Maria Montessori jamás imaginó que sus ideas y propuestas metodológicas inspirarían a millones de profesores que hasta el día de hoy educan niños bajo su mirada revolucionaria.
La primera vez que la pedagoga italiana Maria Montessori sintió la necesidad de cambiar un sistema educativo, fue en la Clínica Psiquiátrica de la Universidad de Roma, donde estuvo en contacto directo con niños que necesitaban un cuidado especial. Allí Montessori se dio cuenta de que los tratamientos utilizados no eran suficientes por sí solos y entendió que la única manera de tratar a estos niños, era con una educación apropiada. El centro de su vida se convirtió en los niños y en la necesidad de cambiar sus vidas entendiendo sus patrones de aprendizaje.
En el año 1906, Montessori se hizo cargo de un grupo de niños cuyos padres no tenían tiempo para encargarse de ellos. La forma como abordó ese desafío revolucionaría, años después, la forma de enseñar. Una de las cosas que la educadora notó en ese momento, es que los pequeños preferían comprometerse con tareas prácticas más allá del simple juego, entonces decidió darles la libertad de realizar cualquier actividad que disfrutaran. ¿El resultado? No era necesario motivaciones extra y lentamente, su gusto por la actividad que realizaban, hacía que ellos se auto disciplinaran, desarrollando así su autonomía y potenciando su aprendizaje.
Su propósito de transformar el sistema se consolidó aún más cuando en el año 1907 abrió el primero de muchos centros educativos que más adelante implementarían su metodología. Se llamaba a “Casa Dei Bambini”. Paso a paso, Montessori fue incorporando a su propuesta más actividades y ejercicios prácticos y fue estructurando más un discurso que se enfocaba mucho en la importancia de convertir los intereses personales de los niños, en protagonistas del aprendizaje.
Montessori jamás imaginó que su estilo de enseñanza y su propuesta efectiva, revolucionaría el sistema educativo en gran parte del mundo, tanto que en 1925 ya existían en Estados unidos, 1.000 colegios Montessori. La metodología que hoy lleva su nombre ha inspirado a millones de docentes y hace parte integral de los sistemas educativos de muchos rincones del mundo. Su idea fue y sigue siendo revolucionaria, tanto que sus palabras y sus ideas siguen inspirando:
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