Ricardo Contreras, oriundo de Quillón -sur de Chile- es ahora profesor y Jefe de la Unidad Técnico Pedagógica de la Escuela Edmundo Vidal Cárdenas, una escuela ubicada al norte del país en una ciudad de no más de 1.000 habitantes.
“Es bacán el profe, porque sabe conectarse con nosotros, como que entiende nuestra onda urbana y trata siempre de comunicarse con nosotros con nuestro lenguaje”, dice un estudiante de primero medio al finalizar la clase de Inglés en la Escuela Edmundo Vidal Cárdenas. De inmediato varios lo apoyan y le dicen que sí, que el profesor de inglés es uno de los mejores docentes de este colegio en Peralillo, un pueblo de no más de 1.000 habitantes ubicado en la región de Coquimbo.
Ese profesor es Ricardo Contreras, oriundo de Quillón, Región de Ñuble, ciudad al sur de Chile. “A mi el norte se me acababa en Santiago, hasta que llegué acá”, dice este docente que ama al Capitán América, tanto, que su reloj y estuche para lápices tienen el escudo de este superhéroe y que en algunas actividades del colegio, se ha disfrazado de este personaje.
“Tenía facilidad en el idioma inglés y me gustaba bastante, porque había aprendido a través de los videojuegos. Así que antes de estudiar pedagogía, estudié inglés en la universidad estatal de Bío-Bío, en Chillán y comencé a estudiar el programa de pedagogía y ya cuando estaba en el tercer año, me encantó (…) Y cuando empecé a trabajar, quise hacerlo de forma distinta… porque yo siempre fui crítico de cómo me enseñaron inglés, con un diccionario, un texto para traducir y el que entendió, entendió. Yo, en cambio, uso mucho la tecnología; muchas veces no necesitamos Internet, pero sí lograr que todos mis estudiantes puedan comunicarse en inglés y divertirse. También es importante ser un poco como los estudiantes”, cuenta.
Pero antes de querer ser profesor, quiso ser policía.
Ricardo vienen de una familia de Carabineros, así que pensó que ese sería su destino, pero cuando empezó las pruebas se dio cuenta de que debía operarse la vista, debido a que son altas las exigencias de salud y condiciones físicas para poder ingresar a la Escuela de Carabineros (policías) de Chile. “Pero yo no quería perder un año, sin hacer nada. Así que cuando pensé qué otras cosas me gustaban, pensé en el inglés y en la facilidad que tenía”, recuerda.
Ahora, asegura que ha sido uno de los mejores caminos que ha tomado a pesar de que ahora se encuentra lejos de su familia, trabajando no sólo como profesor, sino como Jefe de la Unidad Técnico Pedagógica; es decir, se encarga de organizar, coordinar y supervisar el trabajo Técnico-Pedagógico de los distintos organismos del colegio.
Ricardo llegó en 2013 a Peralillo, pero trabajó sólo durante un año y decidió irse para perfeccionar sus estrategias de enseñanza y volver en 2016.
“Me di cuenta de que tenía falencias”, dice Ricardo. Por eso decidió estudiar un diplomado de estrategias evaluativas para el proceso del aprendizaje y las practicó en algunos colegios en los que tuvo la oportunidad de trabajar, hasta que decidió escribirle a Ruperto Pizarro, director de la Escuela Edmundo Vidal Cárdenas, para pedirle una segunda oportunidad.
“Pero el ambiente laboral que tenía acá y la posibilidad de aprendizaje que tuve acá, no lo encontré en ninguna de esas experiencias y por eso llamé, para que me dieran una oportunidad, y aquí sigo. Mucha gente habla de la mística del Valle del Elqui, pero yo hablo de las personas que viven aquí. Entonces para mí el primer compromiso que tengo acá es con mis estudiantes, por eso yo con ellos tengo un vínculo de afecto, y además, es un gran honor, como profesor de inglés, trabajar en un colegio que tenga como sello la especialización en inglés”, cuenta Ricardo. Este colegio, gracias a la ayuda de la Fundación Oportunidad, ofrece a sus estudiantes una especialización intermedia en inglés y varias becas de intercambio a Estados Unidos.
Durante las clases de Ricardo, no está permitido hablar en español y si los estudiantes no saben cómo expresar una oración completa pueden hacer uso del espanglish.
Sus clases empiezan, de hecho, antes de entrar al aula. Ricardo suele pedirle a sus estudiantes que se pongan en fila y él les va mostrando unas cartas con diversas fotos. Entonces empieza a preguntar qué es eso, qué se hace ahí o les empieza a hacer preguntas al azar sobre su libro o género literario favorito. Sólo si responden en inglés, pueden entrar a la sala.
Antes de empezar la clase, deja claros los objetivos y les pide, siempre, que trabajen en grupos. Todos tienen acceso al menos a un computador para buscar palabras y pueden conversar entre ellos para clarificar dudas. De hecho, una de las frases que más suele repetir Ricardo en sus clases es: “Ustedes deben trabajar en grupo, de forma colaborativa”.
Este profesor intenta ir siempre un paso más allá.
“Por ejemplo, si el objetivo común es identificar información general y específica, si fuera simplista, les daría un texto y que respondan esas preguntas. Pero no, la idea es que todos puedan entender, con uso de videos, audios, grupos de trabajos, y tenemos alumnos que son tutores de otros que no tienen su mejor nivel ahora”, comenta Ricardo.
Lograr eso, el trabajo en equipo y en armonía, fue otra de las razones que le hicieron regresar a Peralillo. “Me gusta por la relación que tengo con mis alumnos, me gusta porque no es un trabajo de oficina nada más, me gusta porque es un trabajo de mucha interrelación, me gusta ver la escala del aprendizaje, ver cómo avanzamos y cómo muchas veces hemos ido descendiendo. Me gusta poder trabajar con el dato, con lo que estamos haciendo y con lo que estamos haciendo mal. Yo sé que es un trabajo demandante, yo sé que podría ser más valorada, pero antes de exigir, tengo que pensar que tengo que mejorar yo como profesor, cómo cada día puedo ser mejor”.
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