Estos son algunos los desafíos y propuestas que considero que hay que tomar en cuenta, para avanzar y mejorar la educación en durante el próximo año.
El año 2020, en educación, fue un año para sobrevivir y superar el terremoto que causó la obligada educación a distancia. La mayoría de los docentes, en modo “supervivencia”, replicaron la misma clase que daban de forma presencial a través de la pantalla.
El resultado para muchos fue un montón de cámaras apagadas, y alumnos que rápidamente se desenchufaban. Lo anterior solo en los casos de quienes tuvieron la suerte de poder dar clases sincrónicas. Para aquellos profesores cuyos alumnos no tenían acceso a Internet, y debían compartir su dispositivo con 3 hermanos e incluso a veces con papá y mamá, la realidad era aún más difícil.
Rápidamente tanto profesores como estudiantes se agotaron de la dinámica virtual y a que la brecha en educación aumentara enormemente entre quienes contaban con acceso a computador e Internet y quienes no. ¿Recordaremos la pandemia del Covid-19 como la causante de profundizar los problemas ya existentes en educación? O, ¿es posible que la veamos como una gran oportunidad?
Aunque hay avances en el desarrollo de la vacuna, es probable que por lo menos hasta finales de 2021, esta no se haya distribuido a toda la población mundial. Por lo que nos queda mínimo un año de educación total o parcialmente remota antes de volver a “clases presenciales”.
Hablo de clases presenciales y no de normalidad, ya que querer volver a la normalidad supondría que antes las cosas estaban bien para todos. ¿Podemos decir que la educación en Latinoamérica realmente estaba del todo bien durante la normalidad? Si cambiamos el foco y en vez de ver la pandemia como lo que agudizó la crisis educativa, podemos verla como una oportunidad para solucionar algunos de los temas pendientes en educación.
Si cambiamos la perspectiva, ¿por donde hay que empezar a trabajar la educación en Latinoamérica para 2021?
En mi opinión, el principal desafío de la región es mejorar el acceso. Es decir, proveer conectividad y dispositivos a través de los cuales conectarse, a todos los estudiantes para garantizar una mínima educación a distancia. Si bien, es difícil asegurar que habrá internet en todas las casas, se pueden crear más puntos de conectividad gratuitos en las ciudades y pueblos.
El segundo desafío es capacitar a los profesores para que puedan usar las herramientas tecnológicas disponibles, de la forma más efectiva posible, en función de sus objetivos pedagógicos. Hay muchas aplicaciones y recursos gratuitos, que no son usados por falta de conocimiento, o que si bien, los profesores saben que existen, no saben cómo aprovechar para mejorar la interacción en sus clases.
El tercer desafío para el 2021 es que los colegios logren crear sistemas híbridos en los cuales se de el mismo nivel de atención a los estudiantes que están físicamente en el colegio, como a los que siguen aprendiendo de manera virtual.
El cuarto desafío, es generar contenido pedagógico gratuito y crear aplicaciones educativas en español. Hay mucho contenido virtual al que solo se puede acceder si se sabe inglés. Sería interesante fomentar la creación de aplicaciones educativas en español, o incentivar la creación de una versión en español de las ya existentes, para facilitar las prácticas pedagógicas de los profesores latinoamericanos.
¿Cómo podemos dar la mejor solución educativa posible?
En las universidades más top del mundo, se están usando técnicas pedagógicas para el aprendizaje en línea que podrían servirnos para llevar educación a los ambientes más vulnerables.
Debido a lo ocupada que es la vida de un alto ejecutivo en ciudades como Nueva York o Londres, las universidades están diseñando todo el contenido de E-Learning para poder ser visto en formato celular. El objetivo es dar al estudiante flexibilidad, para que pueda aprender donde y cuando quiera.
¿Cuántos celulares hay en una casa en Latinoamérica y qué pasa si nos convertimos en expertos en pedagogía para la pantalla chica? Lo maravilloso de esto, es que si logramos que el contenido funcione bien en el celular, sabemos que va a funcionar bien en una pantalla más grande, para los afortunados que cuentan con tablet o computador.
Otra de las tendencias en educación virtual es el microaprendizaje
Consiste en enviar pequeños bits de información diaria o semanal a los estudiantes. El microaprendizaje se usa principalmente para captar la atención de las personas muy ocupadas que al trabajar y estudiar a la vez no tienen tiempo de sentarse a realizar cursos completos pero necesitaban aprender ciertos procedimientos.
Este tipo de aprendizaje es ideal para el formato celular, ya que no se necesita enviar largos textos o crear unidades de trabajo muy complejas. Se puede, por ejemplo, mandar un poco de contenido y algún ejercicio todos los días por Whatsapp, mensajes diarios, y tareas pequeñas. Se pueden grabar pequeñas cápsulas, tutoriales, videos, audios, o textos.
El microaprendizaje nos obliga a pensar: cuáles son los aprendizajes esenciales, cuáles son las herramientas que una persona debe adquirir hoy en día y pensar si lo esencial incluye necesariamente todo el curriculum escolar.
Son solo algunos de los desafíos, y son solo algunas propuestas, pero pueden servir para empezar a pensar cómo vamos a aportar nosotros a mejorar la educación en Latinoamérica durante el 2021. No dejemos que el Covid-19 gane esta batalla, sino que agradezcamos la oportunidad y pensemos: ¿Cómo vamos a trabajar por la educación en el año 2021?
Manuela Peñalosa es historiadora, educadora, coach y master en Gestión Cultural. Tiene más de 10 años de experiencia internacional en Chile y en Colombia, en distintas áreas del mundo educativo. Docente de Ciencias Sociales en educación básica y media tanto en colegios públicos como privados. Manuela se ha especializado en diseño instruccional para la educación online en la Universidad de Toronto y Google for Education y cursos de la Universidad de Harvard. Por la pandemia del COVID19, en Mayo, fundó VirtualEduLab para ayudar a docentes de toda Latinoamérica a tener una adaptación más exitosa a la educación virtual.
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