En esta gran iniciativa impulsada por la profesora chilena, Prissila Olivares, todos son invitados a la sala de clase.
Antes de convertirse en profesora, Prissila Olivares soñó con ser miembro de las fuerzas armadas. Su escoliosis no le permitió seguir adelante con este proyecto, pero la vida le fue mostrando otro camino… el de la docencia. Su primer acercamiento formal con esta carrera lo tuvo gracias a su hermano, un profesor de enseñanza básica (primaria), con mención en lenguaje y comunicación. Prissila veía cómo su hermano preparaba las clases y más de una vez (en su rol de estudiante), le ayudó a prepararlas. “Él me preguntaba, por ejemplo, qué materia pasábamos o cómo me gustaría que mi profesor/a me evaluara. Y yo, desde mi inocencia, planificaba sus clases desde mis intereses, es decir, los intereses del estudiante”. Antes de terminar el colegio, Prissila sabía muy bien que sería profesora y eligió su especialización: lenguaje.
Durante su proceso de formación reafirmó su vocación y desde entonces, se ha empeñado en marcar un diferencia desde la sala de clase. Actualmente trabaja en un establecimiento con especialidades técnicas en la localidad de Lastarria (Novena Región de Chile), y como profesora de Lenguaje y Literatura, se las ingenia todos los días para motivar a sus estudiantes con esta asignatura.
Son muchas las iniciativas de Prissila, pero hay una que resulta particularmente interesante pues no sólo involucra a los estudiantes… Se llama Regalo Lector 2.0.
La estrategia Regalo Lector 2.0 consiste en invitar a alguien de la comunidad. Este invitado debe elegir un texto breve y leerlo frente a los estudiantes. “Esta iniciativa surgió debido a la falta de motivación por la lectura y además por los resultados de las pruebas estandarizadas que reflejaban que los niños ‘no entienden lo que leen’”, cuenta Prissila. “Así que, en una de las reuniones del área de lenguaje se decidió fomentar la lectura a través de otras estrategias; se creía que si un profesor le leía a los estudiantes textos de su interés, ellos, al limitarse solo a escuchar, podrían tener mejor comprensión”, agrega la profesora. Entonces se hizo un calendario para que cada docente supiera qué día debía preparar ese “regalo lector” y a qué cursos debía dirigirse.
Pero Prissila le dio un giro a la actividad. En el segundo año de implementación, inspirada en la retroalimentación de sus estudiantes, la profesora se dio cuenta que para los estudiantes no era tan atractivo que los profesores fueran los lectores. Así que ella propuso involucrar a todos los miembros de la comunidad. “Redacté invitaciones formales con el propósito de la actividad, las fechas y horas disponibles para implementarla y una breve encuesta donde los invitados manifestaban su disposición a cooperar”, cuenta Prissila. “Favorablemente tuve una muy buena acogida, sobretodo de los apoderados, pues de esta manera se sintieron parte del proceso”. La primera reacción de los estudiantes fue de asombro, e incluso un poco de inseguridad, pues veían a sus mamás, papás, tíos, abuelas y vecinos llegar a la sala de clase.
“Recuerdo cuando el suboficial mayor de carabineros de la localidad fue a leerles un texto informativo acerca de la violencia en el pololeo (noviazgo)…”, cuenta la profesora.
“Justo un estudiante llegó atrasado a la clase y al ver al suboficial en frente, en lugar de la profesora, se paralizó. Además, el carabinero aprovechó el momento para hacerle unas preguntas que él contestó nervioso y confundido. Después se le explicó el motivo de la visita y el momento se convirtió en algo muy cómico”. En otra ocasión, cuenta la profesora, la jefa de la unidad técnica del establecimiento fue a compartir con estudiantes de segundo medio (un curso algo difícil), un texto protagonizado por un perro que contaba algunas de sus experiencias en primera persona. En aquella oportunidad, se despertaron muchos sentimientos y varios estudiantes, conmovidos por la historia, incluso llegaron a las lágrimas.
Ahora, esta actividad se realiza al menos una vez en la semana y el impacto a lo largo de los años ha sido muy positivo.
Los estudiantes han manifestado su interés en la dinámica, afirmando que la actividad los relaja y los hace imaginar lo que ocurre en los relatos que estos invitados eligen, los cuales son seleccionados cuidadosamente, considerando las características de los estudiantes y sus intereses. Y esto es, probablemente, lo más clave de una iniciativa que se ha mantenido a lo largo del tiempo: tener en cuenta las necesidades de los alumnos y encontrar alternativas, no sólo para fomentar el gusto por la lectura, sino para potenciar también otras habilidades como la escucha, la empatía, la imaginación y la creatividad. A esto se suma la integración de muchos miembros de la comunidad que ahora, gracias a Regalo Lector 2.0, pueden contribuir a los procesos de formación de los estudiantes desde sus distintos roles o disciplinas, llevando de esta manera, la vida real a los procesos de aprendizaje que ocurren dentro de las aulas.
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