¿Te has fijado que cuando juntas agua con aceite, estas soluciones suelen repelerse? El estrés y el aprendizaje suelen tener la misma repulsión.
Todos los días estudiantes y profesores, nos sumergimos en días extensos que nos mantienen en constante situación estrés: levantarse temprano, recorrer largos trayectos para llegar al colegio, destinar muchas horas a preparar una clase o trabajo, entre muchos otros problemas familiares o personales. Pero, ¿te has preguntado alguna vez que podría ocasionar esta situación en nuestros estudiantes?
El estrés sostenido en las personas genera un aumento continuo de cortisol en el organismo, situación que ocasiona una serie de cambios fisiológicos en el metabolismo, en el aprendizaje y en la motivación de las personas. Tal como plantean diversos autores (Frodl & O’Keane, 2013), la exposición cerebral excesiva y de largo plazo con cortisol producto del estrés provoca efectos severos en su estructura y su funcionamiento, tal como lo indica Robert Sapolsky en 1986. Según su hipótesis, el estrés crónico puede producir cambios cerebrales que provocan descontrol en el eje hipotalámico-hipofisiario, que controla la regulación del estrés. Al mismo tiempo, otros estudios señalan que la sobreexposición del hipocampo cerebral al cortisol produce que este se atrofie. Pero, ¿cómo afecta esto a nuestros estudiantes? El hipocampo participa de forma importante en el aprendizaje y la memoria, por lo que el estrés crónico podría alterar estas funciones.
Dicho esto, es muy importante que como profesores realicemos actividades para promover un adecuado manejo del estrés por parte de nuestros estudiantes. Se trata de actividades que les permitan tener herramientas para desarrollar el autocontrol y autoconciencia sobre sus situaciones de estrés. Así, desde la escuela sería importante potenciar espacios de conversación entre docentes y estudiantes. Verbalizar las dificultades cotidianas y expresar las emociones puede ser una gran herramienta para reducir los niveles de estrés.
Algunas de las actividades que he puesto en marcha en las aulas donde trabajo son…
Promover espacios de conversación: detenerse y dedicar tiempo a nuestros niños, niñas y jóvenes siempre será un gran inversión. Y lo mejor de todo solo necesitas un poco de tiempo.
Informar sobre los posibles efectos del estrés: es muy importante que nuestros estudiantes tomen conciencia del daño que genera el estrés crónico en el aprendizaje y que aprendan a reconocer momentos y síntomas en los que ellos experimentan estrés. Para abordar estos contenidos puedes utilizar la hora de consejos de curso u orientación, o cualquier clase o espacio para ello.
Impulsar la actividad física y fomentar el desarrollo de las artes: ejercicio físico y el desarrollo de las artes puede ser un gran aliado a la hora de reducir el estrés. Junto con ello, también que se pueden poner en práctica pequeñas actividades de respiración y ejercicios antiestrés.
Como profesora jefe me he permitido poner a prueba alguna de estas actividades. Los resultados han sido realmente beneficiosos para el aprendizaje y la motivación de mis estudiantes. Y, lo mejor de todo, es que ellos también lo han percibido. Los invito cordialmente a ¡repeler el estrés de sus aulas!
Karin González Allende es Académica del departamento de Estudios Pedagógicos de la Universidad de Chile. Tras 21 años de experiencia, Karin González se desempeña como docente en Trewhelas´s School y el Liceo Experimental Manuel de Salas. Además de dictar clases en la Universidad de Chile. Esta doble militancia, entre el contexto escolar y universitario le ha permitido mantener los “pies en la tierra” al momento de formar a los futuros profesores.
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