Con la asesoría de fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales y expertos en autismo, la profesora de Educación Especial, Holly Barker Clay, diseñó una actividad perfecta para todo tipo de estudiantes.
El circuito empieza con una larga flor, los niños tienen que pasar sobre ésta saltando de una hoja a otra. Después de la flor, aparece una línea azul en zig zag con flechas; ellos deben continuar el camino sin que sus pies se salgan de esa línea. Luego, otra línea de rayas negras y blancas aparece… nuevamente, los niños deben seguir caminando sobre ésta, pero esta vez, agachados, hasta llegar a una nueva parte del camino donde deben saltar como sapos. Todo este circuito tiene indicaciones que van guiando los movimiento de los estudiantes; a veces tendrán que caminar, otras veces tendrán que saltar o incluso utilizar sus manos. El objetivo es que completen el circuito, se muevan integralmente y exploren sus sentidos a través de esta actividad diseñada por la profesora de Educación Diferencial (Especial), Holly Barker Clay.
La actividad se llama “Camino Sensorial” y cuando Barker lo diseñó, jamás imaginó que tendría tanto impacto a nivel global.
Su objetivo era crear un espacio donde los niños con necesidades especiales pudieran hacer una pausa para relajarse, para jugar o para liberar el exceso de energía. Entonces diseñó este “Camino Sensorial”, publicó un video en Facebook e inmediatamente se hizo viral. “Con toda la tecnología, sus pequeños cuerpos se acumulan de muchos estímulos sensoriales y necesitan desconectarse para que su cerebro pueda procesar mejor la información. Simplemente saltando, rebotando, doblándose, empujando y finalmente respirando, la acumulación sensorial se libera y entonces toda esa energía acumulada puede ser mejor utilizada por su cerebro”, explica la profesora en su sitio web.
Al diseñar este circuito y compartirlo abiertamente, esta profesora se dio cuenta de que existe una necesidad de actividades o herramientas que permitan a los niños moverse integralmente.
Es decir, con los pies, las manos, las piernas, la cabeza… con todo el cuerpo. Después de varias horas de trabajo y de buscar asesoría con fisioterapeutas, terapeutas ocupacionales y expertos en autismo, la profesora llegó a aquel “Camino Sensorial” que está lleno de colores, indicaciones, formas, flechas y líneas que permiten a los niños llevar a cabo una serie de movimientos para liberarse a través del juego y el movimiento.
Aunque ahora la profesora diseña, digitaliza y vende su creación en Estados Unidos, su iniciativa sirve para pensar en herramientas iguales o similares. No se necesitan mayores recursos y con un poco de creatividad, puedes diseñar tu propio “camino sensorial”, uno adaptado a las necesidades, gustos e intereses de tus estudiantes.
Muy interesante deberia existir en cada escuela
me parece un excelente juego .