Después de 21 años, se hacía necesario actualizar el currículum de tercero y cuarto medio, para promover aprendizajes más adecuados para el s. XXI. Para cumplir este objetivo, se requiere poner foco prioritario en cómo se implementarán los cambios dentro de las escuelas, lo que necesariamente tiene como protagonistas a los profesores. Son ellos quienes, junto a los equipos directivos, deben desarrollar estrategias que permitan un adecuado proceso educativo.

Por esto, en primer lugar, es clave que, en un contexto de cambio curricular, el país cuente con profesores formados adecuadamente

Son los profesores los que tienen mejores herramientas pedagógicas y disciplinares necesarias para adaptarse a este cambio. Como muestra un estudio publicado recientemente por Elige Educar sobre proyección de dotación docente, sabemos que al 2025 faltarán al menos 32 mil profesores idóneos en Chile. Este es un problema en sí mismo, que se evidencia con más claridad con la modificación curricular. Así, el déficit de docentes exige que como país fortalezcamos la atracción a carreras de educación, incluyendo acciones como facilitar el acceso a carreras de pedagogía a licenciados y profesionales, así como disminuir la deserción de docentes en ejercicio. En segundo lugar, es necesario robustecer y apoyar la formación universitaria de profesores. No sólo porque hay un cambio curricular sino porque estamos en un proceso de cambio social y cultural, por el uso de tecnologías, que demanda promover y avanzar hacia un nuevo paradigma educativo. Este nuevo paradigma debe poner el foco en los intereses de los estudiantes y en los nuevos desafíos sociales, para lo cual es fundamental el uso de metodologías pedagógicas innovadoras para el desarrollo de habilidades del siglo XXI. Los nuevos estándares de formación inicial -que se encuentran en etapa de diseño- debieran ajustarse a esta realidad y articularse con los objetivos actuales del currículo. Tercero, los profesores en ejercicio requieren una oferta adecuada de programas de actualización y políticas de acompañamiento dentro de la escuela, tanto para este cambio curricular como para avanzar hacia una educación del s. XXI. El trabajo que hace el CPEIP del Ministerio de Educación en esta línea, y la inducción a profesores noveles que ofrece la carrera docente, son buenas oportunidades, que requieren prioridad.

En definitiva, los cambios que buscan la mejora de aprendizajes tienen como actores fundamentales a los profesores.

Por eso, para la implementación de un nuevo currículum y en un escenario que requiere un nuevo paradigma educativo, es necesario atraer y retener a los mejores postulantes a la profesión docente, fortalecer la formación inicial de profesores, y ofrecer apoyo a educadores en ejercicio. Este desafío necesita, ciertamente, el compromiso del Estado, pero también de universidades, facultades de educación, equipos directivos, comunidades educativas y la sociedad civil.