Para llegar al colegio, los hijos de Jalandhar Nayak tenían que recorrer tres horas de ida y tres horas de vuelta por un camino estrecho y peligroso.
Para llegar al colegio, los hijos de Jalandhar Nayak tenían que recorrer tres horas de ida y tres horas de vuelta por un camino estrecho y peligroso.
Jalandhar Nayak vive en Gumashi, una pequeña aldea en la provincia India de Odisha donde prácticamente todos sus habitantes dejaron el remoto pueblo en busca de mejores alternativas. Allí, Nayak vive junto a sus hijos, tres niños que a diario deben hacer un complejo recorrido de tres horas (de ida y vuelta) para llegar a su escuela. En Gumashi no hay carreteras y llegar caminando a la escuela es un verdadero desafío. Frustrado por las dificultades que enfrentan sus hijos para acceder a la educación, Nayak decidió actuar. Con un cincel, una picota y una azada (azadón) cavó una ruta más corta y segura en medio del estrecho y montañoso camino que sus hijos tenían que recorrer. Hasta el momento ha logrado crear con sus propias manos, un camino de 8 kilómetros.
“Mis hijos encontraban difícil caminar por el estrecho camino de piedras cuando iban a la escuela, muchas veces les vi tropezando contra las rocas, y decidí escarbar una carretera a través de la montaña para que pudieran caminar con más facilidad”, explicó a News World Odisha.
Esas fueron las palabras Brundha D, el administrador del gobierno local quien conmovido por la historia afirmó que el gobierno se hará cargo de la obra que el padre estaba realizando. Aunque su idea era trabajar tres años más en la carretera para sus hijos, ya no tendrá que hacerlo. Además de finalizar la obra, el gobierno local también compensará económicamente al padre por todo el tiempo que invirtió.
En su caso particular, Nayak se enfocó en facilitarles el acceso a la educación, en literalmente abrirles un camino que les permitiera llegar a su escuela. Y aunque esto se enmarca dentro de un contexto particular y vulnerable, acciones como las de Nayak nos recuerdan que padres y apoderados pueden y deben tener un rol protagónico en la educación de sus hijos. Ellos pueden contribuir y aportar con acciones incluso mucho más simples que construir una carretera con las manos. Ser parte del proceso de formación de los niños como padres implica facilitar su acceso pero también ser un apoyo en la realización de tareas diarias, seguir de cerca el proceso, tener una comunicación directa con la escuela y ser una pieza esencial, tan esencial como los profesores.
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