Se dice mucho acerca de los beneficios de la música en los entornos educativos, pero, ¿qué tan prioritaria es esta disciplina en las escuelas de Chile y por qué debería importar más?
Mucho se ha dicho de la música. No sólo que genera emociones increíbles, sino que también potencia importantes habilidades . Y no lo dicen sólo los músicos, también existe un respaldo científico sobre el poder de la música en el desarrollo cognitivo, psicológico y emocional de una persona. Pero, ¿qué pasa en Chile entorno a la educación musical? Actualmente, en los colegios chilenos se imparten dos horas de música en primero y cuarto básico. Estas horas cambian y disminuyen más adelante; a partir de séptimo, las clases de música comparten espacio en el currículum con las artes visuales. Un estudiante de tercero y cuarto medio puede escoger si sus dos horas semanales serán de uno u otro ramo.
¿Es esto suficiente? ¿Debería la música tener más relevancia? Muchos en el mundo opinan que sí, entre ellos un grupo de músicos que ganaron un concurso de talentos de la BBC llamado Young Musicians. Según se explica en The Guardian, los jóvenes escribieron una carta donde reflexionan acerca del decaimiento de la enseñanza musical en las escuelas británicas. “Es crucial restaurar el lugar que le corresponde a la música en la vida de los niños, no solo por sus claros beneficios sociales y educativos, sino mostrándoles la alegría de hacer y compartir música. Nos preocupa especialmente que este debería ser un derecho universal”, escribieron los músicos (el oboísta y director Nicholas Daniel, la violinista Nicola Benedetti y el chelista Sheku Kanneh-Mason).
¿Qué significa esto? Que el interés y la preocupación por la música parece ser un problema global, que excluye a algunos pequeños rincones del mundo donde las artes siguen siendo una prioridad.
En Finlandia, la música es una asignatura obligatoria de primero a octavo grado, con una clase semanal. En noveno grado se convierte en electivo y, entre décimo y duodécimo grado, hay un curso obligatorio de música. Los contenidos de estas clases son fijados por el Consejo Nacional de Educación -que depende del Ministerio de Educación- y los profesores gozan de mucha autonomía para determinar los materiales y métodos específicos de su enseñanza. Con respecto al sistema de educación artística extracurricular existe la Asociación Finlandesa de Escuelas Musicales que ha estado activa desde 1956. La entidad posee 97 escuelas y conservatorios repartidos a lo largo del país, con más de 60 mil alumnos. Sus gastos son financiados por el Estado (57%), la municipalidad (27%) y las familias (16%). Aquí, los estudiantes son instruidos para dominar un instrumento principal y saber de teoría musical, composición, historia de la música, tecnología musical y tocar en ensambles y orquestas.
Hablar de este sistema es simplemente un punto de referencia para entender en qué punto se encuentra la educación musical en Chile.
El Comité de Políticas Sectoriales del Consejo de Fomento de la Música Nacional en Chile, agrupó 59 medidas que orientarán el trabajo del Estado entorno a la música hasta el año 2020 y uno de los puntos que se destaca en esta política son las falencias que aún existen entorno a esto. La principal, es la carencia de equipamiento y de espacios físicos adecuados para la enseñanza de la música en la mayoría de los colegios y además, la existencia de un déficit de profesores especializados en el tema. En el documento, también se hace énfasis en las críticas que nacieron de la no obligatoriedad de la música en la educación media. Frente a esta problemática, se proponen algunas acciones como el Plan Nacional de Artes en Educación, el Plan de Apreciación de la Música Nacional y el Programa Acciona. Todo esto es importante, sin embargo, algunas personas consideran también que lo más importantes es que se de un cambio en la visión que se tiene acerca del arte, y de la música en particular. Una visión que releve la importancia de esta disciplina en el desarrollo de una persona.
Alejandra Kantor, directora ejecutiva de la Fundación Orquestas Juveniles e Infantiles (FOJI), asegura en el diario UChile, que “el principal aporte de la música es que transforma”.
“Un niño o niña que viene de un entorno muy vulnerable”, dice Kantor, “ encuentra en la música su espacio, una contención, un cambio de vida y de realidad. Lo veo en los niños y niñas que vienen a ensayar cada semana a la FOJI”. La fundación cuenta con 17 agrupaciones en diferentes regiones, integradas por miles de músicos que tienen entre 8 y 24 años. Para Kantor, la música es esencial, especialmente en las escuelas pues fortalece la comunidad escolar. Una orquesta por ejemplo, se vuelve emblemática al interior de los establecimientos, tocan en todas las efemérides del colegio, la comuna y de esta forma, pasa a convertirse en un proyecto que es de todos. Además, dice Kantor en el diario, para los padres también es importante pues tiene la oportunidad de escuchar a sus hijos y descubrir la música a través de ellos.
Para Eduardo Browne, director de orquesta, académico y creador de Camareta Educa, la música en sí misma es suficiente para justificar su importancia en la educación “No me gusta mucho ver la música como un medio para que termines trabajando mejor en equipo o teniendo mejores resultados en tus pruebas de matemáticas. La música es un camino hacia la emoción y eso ya es algo muy válido, por sí solo”, explica en el diario. Brown también rescata la importancia de hacer la música, porque el arte en todas sus formas, sólo se vive de esa forma. Además se centra en hablar de la calidad más que la cantidad, en ese sentido, argumenta el director, la pedagogía debería atraer grandes talentos a la música pues como él lo dice, es una disciplina tremendamente difícil. “No es la cantidad de horas, sino quién haga esas horas y cómo las enseñe”, argumenta Browne.
Para que la música sea una prioridad en Chile, debería entonces entenderse en todas sus formas, incluso más allá del disfrute y la entretención.
Esto significa, comprenderla como una vía de aprendizaje y como dice Brown, como una vía para desarrollar las emociones. Hay mucho que avanzar en este sentido y cuando esto suceda, la música en las escuelas de Chile, como lo menciona Carlos Poblete (director de Extensión de la Universidad de O’Higgins) en el diario, podrá entenderse como una forma de aproximación al conocimiento tan válida como otras áreas del saber.
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