María José Del Río, estudiante de Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales nos cuenta cómo llegó a hacer un intercambio en Colombia y por qué cree que otros deberían animarse a vivir experiencias como estas.
Maria José Del Río Saldivia tiene 22 años, estudia Pedagogía en Historia y Ciencias Sociales en la Universidad Austral de Chile y actualmente se encuentra en su quinto año de carrera. Antes de llegar a las salas de clase, se embarcó en una experiencia que según cuenta, le cambió la vida. Durante cinco meses, esta futura profesora vivió en Barranquilla, Colombia, donde tuvo la oportunidad de estudiar en la Universidad del Norte. Llegó allá gracias a una beca que consiguió a través de la Alianza Pacífico, una iniciativa económica y de desarrollo entre cuatro naciones de América Latina (Chile, Colombia, México y Perú), que impulsa diversas iniciativas, entre esas, el intercambio académico y estudiantil. El objetivo de esta iniciativa en particular, cuenta María José, es compartir recursos humanos entre los diferentes países, y aún más que eso, compartir conocimiento en diferentes áreas y con estudiantes universitarios.
María José era escéptica. Había visto algo con respecto a la beca en el sitio web de su universidad, pero no creía que una estudiante de pedagogía pudiera ganarse una beca.
Sin embargo, postuló y cinco meses después no se arrepiente y comparte su testimonio pues cree que muchos estudiantes de pedagogía tienen las capacidades necesarias para desarrollarse a través de oportunidades como ésta. Algo clave en su proceso de postulación fue el apoyo que la estudiante recibió. María José explica que la Universidad Austral tiene un área importante de movilidad estudiantil y sin eso, dice, el proceso de postulación hubiera sido mucho más complejo. En ese sentido, su experiencia evidencia la importancia del rol que cumplen las universidades a la hora de ofrecer oportunidades y apoyar a los futuro profesores en los procesos de formación.
Pero hay otro elemento destacable en la historia de María José.
Muchos estudiantes están apuntando a irse lejos de Latinoamérica. Europa es el destino más frecuente y si bien ella misma pensó en ello, después descubrió el valor de conocer un rincón dentro de su mismo territorio. “Cuando empecé a estudiar historia y a entender la historia de Latinoamérica, me empecé a encantar. Entonces pensé: ¿si hablamos tanto de que tenemos todo para crecer, de que hay mucho potencial, de que tenemos los recursos, por qué no estudiar aquí mismo?”, afirma la estudiante. “En todos los aspectos de mi vida me gusta demostrar las cosas siendo el ejemplo. Entonces, quería demostrar que las experiencias de intercambio acá también pueden ser valiosas pues nos permiten aprender de nosotros mismos”.
Hay varias cosas que ella rescata de su intercambio en Colombia. Por un lado, el aprendizaje en términos académico. María José hizo cuatro asignaturas: dos de pedagogía (Juego y Lúdica, e Historia de la pedagogía) y dos de ciencia política (Introducción a las ciencias políticas y Revoluciones en la historia). Las dos asignaturas de pedagogía complementaban lo que ya había visto en la universidad y le aportaron nuevos saberes. Y las asignaturas de ciencia política estaban más asociados a su interés con respecto a la historia. Obviamente, su objetivo era nutrir su conocimiento, pero más allá de las clases, hubo otro factor que enriqueció su viaje: el intercambio cultural y la posibilidad de ser extranjero en un país totalmente desconocido para ella.
“La experiencia de vivir fuera es super potente y es algo que no sientes hasta que lo vives. Todo lo que viví fue único. Rescato la diferencia cultural, la posibilidad de romper estereotipos y el conocer la visión que tienen otros países sobre Chile”, cuenta la estudiante. Y esto, desde su punto de vista, no sólo tiene un impacto en su formación, también tiene un impacto en su desarrollo como profesional y por ende, en la forma como sus alumnos aprenderán en un futuro cuando ella llegue al aula. ¿Por qué? Porque es una forma de ampliar la mirada acerca de la educación, una forma de entender temas como la migración y por ende, una forma de entender una realidad que se vive hoy en las salas de clase de Chile.
Además, María José cree que si bien muchas veces faltan oportunidades, todas las que hay, deben ser aprovechadas.
“De esta forma, los estudiantes de pedagogía hacemos presencia. Es una forma de visibilizarnos y visibilizar la importancia de nuestro trabajo. Además, postular a becas como esta, también es una forma de creer en nosotros mismos, y creer en nosotros es vital para empoderarnos, para decir con orgullo que somos estudiantes de pedagogía, que somos profesores y que nos merecemos estas oportunidades, tanto como cualquier otro profesional. Tenemos un rol súper importante en el futuro de nuestro país y necesitamos ser valorados”.
Ahora, la intención de esta estudiante es que otros futuros profesores conozcan oportunidades de este tipo y se animen a postular antes de poner en práctica todo el aprendizaje en la sala de clase. Desde su experiencia, cree que es clave hacerlo para entender la educación desde otra perspectiva y sobre todo, para aportar a la causa de una manera diferente. Ella en particular, llegó a la carrera de pedagogía porque quiere cambiar las cosas, porque siempre fue muy crítica de la educación y entendió que para hacer algo, debía estar dentro del sistema. Muchos de sus profesores la inspiraron y ahora ella, desde la educación pública, quiere inspirar a sus futuros alumnos con las mejores estrategias. “Quiero entregarme por completo a ellos”.
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