“Al ver y agrupar las diferentes respuestas de los estudiantes en equipo, estamos profundizando nuestro propio conocimiento del proceso matemático”, eso dice una profesora que ha implementado una estrategia colaborativa para analizar el trabajo de sus estudiantes.
Desde comprender mejor el pensamiento matemático de los niños, hasta encontrar las estrategias indicadas para reajustar la forma como se enseña. Estos son parte de los beneficios que hay detrás de analizar las tareas que realizan los estudiantes en clase. Pero, ¿qué pasa si además de esto se crean espacios para discutir el trabajo de lo alumnos con otros profesores? El Early Math Collaborative del Instituto Erikson desarrolló una estrategia de colaboración entre profesores a través de la cual se analizan, en equipo, los ejercicios de matemática que realizan los estudiantes.
Al ver y agrupar en equipo las diferentes respuestas de los los alumnos, no sólo se puede analizar el nivel de pensamiento de los estudiantes, sino que también se puede profundizar en el conocimiento propio, mejorando así el proceso matemático y por ende, la enseñanza de la asignatura. Los profesores se enfrentan a un diálogo en el que opinan sobre las tareas y los resultados. También se enfocan en evaluar qué ejercicios fueron fáciles, cuáles fueron complejos, cómo podrían mejorarse y cuáles son los elementos que quieren evaluar en el proceso matemático al que se enfrenta el estudiante. En otras palabras se definen objetivos con el fin de mejorar la estrategia y en una dinámica simple, participativa y colaborativa, se intenta comprender la forma como los alumnos resuelven determinados problemas. Se trata de ponerse en los zapatos de los estudiantes a través de un análisis docente rico en opiniones y alternativas enfocadas en mejorar las prácticas de enseñanza y el aprendizaje. Esta estrategia funciona en varias fases que incluyen el trabajo de los alumnos y un proceso de análisis hecho en equipo:
La primera fase: examinar y anticipar
En la primera fase se examina en equipo qué es aquello que los docentes aprenden sobre el pensamiento de los niños a partir de determinadas tareas o ejercicios. Surgen en esta etapa preguntas como: ¿dónde están las diferentes aulas en cuanto al razonamiento matemático? o ¿qué tipo de tarea se adapta mejor a la meta de evaluación del aula? Más adelante, los profesores anticipan una amplia gama de estrategias que podrían llegar a ser utilizadas por los niños para encontrar soluciones. Esto ayuda a los docentes a ser receptivos frente a la variedad de pensamientos matemáticos de sus estudiantes y además, a aclarar cómo se desarrollan los conceptos enseñados y cómo se relacionan.
La segunda fase: muestras representativas
Esta fase ocurre después de que los niños terminan tareas asignada. Cada profesor lleva, al trabajo con otros docentes, una muestra representativa del trabajo de los alumnos, una muestra que refleja una variedad de habilidades y que idealmente incluya respuestas incorrectas o parcialmente correctas. El objetivo es crear un espacio de apoyo seguro para pensar en equipo sobre las implicancias a la hora de enseñar matemática. En esta etapa se analizan todos los detalles: el proceso que llevó a acabo el estudiante, los resultados, las alternativas que hubiera podido escoger, los bueno resultados y las cosas que podrían plantearse de otra forma en un ejercicio futuro.
La utilidad de analizar tareas en equipo
Lo mejor de este proceso es que proporcionan una estructura clara para que los docentes colaboren, pero además, para que logren mantener el enfoque en el pensamiento de los niños y en la autorreflexión. En un video de registro de la actividad, los profesores aseguran que en la colaboración con profesores, se encuentra un gran espectro de errores e ideas, en cambio si se trabaja de forma individual los hallazgos se reducen. Y esto es lo más clave de esta estrategia: entender cómo los niños aprenden y partir de esto, mejorar las propias prácticas de enseñanza.
¿Lo implementarías en tu aula?
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