión”, considera María Paz
Joaquín Walker, Director Ejecutivo de Elige Educar, concuerda con este cambio de paradigma. Para él contribuir a la inclusión escolar de niños y niñas con discapacidad motora es el primer paso para avanzar hacia un resguardo real del derecho a la educación.”Todos los niños y jóvenes -sin excepción alguna- merecen una educación de calidad que les permita desplegar al máximo todas sus potencialidades, y por ello avanzar hacia un sistema inclusivo es fundamental”, agregó.
La evaluación desde el juego
Son las 9:35 de la mañana. Inés y Ana están en una sala ubicada en el primer piso que es una pequeña réplica de un jardín infantil. Hay juegos, colchonetas y una mesa. El espacio está diseñado para recibir, máximo a cinco niños en las sesiones de evaluación. Esta vez sólo llegó Leonora.
Toma varios osos de colores y, por instrucciones de Inés y Ana, Leonora debe separarlos según el color. Agarra algunos, los ordena y después los tira todos al piso. Luego debe despegar unas pelotas que están pegadas en distintos puntos de una pared. Debe seguir instrucciones según el color de cada pelota. Las despega casi todas y corre a tumbar una pequeña silla y una mesa que está en una esquina. Se olvida de la actividad.
Otra parte de los juegos que buscan evaluar sus capacidades motoras y cerebrales es entregarle un juego en que tiene una cara e imanes para formar un rostro a su gusto . No habla, pero responde cuando le piden poner: nariz, ojos, pelo. También le entregan plastilina buscando que ella haga distintas formas, pero no hace nada, se lo intenta comer y corre a tumbar otros juegos, a hurgar en todos los muebles.
“Reconoce todo, pero su capacidad de concentración es poca”, dice Ana a la abuela y la tía madrina que están en la sala. En ese minuto, Inés inicia una conversación con la familia para saber cuál es la dinámica de Leonora y en qué momentos se mantiene más concentrada en lo que hace. Ahí descubren que el agua y los momentos de ducha son los que mantienen a la niña concentrada por un largo período de tiempo.
“Es importante siempre evaluar al niño desde el juego, porque así se pueden reconocer muchas cosas. Desde las cosas que le agradan hasta las que no, sus capacidades, aunque hay que tener siempre mucha paciencia, porque algunas veces como son niños que pocas veces salen de su entorno familiar por miedo de los mismos padres, a veces están sobreestimulados. Entonces siempre hay que ir observando y modificando según las cosas que veamos de cada niño”, cuenta Inés.
Por eso, en otra sesión de evaluación que empezó a las 10:30 de la mañana, y que fue dirigida sólo por Ana, la dinámica fue distinta. Esta era la segunda evaluación de Lucas, Agustina y Elena y las actividades fueron ver si los niños habían logrado aprenderse la canción “Estrellita”; encajar piezas, pintar una hoja con sus manos y tener una colación en conjunto. Aquí a Ana le interesaba saber qué comían los niños, qué alimentos eran capaces de comer sólos y cómo era la dinámica de alimentación de cada uno.
“La colación es clave en todos los jardínes infantiles y en colegios, por eso es importante y ellos deben aprender a comer solos”, le advierte Ana a las madres. Al terminar la sesión con estos niños de no más de tres años y que tenían diagnósticos tan distintos como síndrome de down y problemas de desarrollo psicomotor, tiene una charla con las madres sobre la importancia de matricular a los niños en un jardín infantil.
“Uno de los trabajos más importantes que tenemos, es de constante comunicación con las madres, porque es natural que ellas sean más sobreprotectoras y que tengan miedo de dejar en un jardín o un colegio a su niño. Hay que trabajar mucho desde la empatía y hacer siempre seguimiento”, cuenta Ana.
Por ello, el Director Ejecutivo de Elige Educar hace un llamado a todas las comunidades educativas a abrir sus puertas y empatizar con las familias. “Sabemos que no siempre es fácil, pero estamos convencidos que con disposición, el compromiso de toda la comunidad educativa y el apoyo adecuado, las cosas pueden ser distintas”, expresó.
El impacto a futuro
Según las últimas cifras que maneja la Unidad Educativa de marzo a noviembre de 2017, las 11 educadoras que trabajan en Santiago han realizado 13.283 atenciones sólo en Santiago. Por ello, el estimado es de más de 26.000 niños atendidos anualmente, tomando en cuenta las otras unidades ubicadas en Arica, Atacama. Talca, Iquique, Coquimbo, Concepción, Puerto Montt, Antofagasta, Valparaíso, Temuco, Coyhaique, Calama y Valdivia.
En todos los centros de Unidad Educativa el trabajo es interdisciplinario y se trabaja por un seguimiento continúo hasta la vida laboral de los niños, por ello tanto María Paz, como Ana e Inés, el trabajo que hacen es de largo aliento. “Porque no sólo ves crecer a los niños, que es una maravilla, sino que tienes mucho contacto con las madres y ves cómo ellas también van aprendiendo a trabajar con sus hijos, a estar felices con sus hijos”, dice Inés.
Para Ana, lo más valioso de este trabajo es ver la superación de sus alumnos. Esta educadora recuerda que hace más de siete años llevó a un niño con problemas de desarrollo psicomotor a un concurso en el que tenía que dibujar en Paint y ganó. Hace cinco años se lo encontró en Parque Arauco y le dijo que estaba estudiando ingeniería en informática. “Me dio mucha alegría verlo, cosas como esas son las que me marcan y me alegran con este trabajo”, asegura.
“A mi lo que más me impresionado en este proceso es trabajar, por ejemplo, con niños que tienen síndrome de Duchenne, que sabes que en algún minuto se van a morir. Pero soy de las que piensa que igual merecen una educación de calidad y por eso trabajamos todos los días”, finaliza.
Buenas tardes ….
Gran labor teleton .
Quisiera consultarles uds.trabajan con profes de educacion diferencion con real vocacion.
Necesitan a una exelente profesora de educacion diferencial mucha trayecto como profesora .dejo mi celu 989358052 virginia campos