Esta es la experiencia de Francisca Quinteros, estudiante del último año de Educación de Párvulos, y una de las tutoras de Quiero Ser Profe, un programa de Elige Educar que acompaña y orienta a jóvenes interesados en estudiar carreras de pedagogía.
Desde que Francisca Quinteros era una niña, su mamá le habló sobre la importancia de los primeros años de vida y los procesos que se desarrollan en esta etapa. Se lo demostró especialmente a sus 13 años cuando nació su hermano menor. Verlo desarrollar sus capacidades desde chico, le confirmó su vocación; entonces eligió estudiar lo que su mamá no pudo: Educación de Párvulos (educación infantil o preescolar).
“Me emocionaba ver cómo mi hermano llegaba feliz contando lo que aprendió durante el día, me emocionaba mucho. Y cuando yo lo iba a ver a sus presentaciones del jardín algo me pasaba, se me llenaba mucho el corazón. Encontraba maravilloso cómo los niños de alguna forma tenían esa retribución y ese cariño por la educadora, me parecía increíble ver el nexo de estos niños con una persona que no es del círculo cercano de su familia, que es una persona que todos los días les enseña algo, los estimula”, recuerda Francisca.
Ahora, ella estudia el último año de la carrera en la Universidad Diego Portales de Chile y es tutora de Quiero Ser Profe, un programa de Elige Educar que brinda orientación a jóvenes chilenos que quieren estudiar pedagogía. Su rol como tutora del programa es responder dudas sobre la carrera, las becas, los ramos y lo que se debe saber para elegir la mejor universidad según los intereses y necesidades de cada persona.
“Muchos piensan que ser educadora de párvulos es cantar y hablar lindo todo el día, pero es mucho más”
Para Francisca estudiar Educación de Párvulos ha sido una gran experiencia, porque con su ejemplo ha derribado falsas creencias entre sus círculos sociales y ella misma está cada día más fascinada con sus aprendizajes. “Lo que más me ha gustado de la carrera es entender cómo funciona la mente de un niño, cómo funcionan sus acciones; todo lo que tiene que ver con la psicología del niño, cómo puedo llegar a ellos, cómo puedo ayudarlos, entender sus necesidades. Para mí toda la línea de psicología, desde neurociencia, hasta salud, que fue el último ramo, ha sido lo que más me ha gustado de la carrera. Y así he demostrado, otra vez, que esto no es sólo cantar y estar feliz todo el día”, cuenta Francisca.
Pero hay un ramo en particular que este año ella destaca: Gestión y Liderazgo. Una materia que se encuentra en el pénsum de la carrera desde hace menos de cinco años y que para ella ha sido clave, pues le ha permitido entender que el trabajo de la educadora de párvulos no se queda sólo en la sala de clases y en los procesos de cada niño o niña.
“Este es un ramo que de alguna forma entrega todas las herramientas para que uno se desarrolle como una buena líder dentro y fuera del aula, y no sólo con tu equipo educativo, sino para poder tener interacciones mucho más profundas con los niños y niñas, que ellos entiendan que esto no funciona de manera jerárquica sino más lineal, porque yo aprendo de ellos y ellos de mí. También para entender que ser líder no es sólo ser director o directora, sino que se trata de empoderarse del trabajo de cada uno y potenciarlo. Eso es ser un buen líder”, dice Francisca.
Ahora, enfrentando su último año asegura que ha sido una carrera como muchas otras, llena de alegrías y frustraciones, pero que sin duda es una decisión que volvería a tomar. “Desde muy pequeña siempre jugué a la educadora, sabía que me encantaba educar, enseñarle a otro, tratar de buscar cómo poder ayudarlo y además (…) no tengo dudas de que elegí la mejor profesión, una de las más importantes”.
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